El jueves pasado, OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, presentó una herramienta de inteligencia artificial que promete relanzar su plataforma, no solo para intervenir en el mundo digital, sino también en el físico. Hablamos de los Agentes, una innovación integrada que permitiría al asistente ejecutar tareas de forma autónoma, sin la intervención directa de los usuarios. Entre los ejemplos ofrecidos por la compañía, destacaron la capacidad de navegar por la web, completar formularios, ejecutar código, enviar correos e incluso realizar reservas de hotel.
Tomar decisiones
A diferencia de un GPT, que simplemente responde a consultas y pedidos, un agente de IA puede tomar decisiones. Por ejemplo, podría identificar una cita médica en el calendario de una persona y encargarse de ajustar la agenda del día, responder correos relacionados con el evento y hasta enviar un mensaje al usuario con la ubicación de la reserva. Esta lógica se extiende al ámbito corporativo, con funciones mucho más críticas que una simple gestión de citas. En el caso de OpenAI, este agente unifica las capacidades de “Operator” (interacciones web limitadas) y “Deep Research” (navegación autónoma e investigación profunda), combinando navegación, uso de herramientas y razonamiento dentro de una única arquitectura agéntica.
Lo más notable es que esta vez no se trata de una promesa lejana. La funcionalidad ya está disponible para los suscriptores de ChatGPT, lo que podría significar la materialización de una expectativa latente en el mundo tecnológico desde finales del año pasado. Según informes de Globant, Microsoft, IBM y McKinsey, 2025 sería el año de los agentes. Es decir, la próxima frontera de innovación reside en la automatización y en otorgar mayores niveles de autonomía a las IA que ya conocemos. El lanzamiento de OpenAI, sumado a otros avances recientes, parece confirmar que el mercado, por fin, comienza a moverse hacia un nivel de complejidad aún mayor.
Redefiniciones
Las empresas líderes en IA están redefiniendo la interacción humana con sistemas inteligentes a través de diversas innovaciones. Microsoft, por ejemplo, ya integra agentes en sus productos empresariales como Microsoft Copilot Studio y Microsoft 365 Copilot, que permiten automatizar y ejecutar procesos de negocio. OpenAI ya había dado pasos significativos antes de “Agent” con sus modelos o3 y GPT-4.1. Por su parte, Google presentó hace unas semanas su Vertex AI Agent Builder para construir y desplegar agentes. Además, cuenta con Google Agentspace para el descubrimiento de información empresarial y agentes personalizados, y el agente de ciberseguridad Big Sleep, que busca activamente vulnerabilidades. Su función Deep Research en Gemini ya navega automáticamente por sitios web para generar informes detallados. El área de servidores de Amazon (AWS) también integra agentes, mientras que IBM utiliza Watson para automatizar flujos de trabajo complejos y Salesforce emplea la IA para manejar interacciones de servicio al cliente y generar código.
Solo en el ámbito económico, se estima que los agentes de IA podrían generar un impacto de $450.000 millones para 2028, derivado principalmente del crecimiento de ingresos y el ahorro de costos. Esto se logrará, según las principales compañías, mediante un aumento significativo de la productividad y la eficiencia operativa. Las soluciones ya permiten a los desarrolladores completar tareas un 126% más rápido, y diversas empresas reportan mejoras de doble dígito en eficiencia e ingresos gracias a la IA agéntica. Se espera un crecimiento drástico de este mercado, triplicándose en solo cinco años, mientras transforma la fuerza laboral al automatizar tareas repetitivas, permitiendo a los trabajadores humanos enfocarse en roles más creativos y estratégicos. Además, su impacto se extenderá a la automatización de procesos clave en diversas industrias, como experiencia del cliente, recursos humanos, finanzas, cadena de suministro, ciberseguridad, desarrollo de software y salud, optimizando así las operaciones y generando eficiencias en cada sector.
Consideraciones éticas cruciales
A pesar de su inmenso potencial, la implementación y el desarrollo de agentes de IA también presentan desafíos importantes y consideraciones éticas cruciales. Uno de los principales es la necesidad de una gobernanza y supervisión adecuadas, ya que la IA agéntica se expande sin los marcos regulatorios necesarios. Impulsada por el sector privado, es el mercado quien está empujando esta evolución. Por este motivo, según especialistas, es fundamental establecer sistemas que ayuden a transparentar y entender cómo funcionan los agentes, así como a establecer marcos de comportamiento, precisamente por su capacidad autónoma. Otro desafío crítico es la fiabilidad y calidad de los datos: los agentes de IA pueden tomar decisiones poco fiables si se basan en información de baja calidad, siendo la calidad y variedad de los datos de los sensores determinantes para su comprensión del mundo.
Aún no lo sabemos con certeza, pero seguramente uno de los principales impactos de la era agéntica será en el mundo del trabajo. Las compañías aseguran que la IA amplificará las capacidades humanas, pero es innegable que muchos trabajos quedarán obsoletos. Y con el desplazamiento de los roles humanos surgen también otras preguntas inquietantes: ¿De quién será la responsabilidad de sus actos? ¿Qué haremos cuando cometan errores cruciales? Sin duda, se acercan nuevos e inquietantes desafíos para que como sociedad reflexionemos sobre el tipo de autonomía que otorgaremos a estos agentes. Su capacidad se incrementará muy rápido y, al fin y al cabo, seremos nosotros los únicos capaces de construir marcos de entendimiento para determinar nuestra relación con las máquinas. A pesar de los posibles desentendidos, aprovechemos la capacidad de consenso que supimos construir a lo largo de siglos, porque allí —todavía— reside nuestro gran valor.








