SIN CASCO. Por las calles y avenidas tucumanas es común ver a los cadetes de motos sin las medidas de protección necesarias y obligatorias. la gaceta / fotos de diego aráoz
“Cada vez que hay un corte de calle por un accidente, ya sé con qué imagen me voy a encontrar. Seguro hay una moto involucrada”, confiesa Mariano Díaz González. Tiene 28 años y trabaja como repartidor la mayor parte del día. Reconoce que, si pudiera, cambiaría de empleo porque muchas veces maneja con temor: a los robos y principalmente a los choques. “Estamos muy expuestos”, sostiene. En el caos vehicular tucumano no pasan inadvertidos. Cada vez hay más motociclistas y muchos de ellos utilizan el rodado para trabajar, ya sea llevando pedidos o como motos taxis. Una de las consecuencias no deseadas de este fenómeno es el aumento en los siniestros viales con vehículos de dos ruedas.
La más elegida
Según los expertos, la moto hoy es la más elegida como medio de movilidad ante un transporte público deficiente y porque es más económica en comparación con otros vehículos. Según la Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA), la venta de estos rodados se incrementó en Tucumán el 103% entre 2024 y 2025, y la tendencia indica que seguirá en aumento.
La situación es hoy más grave que nunca, admiten los funcionarios y también miembros de la - Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (Asimm).
El Ministerio de Salud detalló que del total de 13.000 heridos en siniestros viales que atiende el sistema por año, más del 80% son motociclistas. En 2024 se asistieron 10.795 conductores de motos, y el 82% de ellos no llevaban casco. Las víctimas son mayormente jóvenes de entre 15 y 30 años; y muchas de ellas terminan con lesiones gravísimas e irreversibles.
EXPUESTOS. Los cadetes aseguran que se arriesgan cada día a sufrir accidentes o robos mientras trabajan.
El abogado de Asimm en Tucumán, Martín Aráoz, explicó que en la actualidad unas de las cuestiones que más preocupa es la falta de apego a las normas viales: “que no usen el casco o lo usen mal y que utilicen el celular mientras manejan. Los que trabajan con aplicaciones chequean notificaciones mientras están manejando o toman servicio o viajes a través de su móvil. También vemos la circulación por carriles indebidos. Y otra falta frecuente es no respetar luz roja del semáforo”.
“En general, en la vía pública se ve el desconocimiento total de las normas de tránsito. Aquí la gente maneja por dónde quiere, estaciona donde le parece bien. Y los agentes no tienen autoridad ni preparación. Las autoridades de turno no saben por dónde encarar la problemática, o por falta de experiencia, o por falta de idoneidad o de visión”, opinó el abogado experto en seguridad vial.
Precarización
Otra cuestión que inquieta, según el especialista, y que incide directamente en la seguridad vial, es el mal estado de los vehículos. “La precarización laboral en los moto cadetes o la misma situación económica de sectores de la población son un cóctel mortal. No se da prioridad al mantenimiento del vehículo, sobre todo las motos: tienen las cubiertas lisas, frenos en mal estado, falta de retrovisor, sin luces, sin guiños, etcétera”, denunció.
La cantidad de siniestros en los que aparecen los motociclistas se multiplican semana a semana, según dijo. “Es algo imparable”, apuntó. De acuerdo a los números que manejan desde la asociación, se producen entre 140 y 165 accidentes de tránsito semanalmente, en los cuales cerca de un 85% tienen un motociclista involucrado; un 30% son cadetes de motos, especificó Aráoz.
“El problema es que la precarización laboral del cadete de moto termina incidiendo en el costo de la salud pública, ya que si ese trabajador estaría en blanco sería atendido por una ART y por el sistema privado, dónde aportaría la patronal y el trabajador. Al estar muchos de ellos en situación de trabajo en negro, al costo de la atención lo absorbe el Estado”, planteó.
“Lamentablemente, la irresponsabilidad de un conductor o la desidia por no usar las medidas de seguridad necesaria, nos perjudica a todos”, reflexionó.
Según Aráoz, hace falta una política de seguridad vial. “Ningún gobierno la tuvo; no es algo nuevo. Las autoridades creen que con hacer controles bajan los accidentes y se evitan muertes, y no es así; es como querer tapar el sol con la mano, aquí hay que actuar y tener un plan serio”, sostuvo.
¿Qué cosas se pueden hacer para mejorar la seguridad vial de los motociclistas?, le preguntamos. “Si bien la educación vial hace a la construcción ciudadana, para mejorar la seguridad de los cadetes, se debe empezar por hacer controles que no sean netamente recaudatorios, sino que importe en esencia una lección de conducta vial. Junto a las sanciones pecuniarias, habría que implementar sistema de probation y cursos de educación vial obligatorios para el infractor”, propuso.
Económico y rápido
El sistema de transporte público ineficiente empuja a que cada vez más personas usen uber moto, comentó Lisandro (24), que trabaja en el rubro desde el año pasado. Además, según dice, un traslado en moto puede ser hasta un 50% más económico y más rápido que un viaje en auto.
“Por eso es que aumentó mucho la presencia de motos que hacen traslados”, explicó el joven. Vive con preocupación la inseguridad, al igual que la mayoría de sus compañeros. Aunque admite que a veces no respeta algunas normas de tránsito porque va apurado o por temor a un robo. Y no siempre usa casco si no lleva pasajeros.
“Se exponen a riesgos constantes, sobre todo en horas pico. Además, ningún cadete o motociclista en horarios nocturnos o de madrugada respeta un semáforo por temor a ser abordado por delincuentes”, sostuvo Aráoz.
Las quejas constantes de los motociclistas tienen que ver con automovilistas que los encierran, que no los respetan y que se distraen con celulares y no frenan en las esquinas.
La convivencia entre estos conductores es mala, reconocen. La desconfianza es mutua, hay acusaciones cruzadas, falta de respeto e ignorancia respecto de por qué el otro hace tal o cual maniobra. Los automovilistas reclaman a los conductores de motos que zigzaguean todo el tiempo, que se adelantan mal y que no respetan su carril, entre otras cosas. “Hay desidia sobre todo; no importa la vida propia ni la ajena”, resumió el abogado.
Secuelas: uno de los más vulnerables del tránsito
El motociclista es uno de los actores más vulnerables dentro de la vía pública. La directora general de Gestión Sanitaria del Ministerio de Salud de la Provincia, Marcela Dive Mohamed, lo explica así: “el airbag de la moto es el cuerpo de la persona; a alta velocidad, lo primero que va a impactar en el asfalto es la cabeza. Por eso, vemos muchos traumatismos encefalocraneanos con graves lesiones”. En el 20% de los casos se requiere cirugía con largas estadías en las terapias de los hospitales. Las lesiones dejan secuelas y algunas personas quedan postradas. Esto produce trastornos a nivel psicosocial y problemas no tan solo de dinero sino también de depresión.








