
IMPACTO. La superficie afectada por incendios alcanzó aproximadamente 54.000 hectáreas de caña el año pasado.

En Tucumán, la relación entre el clima y los incendios en los cañaverales es bien conocida. Los inviernos con heladas severas, como las registradas en julio del año pasado, cuando los termómetros marcaron -5,8°C durante más de 40 horas, combinados con otoños particularmente secos, crean el escenario perfecto para la propagación de incendios. Bajo estas condiciones, la vegetación se seca rápidamente y transforma los campos en polvorines, donde cualquier chispa, ya sea por descuido o intencional, puede desatar un incendio de grandes proporciones.
En 2024 contra todo pronóstico, la superficie afectada por incendios en cultivos de caña de azúcar alcanzó aproximadamente 54.000 hectáreas, lo que representó el 18,3% del área cultivada con caña en la provincia. Esta cifra no solo ha sido significativamente menor a lo esperado para un año con condiciones climáticas tan adversas, sino que además se ubicó por debajo del promedio de la última década de 67.840 hectáreas anuales, según registros de la sección Sensores Remotos y SIG de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).
El resultado desafió la lógica tradicional que ha vinculado directamente las condiciones meteorológicas con la magnitud de los incendios. Detrás de esta reducción, hubo una influencia de la implementación de medidas preventivas y la adopción de nuevas prácticas agrícolas que están demostrando su efectividad incluso en los escenarios más complejos.
Los datos históricos muestran que, en años con características climáticas similares, como 2009 y 2013, las superficies afectadas por incendios alcanzaron el 68% y 43% del área cañera, respectivamente. La notable diferencia observada en 2024 sugiere que los esfuerzos combinados de productores, instituciones y autoridades comienzan a dar sus frutos, marcando un punto de inflexión en la lucha contra este problema ambiental que por décadas afectó a la provincia.
La certificación LocalG.A.P. ofrece las herramientas para transitar hacia una producción alineada con las demandas ambientales locales y se encuentra respaldada por instituciones de prestigio, como todas las que forman parte de la Mesa de Gestión Ambiental (MGA). Los productores interesados pueden descargar el protocolo y obtener mayor información en la página www.mgatucuman.org.







