Por Guillermo Monti
23 Agosto 2025
PROTAGONISTAS. El chileno Cristian Oschilewski (curador de la muestra), Majo Balzaretti (galerista) y los artistas Victoria Michel y Ramón Teves. FOTOS GENTILEZA DE PAULA CARLINO
La Galería Radar, ubicada en el primer piso de Alter Point (avenida Perón al 2.300, Yerba Buena), alberga “Profusión cromática”, muestra que reúne la obra de la artista salteña Victoria Michel y del fotógrafo tucumano Ramón Teves, bajo la curaduría del historiador del arte Cristian Oschilewski, actual cónsul general de Chile en Salta. Puede visitarse de lunes a viernes, de 15 a 19. Esa es la síntesis informativa; lo demás es un mundo por descubrir.
La propuesta busca tender un puente entre dos disciplinas que, aunque en apariencia distantes, siempre mantuvieron una relación de fascinación y tensiones, como la pintura y la fotografía. El color, en su dimensión estética y simbólica, actúa aquí como eje articulador de lenguajes distintos pero complementarios.
“El término profusión alude a la abundancia, a la exuberancia de estímulos que se desprenden de lo que observamos -escribe Oschilewski-. En este sentido, la muestra se propone explorar esa posibilidad superlativa que ofrecen Michel y Teves. Son destellos de color, imágenes y texturas que atrapan al espectador en una búsqueda de lenguajes que los singularizan”.
Según el curador, el proyecto conjuga dos miradas que se posan sobre materiales distintos pero atravesados por un mismo impulso expresivo. “Michel y Teves construyen paisajes cromáticos que nos interpelan desde la subjetividad. Ambos se sitúan en esa frontera en la que el color amplifica su capacidad narrativa y da cuenta de realidades naturales y sociales que, muchas veces, escapan a la velocidad de lo cotidiano”, destaca.
Universo poético
Nacida en Salta y formada en la Facultad de Artes de la UNT, Michel recibió en 2024 la Beca Pala de la Galería Lava (Rosario), con el acompañamiento de la reconocida artista Ana Gallardo. Su obra textil y pictórica se caracteriza por la fuerza de la paleta cromática y la construcción de siluetas que emergen de un mundo interior en permanente exploración.
“Mi práctica no busca alcanzar objetivos específicos -sostiene-. Avanza hacia situaciones y propuestas que establecen condiciones para que el arte participe en mi territorio, como una forma de habitarlo”.
PAISAJES URBANOS. Característicos de la obra fotográfica de Teves.
Ese territorio simbólico se plasma en piezas sin sombras ni profundidad tradicional, donde predominan superficies planas habitadas por siluetas repetidas y desplazamientos cromáticos sutiles. “En mis obras también aparecen cicatrices, venas, precipicios: un repertorio de contornos que hablan desde lo más profundo de mi ser”, explica.
Michel entiende el arte como un modo de dar visibilidad a aquello que suele permanecer oculto. “Mi práctica es un reflejo de lo que somos: nuestras sombras, los miedos y deseos más profundos. Aunque intentemos negarlas, siempre están ahí, esperando ser reconocidas y transformadas en algo bello. En ellas encuentro una metáfora de la condición humana. Las sombras son también contraste, y gracias a ellas la luz brilla con mayor intensidad”.
Topografía del color
Del otro lado del díptico expositivo, la obra de Teves se apropia de la fotografía como vehículo para retratar un paisaje urbano y social marcado por la memoria. Técnico universitario en Fotografía por la Facultad de Artes de la UNT, Teves concibe sus imágenes como registros sensibles de la vida cotidiana tucumana, con un ojo atento al detalle y una mirada estética que convierte lo banal en poético.
Su serie “Topografías cromáticas” propone recorrer la ciudad a través de muros descascarados, objetos cotidianos y escenas que condensan lo popular, lo antropológico y lo social. “Son imágenes que exudan y descascaran la historia de Tucumán -afirma-. Desde la fotografía presento lo viejo y lo moderno, lo íntimo y lo colectivo. Son testimonios de nuestro paso por este segmento mínimo de una recta universal e infinita”.
La referencia a los medidores de luz, a la temperatura sofocante de los veranos tucumanos o a la esquina de barrio donde amigos compartían una cerveza conviven en sus obras con silencios y abstracciones. “Esas escenas quieren generar una sensación térmica que regula el latir de una ciudad, de una provincia que también representa a muchas ciudades de Argentina y de Latinoamérica”, enfatiza.
JUNTOS. Fotos de Teves y pinturas de Michel conviven en un espacio.
En su discurso, Teves entrelaza lo personal y lo colectivo. Habla de su madre en batón floreado o de los amigos del barrio con la misma intensidad con la que evoca la fragilidad de la existencia. Así lo resume: “la vida es finita, duele el existir. Mi trabajo intenta captar ese pulso, ese equilibrio entre amor y muerte, entre lo material y lo que quizás pase a ser sólo energía”.
Lo íntimo y lo social
El diálogo entre Michel y Teves se construye en la tensión entre lo íntimo y lo social, entre el mundo interior de la artista salteña y las huellas urbanas registradas por el fotógrafo tucumano. Ambos, sin embargo, se reconocen en el mismo gesto: la exploración del color como vehículo de memoria y de identidad.
Para Oschilewski, la potencia de la muestra reside en esa conjunción. “No se trata de pensar la pintura y la fotografía como disciplinas separadas, sino como dos modos de atravesar el paisaje. El color, en su abundancia y en su intensidad, se convierte aquí en puente expresivo que nos invita a mirar más allá de lo evidente”, sintetiza.
Michel lo traduce en términos de subjetividad: “el arte me permite mostrar que la oscuridad puede transformarse en belleza”. Teves, en cambio, lo lleva al terreno de lo colectivo: “mis fotos son un testimonio de la vida cotidiana, de lo que somos en nuestra cultura, en nuestro barrio, en nuestra memoria compartida”.
La propuesta de “Profusión cromática” se inscribe también en un debate más amplio sobre la función del arte contemporáneo en contextos locales. Tanto Michel como Teves asumen la creación no solo como una práctica individual, sino como un modo de habitar el territorio y de generar condiciones para la participación colectiva.
En esa línea, Oschilewski destaca el rol de la galería como espacio de encuentro: “Radar ofrece un ámbito en el que los artistas pueden dialogar con la comunidad, y eso resulta esencial en un tiempo en que la experiencia estética muchas veces se reduce a la velocidad de las pantallas”.
A otra velocidad
La muestra propone una pausa. Una invitación a detenerse frente a los colores que se expanden en la tela o en la fotografía, frente a las texturas que interpelan desde la superficie, frente a los relatos que surgen de lo íntimo y lo social.
En definitiva, “Profusión cromática” es más que una exhibición de obras. Es un ejercicio de memoria y de introspección, un gesto que reconoce la belleza en la sombra y la historia en las paredes descascaradas.
El trabajo de Michel y Teves dialoga con la tradición artística del NOA, pero también se abre a resonancias universales. La fragilidad de la vida, la intensidad del color, la permanencia de las huellas: todo converge en una experiencia estética que invita a mirar con otros ojos lo que habitualmente pasa desapercibido.
“En el color encontramos un lenguaje que nos atraviesa a todos -apunta Oschilewski-. Es allí donde la pintura y la fotografía se abrazan, y donde esta muestra encuentra su fuerza: en recordarnos que el arte siempre tiene la capacidad de transformar lo cotidiano en revelación”.
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