

“El Comité Olímpico Argentino lamenta el fallecimiento de Enriqueta Duarte, atleta olímpica y pionera de la natación argentina. Acompañamos a su familia, amigos y seres queridos en este doloroso momento", expresó el organismo, acompañando el mensaje con una imagen que resume su inmenso legado en el deporte nacional. Su historia está marcada por desafíos extremos, valentía y un espíritu que rompió barreras en la natación argentina.
Ese carácter audaz quedó demostrado en 1963, cuando, enfrentando condiciones adversas, se lanzó al agua del lago Nahuel Huapi sin más protección que una malla, gorra y antiparras. Aquel día, al notar que la habían dejado mal posicionada, debió nadar ocho kilómetros extra para alinearse con el punto de partida oficial en Bariloche. Completó 18 kilómetros en total en dos horas, 54 minutos y 4 segundos, bajo la ovación del público.
Más de una década antes, el 16 de agosto de 1951, Duarte había escrito una página dorada: fue la primera mujer latinoamericana en cruzar a nado el Canal de la Mancha. Unió Gran Bretaña con Europa en 13 horas y 26 minutos, superando el récord sudamericano que ostentaban Antonio Albertondo y Daniel Carpio. Esa hazaña la dejó tercera en la clasificación general y la catapultó a la historia grande.
Nacida el 26 de febrero de 1929 en el barrio de Palermo, aprendió a nadar a los nueve años en el Club Obras Sanitarias, donde trabajaba su padre, Roque Duarte. Desde pequeña mostró aptitudes, y a los doce ganó su primera competencia. Con el impulso de sus entrenadores y el apoyo familiar, se integró al equipo del club y más tarde se destacó en el ámbito escolar, liderando el equipo de natación de la Escuela Normal Superior Presidente Roque Sáenz Peña y conquistando títulos intercolegiales.
En 1948, representó al país en los Juegos Olímpicos de Londres, participando en tres pruebas. Un año después brilló en el Sudamericano de Buenos Aires, mientras iniciaba sus estudios de derecho. Al enterarse del cruce del Canal de la Mancha por parte de Albertondo, se propuso intentarlo. En 1951, fue una de las 12 personas seleccionadas entre más de 1.500 aspirantes por el diario Daily Mail. El día de la competencia, aunque esperaba nadar 22 horas, ver los acantilados de Dover a las seis horas la impulsó a seguir. Completó el cruce en tiempo récord.
Un legado eterno
El cruce del Nahuel Huapi fue solo una de muchas travesías en aguas abiertas que protagonizó. Repitió ese cruce en cuatro ocasiones y, en 1965, conquistó el lago Lácar. Ya en edad master, entre 1985 y 2006, fue campeona en certámenes nacionales e internacionales. En 1998, cruzó los ríos Orinoco y Caroní, llegando primera en su categoría. También defendió los colores de Racing Club de Avellaneda, cuya institución compartió imágenes inéditas en su homenaje. Su nombre quedará grabado para siempre en la historia del deporte argentino.







