“Derechos del hombre, democracia y paz son tres momentos necesarios del mismo movimiento histórico: sin derechos del hombre reconocidos y protegidos no hay democracia; sin democracia no se dan las condiciones mínimas para la solución pacífica de los conflictos. En otras palabras, la democracia es la sociedad de los ciudadanos, y los súbditos se convierten en ciudadanos cuando les son reconocidos algunos derechos fundamentales; habrá paz estable, una paz que no tenga la guerra como alternativa, solamente cuando seamos ciudadanos no de este o aquel Estado, sino del mundo.” Norberto Bobbio, Teoría General de la Política.
El presidente, Javier Milei, dejó en claro que las fuerzas del cielo operan a su favor o, cuanto menos, no lo hacen en contra suya. Parece más que convencido de ello el esotérico y singular Presidente argentino, que habla de sus logros con insultos hacia quienes lo cuestionan (como “los mandriles”), más que con palabras elogiosas hacia su propia gestión.
Los modos del jefe de Estado son, cuanto menos, poco recomendables para un líder mundial, e inclusive contrarios a cualquier teoría política, de institucionalidad o de convivencia. La cuestión es que la misma porción social que pide respeto (por las instituciones, por las leyes, por la vida en sociedad) es la misma que festeja la falta de modales del “León”, que parece más un niño con una rabieta que un estadista que sacó a la Argentina de un pozo de horror económico.
El propio Milei, a través de su cuenta de X, se mofó de quienes priorizan “los modos” por sobre la “sinceridad” o la “honestidad”, como ratificando que considera válido el maltrato hacia quienes -según él o hacia él- se comportaron mal. ¿Vuelve el ojo por ojo?
En “La política como vocación”, Max Weber (considerado uno de los padres de la sociología) destaca tres cualidades esenciales en un líder: pasión (dedicación a una causa), sentido de la responsabilidad (hacia las consecuencias de sus actos) y perspectiva o mesura (capacidad de mantener la distancia y no dejarse llevar por la vanidad o la pasión desmedida). Estas cualidades son -dice Weber- “formas” de conducir. O lo eran en tiempos en que las formas eran parte del combate contra los abusos y la corrupción del Estado.
Archivo mata memoria selectiva
Para la grey católica, seguramente el arzobispo Jorge García Cuerva se encuentra cerca del cielo, pero para otros dejó de estarlo al cuestionar a Milei. La falta de memoria de corto-mediano plazo claramente está siendo afectada por los celulares, el reemplazo de la contención de datos en los aparatos electrónicos y la natural eficiencia de buscar en Google en vez de hacerlo con el cerebro.
Ello quedó claro luego de que el líder de la Iglesia en Buenos Aires hablara en el Tedeum del 25 de Mayo. “En la Argentina se están muriendo la fraternidad, la tolerancia y el respeto”, dijo. El prelado cuestionó a los “haters (odiadores, en jerga de redes sociales) de Jesús”, señalando que ejercen “terrorismo desde las redes sociales”, y señaló que la sociedad se acostumbró a “comer el pan duro de la desinformación”. “Tal como en la época de Jesús, estos haters difaman, desprecian o critican destructivamente a una persona, entidad u obra”, añadió.
Sus palabras impactaron de lleno en Milei y en lo que su Gobierno significa, e inmediatamente una legión de comentaristas y usuarios de redes sociales salieron a confirmar ese odio por lo que no suene a ideas libertarias (cualquier parecido con la era del “kirchnerismo violento” es mera coincidencia).
Más allá de ello, la corta memoria colectiva olvida que -apelando a la información, no a la opinión- todos los presidentes, de Néstor a Javier, recibieron el látigo áspero de la palabra católica.
Jorge Bergoglio (luego papa Francisco) dijo el 25 de mayo de 2006: “el poder como ideología única es otra mentira, acentúa el foco persecutorio y prejuicioso de que ‘todas las posturas son esquemas de poder’ y ‘todos buscan dominar sobre los otros’. De esta manera se erosiona la confianza social que, como señalé, es raíz y fruto del amor”. Sus palabras se interpretaron como una crítica a la polarización promovida por el kirchnerismo y erosionó la relación Gobierno-Iglesia.
Las tensiones continuaron durante el gobierno de Cristina Kirchner, y Bergoglio siguió con su tono crítico hacia diversas problemáticas sociales y políticas. El 25 de mayo de 2012 decía: “el relativismo es, curiosamente, absolutista y totalitario, en nada difiere del ‘cállese’ o ‘no te metas’”. Esta frase fue interpretada como una crítica a la falta de debate y la imposición de una única visión por parte del Gobierno.
Más adelante, el arzobispo Mario Poli mantuvo un perfil menos confrontativo que Bergoglio, pero no dejó de señalar las problemáticas sociales. El 25 de mayo de 2019 advertía: “levántate, Señor, extiende tu mano, no te olvides de los humildes. Porque desprecia a Dios el malvado, pensando que no le pedirá cuentas. (...) Pero tú ves las penas y los trabajos, tú miras y los tomas en tus manos. A ti se encomienda el pobre, tú socorres al huérfano”. Aunque no fue una crítica directa, la referencia a los pobres y la necesidad de socorro se interpretó como una preocupación por la situación social y económica del país en ese momento, con un Macri que no podía contener la creciente pobreza.
Nadie se salva solo
La frase nada tiene que ver con El Eternauta ni con la contraposición de ideologías, sino más bien con la visión que están teniendo algunos líderes políticos de distintas fuerzas en Tucumán. Osvaldo Jaldo busca una unión por conveniencia que, explica, le sirve a todos, pero que algunos no la entienden de esa forma.
Los peronistas “sin peluca”, el vicegobernador Miguel Acevedo y la intendenta Rossana Chahla comparten algo: la seguridad de que si el gobernador les pisa la cabeza ahora pasará mucho tiempo para que puedan volver a levantarla. Por ello, por distintas vías, ninguno quiere dar el brazo a torcer. Unos, buscando ir con lista propia a los comicios. Otros, declinando las insinuaciones para que ocupen un lugar en la nómina (porque, dejaron saber, jamás existió un pedido formal de que ello suceda). A todos ellos el peronismo de Jaldo buscará hacerles tronar el escarmiento: ya lo comienza a percibir Chahla con algunas “travesuras” que provienen de la Casa de Gobierno y con la inclusión del alfarismo en el frente electoral del PJ. Nota al margen: que se diga lo que se quiera, pero poca mojada de oreja es tan clara como la de cobijar al que otro aporrea.
Se espera que en la Legislatura también llegue el vuelto: ¿habrá reforma política? ¿Se instrumentará la boleta electrónica? ¿Se acotarán los acoples? La visión del sector del peronismo que entiende que esas modificaciones equivalen a declinar estúpidamente “ventajas competitivas ya adquiridas” se conjuga con la del jaldismo que busca frenar el ímpetu acevedista por quedar bien y no sacrificarse por la causa con un rol testimonial. ¿Será? ¿O son más bien anhelos aislados?
Por las dudas, en La Libertad Avanza otean el horizonte de la alcaldesa y algún tercera línea del mileísmo cercano a Lisandro Catalán se ilusiona con que la intendenta tiña sus tonos celestes -y rosas- de violeta. Puros sueños, al menos hasta aquí. Lo mismo sucede con los mil radicalismos incapaces, hasta aquí, de unificar a los suyos y mucho menos de aglutinar a los otros.
¿Paga más el individualismo?







