"El viaje de Cecilia Grierson": cartas que revelan el carácter de una mujer extrordinaria

María Angélica Labiano llegó a Tucumán para presentar el libro. Las vivencias en Europa de la primera mujer que se recibió de médica en la Argentina constituyen un documento notable.

RETRATO DE FAMILIA. Cecilia Grierson está de pie, al medio. Su hermana Catalina luce sentada, a la derecha. foto publicada en “El viaje de cecilia grierson” RETRATO DE FAMILIA. Cecilia Grierson está de pie, al medio. Su hermana Catalina luce sentada, a la derecha. foto publicada en “El viaje de cecilia grierson”

Todo comenzó con una antigua valija de cuero, llena de papeles y expuesta al deterioro por culpa de una gotera. La clase de cosas que suelen pasar inadvertidas en una mudanza hasta terminar apiladas en un volquete. Felizmente, este no fue el caso. María Angélica Labiano descubrió en esos papeles retazos de una vida tan extraordinaria como la de Cecilia Grierson. Había cartas, muchas cartas que Grierson envió durante un periplo europeo, entre 1899 y 1900. Cartas maravillosas, colmadas de vivencias, de crónicas del viaje, de información científica, de sentimientos, de perspicacia. Cartas dignas de ser recopiladas y leídas.

Esta es también una historia de familia. En un petit-hotel del porteño barrio de Belgrano vivieron Cecilia Grierson y su entrañable hermana Catalina, destinataria de la mayoría de aquellas cartas. A la casona la había mandada a construir el marido de Catalina, Juan Rees, y allí falleció Cecilia el 10 de abril de 1934. Murió soltera, sin dejar descendencia.

AUTORA. Labiano se casó con un sobrino nieto de Cecilia Grierson. AUTORA. Labiano se casó con un sobrino nieto de Cecilia Grierson.

María Amalia, una de las hijas de Catalina Grierson, casada con el prestigioso entomólogo Everardo Blanchard, terminó siendo la suegra de María Angélica Labiano. Y fue María Amalia quien, advertida de la existencia de las cartas, le dijo: “quedátelas”.

¿Qué hacer entonces? Labiano, miembro fundadora de la Fundación Cecilia Grierson, afrontó la laboriosa misión de transcribir las cartas y al cabo de un extenso recorrido encontró en la editorial Maizal la plataforma perfecta para convertirlas en un libro. No le cabía otro título que “El viaje de Cecilia Grierson”.

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Apartado, imprescindible para quienes no están familiarizados con la protagonista. ¿Quién fue Cecilia Grierson, cuya efigie aparece en el billete de $2.000? Se trata de la primera mujer que obtuvo el título de médica en la Argentina (el 2 de julio de 1889, en la Universidad de Buenos Aires). Fue fundadora de la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino, de la Asociación Médica Argentina, de la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y de la Asociación Obstétrica Nacional de Parteras. Ejerció la docencia -profesión de la que se jubiló- y escribió tratados y artículos de altísimo valor científico.

Era tan inquieta que pasaba de diseñar el uniforme de las enfermeras a recomendar que las ambulancias, de tracción a sangre en los albores del siglo XX, llevaran campanas para abrirse camino. Así resultaron precursoras de las modernas sirenas. Grierson fue pionera en todos los sentidos, incluyendo -claro está- su aporte a la conquista de derechos para las mujeres, postergados en aquella época.

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“Era una valija de cuero chancho, dura, antigua, gorda, llena de papeles acumulados”, recuerda Labiano. El atado de cartas, sujetas con alfileres de cabecita, la sorprendió tanto como la firma inequívoca: Cecilia. “Eran documentos de 1899, de más de 100 años. No se podían tocar. Si quería que mis hijos y mis nietos las leyeran, tenía que transcribirlas”, explica.

El trabajo no fue sencillo. La letra de Grierson, firme y con carácter, exigía esfuerzo. Labiano copió cada palabra a mano, aunque en una ocasión perdió su propio manuscrito. “Siempre tuve clara conciencia de que era un documento extraordinario. Sabía que tenía una joya”, confiesa.

PORTADA. El libro contiene una selección de fotos inéditas. PORTADA. El libro contiene una selección de fotos inéditas.

Las cartas recorren las experiencias de Cecilia Grierson en Europa. Narran desde la partida en el puerto de Buenos Aires hasta las múltiples ciudades que visitó. “Podés leerlas como un cuento de viaje”, dice Labiano. Pero son mucho más que eso.

Detalles

Grierson había viajado comisionada por el Gobierno argentino para estudiar modelos educativos europeos. De esa experiencia surgió años más tarde su libro sobre escuelas técnicas, donde defendía que la secundaria debía capacitar en un oficio tanto a varones como a mujeres. Durante el periplo, participó también en el Consejo Femenino Internacional en Londres, estudió en París y viajó a Suiza junto a su hermano Juan, quien necesitaba un descanso por problemas de salud. Luego visitó Escocia para reclamar una herencia familiar.

Ese viaje, extendido durante un año, revela a una mujer observadora, directa, con humor y un fuerte apego a sus raíces. “Era muy criolla y muy anglo a la vez. Estaba orgullosa de su inglés con acento escocés, pero viajaba con su mate y su pava. Tenía una nostalgia terrible”, cuenta Labiano.

Una de las cartas más conmovedoras corresponde a su cumpleaños número 40, celebrado en París, el primero que pasó separada de su familia. “Ella estudiaba hasta los domingos, pagaba por los cursos en la universidad”, advierte Labiano. Aquellas misivas reflejaban la vida de una mujer que trabajó sin descanso y que, pese a las adversidades, nunca dejó de perseguir su vocación.

Un ojo avizor

Las cartas también ofrecen una visión aguda sobre la Europa de fines del siglo XIX. Grierson describe a los taxistas londinenses como deshonestos, critica el mal gusto en el vestir de las inglesas y relata con ironía las costumbres de la época. Pero también observa con severidad a los argentinos que viajaban al Viejo Continente. “Habla de los médicos que iban una semana, no aprendían nada y volvían como si fueran expertos, o de los que tiraban manteca al techo. Era la Argentina rica, en pleno auge antes de la Primera Guerra Mundial”, resume Labiano.

Esa mirada convierte al libro en una pieza singular: el reverso de los relatos habituales de viajeros europeos que escribían sobre la Argentina. Aquí es una mujer culta la que narra Europa a los suyos.

El itinerario epistolar deja entrever también las dificultades económicas que atravesó Grierson. “Rápidamente se ve en las cartas cómo se muda de un hotel a otro buscando un lugar más barato. Pensemos que se trata de una mujer que vivió con un problema de dinero desde chica”, explica Labiano.

La historia familiar lo confirma. Huérfana de padre a los 13 años, Grierson creció en medio del campo entrerriano, en tiempos convulsionados por las guerras civiles. Su madre, viuda a los 40, consiguió abrir una escuela rural para sostener a sus hijos. Con apenas 14 años, Cecilia ya ejercía como maestra.

Más tarde, al ingresar a la primera Escuela Normal fundada por Sarmiento, fue becada por su excelencia. Se convirtió en la primera de la familia en sostener económicamente a todos, incluidos sus hermanos menores. “Ella era el hombre de la casa”, resume Labiano.

En el papel

El desafío de convertir aquellas cartas en un libro no fue menor. Labiano sabía que tenía un material único, pero el paso editorial tuvo sus tropiezos. Finalmente encontró en Maizal la casa ideal. “Son una gente muy particular, con un perfil muy especial. Se nota la calidad de la edición, fue hecha con un gusto exquisito por Sophie le Comte”, revela.

“El viaje de Cecilia Grierson” incluye no sólo las cartas transcritas, sino también fotografías y documentos inéditos. Un trabajo minucioso que rescata la voz íntima de una mujer que marcó la historia argentina.

¿Dónde terminarán las cartas originales, hoy en poder de Labiano? Casi con seguridad en la biblioteca de la Universidad de San Andrés, donde ya se conserva buena parte de la documentación de Grierson, apunta Labiano. Mientras tanto, el libro permite que ese material circule, se difunda y, por sobre todo, se disfrute.

´Presentación: hoy a las 19 en una de las aulas del MUNT

“El viaje de Cecilia Grierson”, publicado por la editorial Maizal, se presentará hoy a las 19 en el aula de posgrado “Dr. Núñez Regueiro”, perteneciente a la Facultad de Ciencias Naturales e ILM (UNT). Estas dependencias funcionan en la sede del MUNT (San Martín 1.545). En la intersección entre estudios de género, historia sociocultural de la salud y análisis de fuentes, las docentes de la cátedra de Metodología de la Investigación Histórica para arqueólogos, Marcela Vignoli (UNT-Conicet) y María del Carmen Rosales (UNT), conversarán con la autora María Angélica Labiano.

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