La vida oculta de Leo Mattioli: cinco datos que te van a sorprender

Conocido como "El León Santafesino" y "el último romántico", tuvo una vida de ascenso rápido, adicciones, el amor incondicional de su público y, finalmente, una muerte temprana.

La vida oculta de Leo Mattioli: cinco datos que te van a sorprender
07 Agosto 2025

El 7 de agosto es el aniversario de la partida de Leonardo Guillermo Mattioli, uno de los cantantes de cumbia más populares y queridos de las últimas décadas en Argentina. Conocido como "El León Santafesino" y "el último romántico", tuvo una vida de ascenso rápido, adicciones, el amor incondicional de su público y, finalmente, una muerte temprana a los 39 años.

Mattioli, nacido el 13 de agosto de 1972 en Santo Tomé, Santa Fe, y criado en el Barrio Centenario, forjó una conexión inigualable con su público. Sus canciones, que hablaban de amor y erotismo, reflejaban sus propias experiencias de vida, generando una identificación total con quienes lo escuchaban. Su humildad, buen corazón y entrega en cada show fueron claves para el inmenso cariño que le profesaban sus seguidores.

Cinco datos que no sabías de Leo Mattioli

-Una infancia rebelde que lo llevó a vivir con dos prostitutas

Leo Mattioli se crio en el barrio Centenario de Santa Fe, y su relación con la música comenzó de forma peculiar. Desde niño, subía al árbol de la vereda de su casa para cantarles a sus vecinos a viva voz. En cuanto a su educación formal, apenas terminó la primaria, en la secundaria duró solo una semana antes de ser expulsado por mala conducta. A los 15 años, su madre lo echó de su casa y se fue a vivir con dos prostitutas. Una de ellas, hermana de un amigo, quienes lo mantenían y cubrían sus gastos.

-Por poco muere en un accidente automovilístico con el Grupo Trinidad

En la madrugada del 15 de enero de 2000, Mattioli sufrió un gran accidente de auto mientras regresaba de una gira con el grupo Trinidad. Dos músicos de la banda perdieron la vida, y Leo quedó en estado crítico, al borde de la muerte, y fue operado. Los médicos llegaron a decir que nunca volvería a caminar, pero él, contra todo pronóstico, se recuperó en tres meses. 

Este evento traumático lo llevó a lanzar su carrera solista con el disco "Un homenaje al Cielo", dedicado a sus amigos fallecidos, y el éxito fue inmediato. Sin embargo, el accidente le dejó dolores crónicos que combatía con morfina, afectando su columna vertebral e iniciando un camino con las adicciones.

-Una vida con riesgos por la constante velocidad: nunca paraba

Llegó a dar más de diez shows por noche. Para cumplir con el apretado cronograma, manejaba a muchísima velocidad y cruzando semáforos en rojo. Una vez, en Jujuy, llegó a un concierto a las diez y media de la mañana, y el público todavía lo estaba esperando. Para lidiar con este ritmo, tenía una camioneta equipada con una cama, una PlayStation y luces de neón. También, solía colgar las bombachas que le lanzaban del público en el espejo retrovisor.

-Su constante coqueteo con la muerte: alternaba la máscara de oxígeno con un cigarrillo al costado del escenario

A partir de diciembre de 2003, con solo 31 años, Leo Mattioli comenzó a tener muchos problemas de salud que lo acompañaron hasta el final. Sus pulmones y corazón, afectados por el tabaco, le causaron insuficiencia cardíaca y neumonías recurrentes. Fue internado varias veces, siendo las de 2006 y 2009 las más graves, esta última llevándolo a la terapia intensiva e induciéndolo al coma. A pesar de que los diarios tenían su necrológica actualizada en varias ocasiones, Leo, de forma "milagrosa", siempre se recuperaba y volvía a los escenarios. En sus últimos shows, alternaba la máscara de oxígeno con un cigarrillo al costado del escenario.

-A pesar de todo, lo primero era su familia

A pesar de la fama, se mantuvo conectado a sus orígenes. Construyó su casa en el barrio Luz y Fuerza de Santo Tomé, cerca de donde se crio, y él mismo diseñó los planos para su esposa, Marina Rosas, y sus seis hijos. Se levantaba a las 6:30 AM para preparar el desayuno y llevar a sus hijos al colegio. Sus canciones de amor y erotismo se basaban en lo que él conocía y vivía, lo que le valió una identificación total con su público. Decía que escribía sobre "las cosas que le pasaban a él".

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