BUENOS AIRES.- Aunque el resultado de una elección es siempre impredecible, la mayoría de las encuestas anticipan que el Senado se transformará en un variado y excéntrico seleccionado de figuras de las más diversas vertientes del peronismo.
Ya sea por la mayoría o por la minoría, en la Cámara Alta estarán, entre otros, Cristina Fernández de Kirchner, Hilda "Chiche" de Duhalde, Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá, Alicia Kirchner y Angel Maza (aunque se especula con que este último renunciará a su banca para seguir como gobernador).
A ellos habría que sumar a algunos ex gobernadores, como Carlos Reutemann, Ramón Saadi, Rubén Marín y Julio Miranda, o referentes en la actividad parlamentaria, como Miguel Pichetto, Marcelo Guinle o Jorge Capitanich, que actualmente son senadores y no renuevan sus bancas.
Una pregunta surge espontáneamente al ver semejante heterogeneidad: ¿podrán convivir todos juntos en un sola bancada, o terminarán fragmentados en distintos sub-bloques?
Es difícil imaginar, por ejemplo, a Menem y a Cristina Kirchner consensuando estrategias para llevar al recinto. Tampoco resulta simple visualizar cómo harán "Chiche" y Rodríguez Saá para pasar por alto las acusaciones del puntano a Eduardo Duhalde por el abrupto final de su presidencia. No es fácil pronosticar cómo puede ser un diálogo entre Saadi y Alicia Kirchner. Ni que hablar si José Pampuro accede a una banca y debe trabajar el texto de una ley con "Chiche".
Por este motivo, en el justicialismo de la Cámara Alta existe la convicción, por ahora comentada en reserva, de que no hay resultado del 23 de octubre que pueda mantener la unidad del bloque.
Lo más probable es que, tal como ocurre ahora, menemistas y adolfistas (Menem y Rodríguez Saá, y eventualmente sus compañeras de binomio, Alejandra Oviedo y Liliana Negre de Alonso) formen rancho aparte. A ellos podría seguirlos Saadi, que hoy muchas veces se maneja al margen del bloque. Si no dividen esfuerzos podrían formar un pequeño núcleo de cinco votos.
Más difícil de prever es cómo actuará Marín (y, por extensión, su comprovinciana Silvia Gallego), un hombre identificado con Menem, pero que hasta ahora acompañó al oficialismo, marcando en ocasiones su independencia de movimientos.
De todos modos, la gran incógnita es qué hará "Chiche" Duhalde (y tal vez José Díaz Bancalari). A diferencia de lo que ocurre en Diputados, el duhaldismo no cuenta con una representación importante, por lo cual deberá optar entre quedarse con la mayoría oficialista, sumarse al bloque de los marginados o crear un sector unipersonal.
Este riesgo de dispersión podría ser parcialmente neutralizado por el aumento de la representación justicialista en la Cámara. Actualmente hay 41 peronistas en sus distintas vertientes. En los próximos comicios podrían sumar hasta cinco senadores más, a partir de la utilización del mecanismo de 2+1, por el cual ingresan peronistas por la mayoría y por la minoría. Esta situación se reproduciría en Buenos Aires, San Juan, San Luis, Misiones y La Rioja.
El peronismo podría sumar un quinto senador en Jujuy, ya que hoy tiene uno por la minoría y las encuestas señalan que ahora ganaría las elecciones. No habría cambios en las representaciones de Santa Cruz y Formosa.
En definitiva, la llegada al Senado de muchas figuras referenciales sólo servirá para teñir la paleta peronista de distintos colores, pero difícilmente alcance para poner en riesgo el cómodo control político que ejerce en la Cámara. (DyN)