Los resultados de la Séptima Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media generaron preocupación. Estos arrojaron que muchos adolescentes consumen bebidas energizantes (sin mezclarlas) durante el día. De hecho, según las estadísticas, se convirtieron en la sustancia de mayor uso entre los estudiantes secundarios.
En otros años el alcohol y el tabaco encabezaban estas estadísticas de consumo entre los adolescentes, pero que no estén en el primer puesto para nada significa que se hayan erradicado. El alcohol está segundo, los vapers, terceros, el tabaco tradicional en cuarto lugar, la marihuana en quinto y la cocaina, en sexto. Es decir, se “sumó” una sustancia.
La muestra fue tomada a nivel nacional y particularmente en nuestra provincia, por lo que los datos obligan a pensar y repensar. Lucas Haurigot Posse, secretario de Políticas Integrales sobre Adicciones, destaca la importancia de fortalecer programas como “preventores escolares”, donde jóvenes del último año reciben herramientas de primeros auxilios psicológicos. Sobre eso, se impulsa el dictado de cursos gratuitos para la formación de preventores en salud mental comunitaria. “Siempre se habla de que hay que atender a los consumidores, pero se habla poco de la prevención. Así que trabajar en prevención es tratar de que no lleguen los jóvenes al consumo”, aseguró en ese momento Roberto Moro, secretario de la Sedronar.
Tucumán apuesta a fortalecer la prevención desde la primera infancia, a intensificar las campañas sobre alcohol y energizantes, y a seguir ampliando la respuesta frente a las adicciones con y sin sustancia, según Haurigot Posse. También el ministerio de Desarrollo Social, llevó a cabo el programa “Educación para la Vida y la Prevención”, en conjunto con el Ministerio de Educación, en las instalaciones de la Escuela Secundaria Comercio N° 1, con la idea de replicarlo en todas las aulas. El objetivo fue abordar temáticas cruciales con espacios de diálogo y concientización en prevención. Además de iniciativas estatales referidas estrictamente a la salud, especialistas también sugieren otro tipo de enfoques. Para Carolina Schargorodsky, directora del Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA) de la UNT, una de las claves de la prevención es ofrecer alternativas saludables de ocio para los adolescentes. En lugar de limitar el uso de la tecnología, como se ha propuesto en algunas escuelas, es necesario ofrecer opciones que les permitan canalizar su energía de manera constructiva, como el deporte y las actividades culturales. Estos espacios -dijo- deben ser pensados de manera colectiva, escuchando las necesidades de los jóvenes y no imponiendo soluciones desde un punto de vista adulto. “
Es fundamental trabajar en la prevención desde un enfoque integral y con recursos suficientes para abordar las causas subyacentes”, dijo. En función de los desafíos que presenta la realidad, es importante que la ejecución de estos programas sea acompañada de una mirada crítica, para saber qué funciona y qué no, y poder obrar en consecuencia.






