EL TRAILER DE PANADERÍA. En el barrio Sarmiento aprendieron a hacer facturas con crema pastelera, medialunas, tortillas y toda clase de panes.
Durante dos semanas, la plaza del barrio Sarmiento se convirtió en escuela. Cuatro trailers gigantes ocuparon de punta a punta una de las cuadras y allí comenzó a hacerse realidad lo que hasta ahora solo era un sueño para muchas amas de casa y jóvenes de la zona. Poder capacitarse, aprender un oficio y contar con una certificación que avale esos saberes no es una oportunidad que se tenga todos los días. Pero es lo que está sucediendo en varios barrios periféricos de la ciudad.
“Educación sobre ruedas” es el nuevo proyecto del Ministerio de Educación que espera capacitar en diversos oficios a 100 alumnos por barriada, en forma gratuita y con certificación oficial. Se trata de aulas talleres móviles, que se conocen por su sigla ATM, completamente equipadas para cada actividad laboral, y que funcionan dentro de trailers que pertenecen al Instituto Nacional de Educación Técnica (INET). Ya estuvieron en barrio Sarmiento y desde hoy se estacionarán en la plaza de Villa Amalia.
Cada trailer está equipado, además del taller, con dormitorio y baño con ducha para los profesores, calefón, frigobar, antena para conectividad de internet y conectores para unirse al tendido eléctrico en cada lugar que se visita, allí donde la escuela tradicional no llega. Cuenta con máquinas, herramientas y todo tipo de elemento esencial para cada oficio que se dicta: auxiliar mecánico del automotor (de 18.30 a 21.30), auxiliar mecánico de moto (15 a 18), panadería y pastelería (9 a 12 y 12 a 15) y reparación de equipos de climatización (15 a 18). Las clases se dictan lunes, miércoles y viernes. Cada aula tiene capacidad para 15 a 18 alumnos.
“El curso se dicta en dos etapas, primero un módulo introductorio que dura dos semanas, y luego otras dos semanas que concluyen con la certificación del Ministerio de Educación”, explica la directora de Educación Técnica y Formación Profesional, Ana María García Salemi. La funcionaria es la primera en sorprenderse por la gran aceptación del público, ya que en todos los casos hay listas de espera. Si bien el proyecto comienza con cuatro capacitaciones esperan agregar pronto auxiliar en construcciones, saberes digitales y soldadura.
De Villa Amalia, los ATM pasarán el mes que viene a San Cayetano, Villa Alem y los barrios Echeverría y Ejército Argentino.
Olor a pan casero
El trailer de panadería y repostería es el que mejor huele y abre el apetito. Raquel Sosa, ama de casa y vecina del barrio Lola Mora, siempre quiso estudiar algo y nunca pudo, dice. Su pequeña hija, ya vestida con uniforme, la acompaña porque apenas termine la clase la llevará a la escuela. Ramona del Valle Enrique es voluntaria en el comedor La Santísima Trinidad (Alderetes) y quiere obtener una certificación que le sirva para conseguir trabajo. Algo parecido le sucede a Gabriel Arrieta, que es cocinero en un restaurante y hace girar las masas de pizzas en un solo dedo, pero no cuenta con diploma que avale sus conocimientos.
BUEN EQUIPAMIENTO. Los talleres cuentan con máquinas y herramientas.
La más pequeña es Evelyn Ledesma, de 18 años. Ella estudia el profesorado en Matemáticas, pero su madre le aconsejó que aprendiera a cocinar, porque le gusta y para tener una rápida salida laboral. Lo mismo piensa María Eugenia López, docente de nivel inicial y estudiante de la licenciatura. “Siempre me gustó la cocina y esta es mi oportunidad”, reconoce. Jonathan Lescano tiene el ejemplo de su madre, que vende pan, y él quiere ayudarla.
El profe Fernando Vera ya les enseñó a hacer facturas con crema pastelera, medialunas, tortillas, cuernitos y todo tipo de panes. “Nosotros no ponemos nada, todos los insumos nos dan aquí. Cocinamos, comemos y nos llevamos a la casa lo que hacemos para compartirlo en familia”, cuentan los alumnos. El profesor no solo enseña y adelanta la clase cuando les toca un día feriado, sino que además sigue enseñando por WhatsApp. “Nosotros cocinamos en la casa lo que aprendemos aquí y después le mandamos la foto. Es un pan de Dios”, dice una de sus estudiantes.








