
En Pedraza, el suminsitro eléctrico queda inutilizado por dos noches.

Hay noches en un pueblo de España donde sus habitantes simplemente vuelven en el tiempo: donde Thomas Edison aún no revelaba el funcionamiento de la bombilla incandescente ni la primera comunidad se iluminaba con suministro eléctrico. Los dos primeros fines de semana en Pedraza, las luces de las velas son las única que pueden iluminar en la oscuridad de esta fascinante ciudad amurallada.
Durante dos noches de verano, en la provincia de Segovia, en España, hay una villa medieval amurallada que en los días de receso de julio, inutiliza su suministro eléctrico y miles luces de las velas pasan a ser la única fuente de luz. Se trata de alrededor de 30.000 de mechas prendidas que conforman el evento más importante del año en esta comunidad autónoma de Castilla y León que en 1951 se convirtió en Conjunto Histórico.
Entre las murallas de Pedraza, las luces de 30.000 velas se encienden en el evento más importante para la ciudad. Se trata de la Noche de las Velas, una tradición que lleva más de tres décadas y que en 2025 se celebrará el cinco y el 12 de julio, según un informe de National Geographic.
La música clásica enciende aún más la noche
Si la escena ya parece romántica, eso es porque ignoramos que, además, la música clásica acompaña la luz de las velas. Los conciertos se realizan en la explanada del castillo del pueblo, creando un ambiente mágico bajo el cielo estrellado del verano español.
La Noche de las Velas siempre está acompañada de estos conciertos, que contaron con la participación de orquestas de gran prestigio en los últimos años. Debido a la gran afluencia, desde 2017, el aforo se limitó a 5.000 asistentes por noche para garantizar la seguridad y comodidad. Este evento atrae a miles de turistas y el gran reclamo turístico llevó a un control del acceso al pueblo, con entradas nominativas gratuitas que deben obtenerse previamente.
¿Cómo comenzó esta tradición?
La tradición comenzó en la década de los años 90 por casualidad. Fue una iniciativa de los locales de Pedraza para recaudar fondos para arreglar el órgano de la iglesia de San Juan Bautista. Inicialmente, solo se usaron unas pocas velas en el castillo para iluminar un concierto, pero gustó tanto que se consolidó como un gran reclamo turístico,explicaron desde National Geographic.
Los vecinos del pueblo se implican de lleno, siendo ellos mismos quienes colocan las velas por los balcones, calles y esquinas de la villa. Aquellas noches a las que todos quieren asistir, guardan una atmósfera propia de los cuentos de hadas, entre las paredes amuralladas y la luz tenue de miles de velas.








