Este lunes, en la localidad bonaerense de San Justo, familiares, amigos y vecinos despiden a Thiago Correa, el niño de 7 años que murió tras recibir un disparo en la cabeza en medio de un tiroteo. El hecho ocurrió durante un intento de asalto al policía federal Facundo Aguilar Fajardo, de 21 años, quien ahora está imputado por homicidio simple con dolo eventual.
La investigación está a cargo del fiscal Diego Rulli, titular de la fiscalía de Homicidios de La Matanza. Aguilar Fajardo será indagado hoy bajo esa figura penal, que implica que el acusado habría podido prever el resultado fatal de sus actos y, aún así, decidió disparar. La decisión del fiscal se basa en la cantidad de disparos realizados (once en total), el horario del hecho y el lugar -una avenida pública y transitada-.
Según la hipótesis de la fiscalía, el agente disparó contra los delincuentes cuando ya estaban en fuga y de espaldas, lo que anularía una legítima defensa. Por ese motivo, también se le imputa el delito de exceso en la legítima defensa en relación con la muerte de uno de los asaltantes, Brandon Corpus Antelo, de 18 años, quien recibió un balazo en el cuello. Otros dos sospechosos, Uriel Alexis Montenovo y Uriel Emanuel Leiva, ambos de 21 años, resultaron heridos. El cuarto logró escapar.
El caso ocurrió el miércoles por la noche, alrededor de las 22.30, en la intersección de las avenidas Crovara y Madrid, en Ciudad Evita, partido de La Matanza. En ese momento, Fabián Correa y su hijo Thiago esperaban el colectivo, a unos 180 metros del lugar del tiroteo, cuando uno de los proyectiles alcanzó al niño.
Durante las pericias realizadas por la Policía Científica se hallaron un revólver calibre .38 sin numeración ni municiones, una vaina servida, un proyectil deformado y rastros de sangre de Thiago.
En paralelo a la indagatoria, la comunidad de San Justo rinde homenaje al pequeño Thiago. Su velatorio se realiza desde el domingo a las 17 en la cochería Casa Dauria, en la calle Eizaguirre al 2400. Este lunes por la mañana, el cortejo fúnebre pasará por el Colegio Santa Rosa, donde el niño asistía a clases, y por el Club Unidos de La Tablada, donde jugaba al fútbol. Finalmente, sus restos serán sepultados en el cementerio Parque.
El caso, que generó una fuerte repercusión pública, sigue en investigación y la calificación penal podría modificarse conforme avancen las pruebas. No obstante, la imputación inicial marca un cambio de enfoque judicial al tratarse de un agente de seguridad en funciones.