UN "LOCO" ENFURECIDO. Gatti no pudo contener el cabezazo de Larrosa en el partido frente Atlético por el Nacional de 1981. ARCHIVO LA GACETA.
Hugo Orlando Gatti no tenía pelos en la lengua. Si algo no coincidía con su manera de pensar, lo decía sin filtros. Esa rebeldía no se agotaba en palabras: también vivía en su imagen. Salía a la cancha con vinchas, buzos de colores estridentes y un estilo que desafiaba todos los manuales. Le gustaba salir con la pelota dominada y armar juego desde el fondo. “Terminé como arquero por casualidad”, solía repetir.
Esa misma filosofía de show también se manifestó en Tucumán, en la segunda fecha del Nacional de 1981. Boca perdió 1-0 ante Atlético y el “Loco” no se guardó nada: criticó el estado del campo de juego y pidió que instalaran una bomba en el Monumental José Fierro.
Para entonces, Gatti ya había jugado varias veces contra Atlético y San Martín, y conocía la provincia. Una de las visitas más singulares fue en octubre de 1976, cuando llegó al Aeropuerto Benjamín Matienzo con traje y corbata. Volvía a la titularidad tras haber sido suspendido por usar una vincha. Ese día, Boca venció 2-1 al “Decano” con dos goles de Ernesto Mastrángelo. El tucumano Humberto Baigorría marcó el tanto local.
FORMAL. En 1976, ARCHIVO LA GACETA.
Pero lo que ocurriría en 1981 dejó una marca mucho más profunda. Ese año, Boca llegaba a Tucumán como flamante campeón del torneo Metropolitano. El “Xeneize” tenía un plantel repleto de figuras: Gatti, Ruggeri, Gareca, Ribolzi, Brindisi y Perotti.
EL GOLAZO DE BAIGORRÍA. El jugador del ARCHIVO LA GACETA.
El entrenador Silvio Marzolini, sin embargo, decidió cuidar a sus grandes nombres —Maradona, Mouzo, Krasouski— y les dio descanso por la acumulación de partidos. Según las crónicas de la época, Boca no veía con urgencia la obtención del título: ya tenía asegurado su lugar en la Copa Libertadores.
El “Xeneize”, no obstante, se llevaría una sorpresa amarga del Monumental José Fierro.
El partido
Con un estadio colmado y una recaudación récord para el fútbol tucumano —502.120.000 pesos—, Boca y Atlético se vieron las caras en la segunda fecha del Nacional de 1981. El “Decano” venía de vencer a San Martín por 1-0 en la jornada anterior y, con un triunfo, se aseguraba el liderazgo de la zona D. Rogelio Domínguez, entrenador del "Decano", puso lo mejor que tenía para enfrentar al “Xeneize”.
Gatti, fiel a su estilo excéntrico, salió a la cancha con una remera naranja con un gran redondel blanco en el pecho, su larga cabellera atada con una vincha que le cruzaba la frente, pantalones azules y medias amarillas.
El “Decano” salió en búsqueda del gol desde el inicio. A los 10 minutos, ya había sido sancionado con cuatro posiciones adelantadas, un indicio de que el equipo de Domínguez no se guardaría nada. El “Loco” iba a tener más trabajo de lo habitual. La primera jugada de peligro llegó a los 15’: Víctor Palomba lanzó un potente cabezazo que exigió a Gatti.
Dos minutos más tarde, Atlético encontró el gol que desató la euforia en el José Fierro: Carlos Centurión puso un centro al área y el formoseño Victorio Germán Larrosa anotó el 1-0. El delantero ya había convertido frente al “Santo” en la fecha anterior y buscaba estirar su racha positiva en casa.
Boca, en tanto, no podía hacer pie. Recién a la media hora de juego generó su primera ocasión: un cabezazo de Brindisi que no incomodó al arquero Francisco Ruiz.
ATLÉTICO ESTUVO CERCA DEL SEGUNDO. Larrosa anotó el 2-0, pero fue anulado por posición adelantada. ARCHIVO.
Atlético le ganaba en todas las líneas, y Gatti era el más exigido.
La segunda mitad entró en un bache. Solo hubo dos jugadas destacadas por ambos bandos: a los 61’, Perotti tomó la iniciativa del “Xeneize” y lanzó un remate que fue controlado por Ruiz; mientras que, a los 70’, Larrosa anotó el 2-0, pero fue anulado por posición adelantada.
“El primer gol fue por un centro de Centurón que pegó en Suárez y alcancé a ganarle al cierre de Córdoba. Me dicen que el segundo gol fue offside, pero me parece que no. ¡Si lo grité como loco y todos lo vieron muy claro! Nosotros hicimos mejor las cosas y por eso ganamos. A Boca lo vi desordenado”, reclamó el formoseño después del partido.
El triunfo dejó al “Decano” como líder de la zona “D” con cuatro unidades y se ilusionaba con ser uno de los protagonistas de aquella edición del torneo.
Los dardos de Gatti después de la derrota
Después de la derrota, los protagonistas del “Xeneize” expresaron su descontento por las instalaciones del “Decano”. El primero en criticar al Monumental José Fierro fue Silvio Marzolini, que aseguró que Boca no pudo jugar con la pelota al ras del piso.
“El pésimo estado del campo de juego se lo impidió. Tuvimos que tirar pelotazos para Gareca. Atlético ganó porque hizo el gol y conocía mejor el terreno. Se hace imposible jugar al fútbol en un piso como éste, donde la pelota pica mal. Así gana el que juega menos. Atlético no tuvo claridad. Ni Maradona, ni Krasouski, ni Mouzo hubieran podido demostrar lo que saben. Querían ganar los puntos de cualquier manera y regaron de más la cancha. La dejaron un barrial y al final se perjudicó al público porque no se pudo dar espectáculo”, reflexionó el entrenador.
ARCHIVO LA GACETA.
Gatti, por su parte, salió con los tapones de punta y criticó duramente a las instalaciones del “Decano”. “Los dos equipos jugaron horrible. Ganó el que metió el gol. De los 22 no sirvió ninguno, ni Gatti. Es una vergüenza jugar en este estadio, los vestuarios son deprimentes, la cancha horrenda. El jugador necesita estar motivado para jugar, y al salir de esto que llaman vestuarios, uno sale triste. ¿Cómo es posible que puedan jugar en el Nacional con cosas así? Habría que ponerle una bomba y chau”, apuntó.
El comentario quedó en una mera anécdota y una prueba de que la locura del arquero también tuvo su protagonismo en Tucumán.






