Por la caída en las ventas, en los últimos 18 meses cerraron 14.000 panaderías en el país y Tucumán no queda al margen
La crisis que atraviesa la industria panadera en la Argentina sigue profundizándose. Según alertó Martín Pinto, presidente del Centro de Panaderos Bonaerense, en los últimos 18 meses cerraron 14.000 panaderías a nivel nacional, con una caída del 50% en la producción y el consumo del pan.
Los productos tradicionales, como las facturas, sufrieron un desplome de hasta el 85%, mientras que la mayoría de los establecimientos trabaja solo por pedido y con un menú reducido a lo esencial.
La situación no se limita a Buenos Aires. Pablo Albertus, presidente del Centro de Industriales Panaderos de Tucumán, indicó a LA GACETA que en la región se registró una baja en las ventas de entre el 20 y el 25%, y se cerraron unas 50 panaderías en los últimos 18 meses.
“Las ventas de pan francés son las que menos bajan, entre un 10 y 15%, pero los criollitos y las facturas cayeron entre un 30 y un 60%”, explicó Albertus, quien también advirtió sobre el fuerte impacto de los costos energéticos y la carga tributaria en la actividad.
En Córdoba, Marcelo Caula, presidente del Centro de Industriales Panaderos provincial, destacó también a este diario que aunque los cierres fueron menos dramáticos -unas 40 panaderías en toda la provincia- la preocupación es alta.
“Desde marzo no podemos dar precios de referencia al público por la caída en las ventas”, afirmó. Agregó que, a pesar de la inflación relativamente controlada, los aumentos constantes en servicios e insumos impactan fuertemente en la rentabilidad de los comercios.
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Ambos referentes coinciden en que la informalidad en el sector es otro factor crítico: mientras que en gestiones anteriores rondaba el 40%, hoy supera el 50%. Esta situación, aseguran, afecta directamente a las panaderías registradas, que ven reducidos sus márgenes de ganancia y se ven obligadas a innovar con productos de valor agregado para mantenerse competitivas.
En cuanto al empleo, ambos sectores buscan sostener los puestos de trabajo a pesar de la caída en ventas. “Los panaderos nunca hemos especulado; hacemos un esfuerzo para mantener a nuestro equipo porque confiamos en que la actividad se va a reactivar”, señaló Caula. Albertus añadió que en Tucumán se observan ajustes en horarios y ciertas reducciones, pero aún no hay despidos masivos.
La trazabilidad y legalidad de los productos también fue un tema central en la charla. Albertus destacó que muchas panaderías operan sin control sobre el origen de sus productos, afectando la salud y la competitividad de la industria. Por ello, reclama políticas y leyes que aseguren la legalidad, la salubridad y la competencia justa en el sector.







