Foto: Ignacio Izaguirre - Especial para La Gaceta
“Nos tenemos que creer más la película”. La frase de Juan Cuevas, entre enigmática y propositiva, fue soltada en un contexto particular: San Martín acababa de sellar quizás su triunfo más resonante en 2025, ante Quilmes y de visitante. Y lo hizo dando vuelta el marcador, después de un primer tiempo que fue de lo peor de la temporada y un segundo tiempo que se encuentra entre sus mejores prestaciones.
¿Cuál es el género de esa película a la que se refiere Cuevas, autor de un golazo y una de las figuras del “Santo” en el sur del conurbano bonaerense? El mismo volante amplió: “Nos costó porque nos falta a nosotros creernos más la película, de que tenemos un gran equipo, con jugadores de mucha jerarquía y que somos buen equipo a la hora de defender también”.
Probablemente ni el más fanático de los hinchas habría imaginado en el entretiempo del partido del lunes que su equipo saldría de las penumbras de la etapa inicial -en la que incluso la sacó barata yéndose al vestuario con apenas un 1-0 en contra- para pasar a mostrar una cara mucho más luminosa en el complemento y arrebatarle los tres puntos al “Cervecero”.
¿Qué se modificó entre un tiempo y otro? Esta vez, la lectura del partido y los cambios dispuestos por el entrenador Ariel Martos se probaron adecuados. Hubo claves futbolísticas y actitudinales que explican una victoria trascendental, tanto por las formas como por el momento en el año.
“Cuando empezamos a jugar a lo que no tenemos que jugar, nos complicamos solos. En el segundo tiempo nos animamos más, rompimos más espacios con los centrales y llegamos con más gente al área”, explicitó Cuevas.
“Ese es el juego que nos conviene y tenemos que empezar a hacerlo más seguido. No estamos en nuestra mejor versión, podemos dar mucho más todavía”, agregó el ex Everton.
Además, está la cuestión de la actitud, que no fue la misma que en los primeros 45 minutos.
Jesús Soraire, reemplazante de Cuevas y hacedor del gol de la victoria, sintetizó: “Nosotros re-ajustamos y en el segundo tiempo salimos con una mayor presencia, con más valentía y más valor para jugar con la pelota en los pies e imponer nuestro juego. Además, estamos bien físicamente y eso nos sostuvo para dar pelea hasta el final”.
Darío Sand, el pilar que mantuvo al equipo en partido durante un primer tiempo en que la visita la pasó muy mal, sumó su diagnóstico: “Nos costó mucho entrar en partido, repetimos muchos errores. Después el equipo salió con otra actitud, otra cabeza, y fue un justo ganador”.
“Dimos una muestra de carácter muy grande”, sintetizó el arquero en alusión al valor de haber dado vuelta un partido con autoridad, fuera de casa y ante un grande de la categoría, en un momento en que el equipo no venía bien tras la pérdida del invicto frente a Atlanta y el pálido empate en casa con Racing de Córdoba.
El post partido en el Estadio Centenario daba cuenta del impacto de tres puntos de oro.
Minutos antes de que un diluvio se desatara sobre la ciudad de Quilmes, la música sonaba a todo vapor en el vestuario, mientras el entrenador, los jugadores y el presidente interino Bruno Sogno -acompañó a la delegación junto a los dirigentes León Kristal y Rodrigo Semrik- atendían a la prensa.
Con la alegría del deber cumplido y de la memoria recuperada, y con la punta de la Zona A en su poder -con igual cantidad de puntos y más goles a favor que Atlanta- la mirada se dirige ahora al inminente cierre de la primera rueda, el sábado ante San Miguel como local.
Dejar de ceder puntos en La Ciudadela -allí empató más de lo que ganó- es el próximo desafío.
“Tenemos esa deuda con la gente, porque, así como está lloviendo aquí, la gente de San Martín va a la cancha igual, va a ver a su equipo ganar y a veces nosotros no podemos darle esa alegría para que digan ‘vine a la cancha, me mojé y voy a seguir viniendo porque me voy contento’”, graficó Cuevas.
Soraire lo ve de una manera similar: “Hacernos fuertes de local es un arma que tenemos que aprender a usar para tratar de dejar más puntos en casa”.
De cara a lo que viene, el ex Banfield hizo hincapié en el papel que les cabe desempeñar a los más veteranos, precisamente los protagonistas estelares de la película rodada en el set de Quilmes Atlético Club.
“Nos toca a los grandes, tanto a Darío, como a Juan, como a mí, guiar al grupo; hay muchos chicos con un hambre de gloria muy grande, ese es el rol que tratamos de imponer, marcar una línea y ellos acompañan”.
Y para que no queden dudas del alineamiento que existe entre cuerpo técnico y plantel, Soraire repitió palabra por palabra la frase pronunciada por el “guionista” Martos, apenas un par de minutos antes: “Este equipo sabe lo que quiere”.








