Sexualmente hablando: ¿Estás…?

Sexualmente hablando: ¿Estás…?

Hay todo un lenguaje que la cultura popular ha construido alrededor del sexo casual. Parte de estas expresiones, exportadas del idioma inglés. “Booty call” (“llamada de botín”) es una de ellas. Hace referencia a una llamada telefónica, un mensaje de texto, un correo electrónico, cuyo propósito es concertar un encuentro para tener sexo.

¿Cuál es el origen de este término? Según registró la revista Esquire, en la década de 1980, Anthony Darlington, un estudiante secundario de Florida, usaba teléfonos públicos para “llamar a ese botín”, manera en la que él se refería a llamar a chicas que conocía, para acostarse con ellas. Darlington explicó que “call that booty” se transformó en “booty call” y se popularizó después de que él y un compañero del ejército se unieran a un dúo de hip-hop y lanzaran una canción con ese nombre, en 1992.

Pasarla bien

“¿Estás?, “¿qué hacés?”… hasta un “hola” puede ser suficiente. Va dirigido a alguien conocido (por ejemplo, una expareja, un “amigo con derechos” o el usuario de una app de citas con quien ya hubo contactos previos).

El mensaje es breve y unívoco: pasarla bien, sin romance, sin compromiso, sin excusas ni postergaciones, con alguien que está en el mismo plan. Una práctica frecuente entre los que están solos (aunque, desde luego, también entre algunos comprometidos que buscan sexo casual y no están dispuestos a entablar las tradicionales relaciones de “amantes”).

Hay quienes pueden mantener estos “vínculos” durante años, alejados de todo conflicto, pero por supuesto que existe el riesgo de que una de las partes se involucre sentimentalmente y haya que redefinir el acuerdo.

¡Qué crisis!

Bastante más prosaicas que las “booty calls” son las “foodie calls” (food=comida). Aluden, ni más ni menos que a mensajes, llamadas, etcétera, donde no hay intenciones románticas o sexuales, pero igual se busca concertar una salida. El objetivo es… ¡comer gratis!

Aunque parezca increíble, estas personas -por lo general, mujeres- aceptan salir con un pretendiente que no les interesa en absoluto, sólo para les paguen una comida. Obviamente no se trata de un fenómeno nuevo, pero al parecer está resurgiendo en las redes sociales y en las apps de citas.

Dicen que las adeptas a esta práctica suelen identificarse con los estereotipos de género tradicionales. Otros han relacionado esta costumbre a la inequidad que aún persiste en muchos sectores respecto a lo que ganan hombres y mujeres.

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