
El estudio, que analizó a más de 1,200 personas durante un período de 40 años, encontró una correlación directa entre la frecuencia de las vacaciones y la salud general. Quienes tomaban al menos tres semanas de vacaciones al año tenían un 37% menos de riesgo de morir prematuramente en comparación con quienes no lo hacían. Además, el descanso prolongado mejoraba la presión arterial, reducía el insomnio y fortalecía el sistema inmunológico.








