Foto de Diego Aráoz/LA GACETA.
Después de la derrota ante Gimnasia de La Plata, donde el equipo mostró una pálida imagen, Lucas Pusineri intentó sorprender de entrada con un nuevo esquema en Atlético. Lejos de dar resultado, el “Decano” se mostró perdido en la cancha, y nunca pudo encontrar los caminos para complicar a un Newell’s que, también necesitado de buenos resultados, se limitó a mostrarse sólido y oportunista, y le salió bien, lo que le permitió llevarse el triunfo por 2-1 en el José Fierro.
Nombre por nombre, el equipo parecía ser muy similar al del partido ante Sarmiento, que marcó el debut del DT, con tres cambios que no parecían cambiar demasiado en cuanto a lo táctico: Miguel Brizuela en lugar de Gianluca Ferrari en la zaga central, Matías Orihuela por Juan Infante en el lateral izquierdo, y Luis Rodríguez por el lesionado Mateo Coronel en la delantera. Pero Pusineri sorprendió y, en lugar de un 4-4-2 más tradicional, optó por un 4-3-3, con posiciones sorpresivas. Adrián Sánchez, acostumbrado a jugar en el eje de la mitad de la cancha, se tiró a la derecha, para jugar de “8”; Guillermo Acosta fue el único volante central, y Nicolás Laméndola ocupó una posición que no terminó de quedar clara, flotando entre el sector izquierdo y el centro de la cancha. Adelante, “Pulga” Rodríguez apareció más tirado a la izquierda y Ramiro Ruiz Rodríguez por la derecha, con Leandro Díaz como referencia de área.
Desde el comienzo, el innovador esquema mostró, a las claras, un equipo descompensado. De hecho, en cierta medida, se puede atribuir al partido mediocampo, el tempranero gol de Mateo Silvetti, que anticipó a Damián Martínez en la puerta del área luego de una buena conducción de Éver Banega, figura de la cancha, aprovechando los espacios.
Justamente, al compás de Banega se jugó el partido. El ex mediocampista del seleccionado argentino ocupó el lugar de doble cinco junto a David Sotelo y, relegando un poco la tarea de la contención, tuvo espacios y tiempos para manejar los hilos del partido. Se movió por todas partes, se tiró a los costados, y eligió prácticamente siempre bien. Acosta, muy sólo en el medio, hizo lo que pudo para contenerlo, pero se vio sobrepasado. Sánchez se terminó perdiendo en un puesto que no es el suyo, mientras que Laméndola hizo enormes esfuerzos para colaborar en la marca.
Con un 5-2-3, Newell‘s explotó bien también a sus laterales. De hecho, de la banda derecha, con la proyección de Alejo Montero, surgieron los dos goles. Tanto Damián Martínez como Orihuela quedaron muy expuestos por tener que hacer prácticamente toda la banda sin compañía, y sufrieron en la marca. Sobre todo Martínez, que sufrió a Silvetti, el autor de los dos goles.
Lejos de mejorar, en el segundo tiempo Atlético empeoró. Los delanteros que ingresaron nunca pudieron hacer pie en el partido. Rodrigo Melo no logró darle más contención o equilibrio al equipo, y solamente Lautaro Godoy intentó mostrar algo distinto, pero no tuvo la claridad necesaria para plasmarlo. El experimento de Pusineri sucumbió sin atenuantes, así, ante el planteo un poco más conservador de Cristian Fabbiani.








