Desde Ciudad de México, la voz de Silvana "La Malvada" Gómez Juárez (40 años) suena con la misma firmeza que muestra dentro de la jaula. Acaba de salir de su segundo entrenamiento del día en el exclusivo UFC Performance Institute, uno de los tres centros de alto rendimiento que la franquicia UFC tiene en el mundo, junto a Las Vegas y Shanghai. Su rutina es estricta: entrenar, comer, descansar y repetir. Ese ciclo ininterrumpido refleja el nivel de exigencia de una atleta que, tras más de una década en las artes marciales mixtas (MMA), se mantiene en la élite y abre camino a nuevas generaciones.
Su victoria del 30 de mayo por nocaut en el cuarto round ante la mexicana Nadia Vera es su logro más reciente. "Yo la quería noquear, sabía que aguantaba golpes, que no iba a ser una pelea rápida", confiesa. En combate, Silvana no deja nada al azar. Incluso en plena pelea pregunta a su esquina en qué round está o si va ganando. "Me gusta saber todo. Siento que tengo un mayor control sobre lo que estoy haciendo y también cuándo es el momento de arriesgar, de apretar. A este nivel, todas las peleas son demasiado estudiadas", explica.
Y es que el estudio de las rivales es clave. "Por ejemplo, este triunfo me puso primera a nivel México y estoy segunda a nivel Latinoamérica", destaca. Solo la invicta Julieta Martínez la supera. Eso la convierte en blanco constante. Para contrarrestar, ajusta cada detalle de su preparación: si una rival es luchadora, busca sparrings similares; si es alta, entrena con personas más largas. Esta dedicación hace que otras peleadoras ranqueadas de UFC la busquen como compañera de sparring.
La base de su entrenamiento está en el moderno instituto inaugurado en febrero. "Hay jaulas, gimnasio de pesas con la última tecnología, y un laboratorio de investigación del deporte, donde también hacen todos los testing deportivos", describe. En cada práctica, monitorean su frecuencia cardíaca y analizan datos para optimizar movimientos y descansos. Allí entrenan solo peleadores UFC o seleccionados para programas de desarrollo, como ella, junto a otros 20 atletas latinoamericanos con gran proyección.
Además del rigor físico, el instituto ofrece un ambiente de camaradería. Allí vivió un momento inolvidable: "Él vino a hacer una promoción para una marca y de pronto nos dio una charla. Explicó un par de cosas", recuerda sobre el encuentro con Julio César Chávez (padre), tres veces campeón mundial. "Le preguntaba y no dudaba en contestarlo, en mostrarte, en decirte, 'vení, parate acá, te muestro esto', en detalle", cuenta, destacando la generosidad del ídolo.
Silvana no solo piensa en su carrera. Sus hermanos, profesores de educación física, están al frente de una academia familiar en Tucumán. "En Tucumán hay muchísimo talento, nada más que todavía no explota. Ese es uno de mis planes ahora", revela. Quieren organizar eventos que permitan competir a jóvenes talentos para evitar que se vayan del país, como le tocó a ella en 2019.
Con 11 años en el deporte, celebra la expansión del MMA. "Ya hay una organización mundial de deporte amateur, en la que no solo compiten jóvenes, sino también niños. Obviamente, es un reglamento adaptado, donde no vale el golpe a la cara, donde vale el golpe al cuerpo, donde podés someter y derribar, pero con mucho control de los jueces", señala.
Cree que las MMA ayudan a formar mejores personas. Coincide con el boxeador Ezequiel Casalicchio: “Por ahí dicen: ‘el boxeo es de animales’. No es así, es un arte”. Ambos coincidieron en entrenamientos en Tucumán. "Tiene razón. Si alguien lo ve así es porque realmente no conoce qué es lo que conlleva subirte, en mi caso, a una jaula a pelear", sostiene. "Las artes marciales tienen lo primordial que es disciplina. Te enseña muchos valores, te da seguridad, que te sientas bien con tu cuerpo, que te sientas fuerte. Entonces, de a poquito vas creando un mejor ser humano", reflexiona.
Desde pequeña, sus padres —ambos profesores de educación física— la educaron en la exigencia y la disciplina. Esa formación la acompaña hasta hoy. "El desarrollo del peleador por parte de alguien que tiene conocimiento académico es mucho más rápido del que no lo tuviera", analiza.
La mujer, la fuerza, el mensaje
En enero de 2025, México registró 54 feminicidios, un promedio de 1.7 por día, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Silvana, que reside en Ciudad de México, es consciente del contexto. Durante su visita a Tucumán en enero, además de dictar seminarios, dio clases de defensa personal gratuitas, principalmente a mujeres.
"Siempre tratamos de empoderar, de decir que ‘vos sos lo importante’", afirma. No recibió consultas directas de mujeres víctimas, pero su mensaje es claro. "Siento que dejarte agredir es muy difícil. Algo hay que hacer. Salir del peligro y poder escapar es una de las primeras reacciones que hay que tener. Quizás no podés, pero tenés que hacer algo para poder escapar", insiste. Diferencia entre acoso y agresión: "Si te agreden, te tenés que defender. Y si hay un acoso, sí tenés que buscar ayuda, totalmente", aconseja.
Para ella, las artes marciales no solo enseñan defensa, sino también fortalecen la autoestima. Esa es una de sus mayores contribuciones: sembrar seguridad y poder en otras mujeres.
El futuro y el regreso
Aunque el cuerpo le responde, sabe que se acerca al final de su carrera. "Yo el fin de semana no voy a bailar, duermo. Lo máximo que hago es mirar una película y es todo enfocado en esto", cuenta. "Quiero dar el 100% y cuidar todos los aspectos para estar bien, porque yo quiero pasarla bien, no quiero terminar mi carrera de la peor manera. En el momento que el cuerpo diga no, sería el momento de pensar en el retiro”, asegura.
Su madre ya advertía que no iba a dedicarse a la música, pese a que estudió flauta dulce y violín. “El violín está en casa. La última vez que fui a Tucumán, ni lo vi. Yo soy muy exigente conmigo misma… me calificaría con un tres”, bromea. También jugó al rugby y llegó a representar al país. Pero fue su pasión por las artes marciales la que ganó.
"Realmente admiran el trabajo que una hace o tienen siempre palabras de reconocimiento y eso es muy positivo", reflexiona sobre la percepción del público. Aunque no planea un retiro inmediato, su proyecto en Tucumán con sus hermanos y la posibilidad de replicar el modelo del UFC Performance Institute en la provincia, la motivan. Incluso su pareja, el peleador mexicano Alejandro “El Hulk” Sánchez, estaría dispuesto a mudarse a Argentina.
Gómez Juárez fue la primera argentina en dejar el país para vivir de este deporte, dominado por hombres, pero con proyección de equiparación. Hoy su voz combina autoridad y humildad. Su sueño es que Tucumán sea cuna de atletas de élite. Y va en camino.






