Pareceres: la muerte de un patriota

César Chelala - Nueva York.

31 Diciembre 2024

La muerte de Jimmy Carter, quien fue presidente de los Estados Unidos de América entre 1977 y 1981 me recuerda un incidente que tuvo lugar al poco tiempo de dejar la presidencia de su país. Yo sentía una gran admiración por Carter, ya que creo fue uno los presidentes más decentes y patriotas de los Estados Unidos. Una serie de problemas marcaron su época, entre ellos una fallida invasión a Irán. El origen de la crisis fue cuando el 4 de noviembre de 1979, estudiantes fundamentalistas musulmanos tomaron por la fuerza la Embajada de los Estados Unidos en Teherán, y a 66 Americanos como rehenes. La crisis paralizó la administración del presidente Carter, quien fue incapaz de lograr su liberación.

Carter apoyó un esfuerzo de rescatar a los rehenes propuesto por su Asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinsky. El 24 de Abril de 1980 un grupo de 118 soldados de prestigio de la llamada Fuerza Delta desembarcó en una zona desértica al sur de Teherán, con el objetivo de liberar a los rehenes. La operación, denominada Garra de Águila, falló desastrosamente. Tres de los helicópteros tuvieron serias fallas y su misión fue cancelada. De los otros helicópteros que despegaron de su base en el desierto uno de ellos se estrelló, muriendo ocho soldados. La Fuerza Delta tuvo que ser evacuada dejando a los soldados muertos en el lugar. Los iraníes celebraron el desastre y, aunque la popularidad del presidente Carter subió momentáneamente, el aumento de la inflación y los problemas de la economía tuvieron un efecto desastroso sobre su presidencia, que nunca se recuperó. Los republicanos nominaron como presidente a Ronald Reagan, un anticomunista de larga data que prometió mejorar la economía y tener mano dura con Irán. El día de la inauguración de Reagan como presidente los rehenes fueron liberados. Personalmente creo que nunca se investigó el papel de Reagan en este incidente, ya que si los rehenes fueron liberados inmediatamente el día de su inauguración ello significa que probablemente los Republicanos estuvieron en negociaciones secretas con los iraníes, lo que constituye una grave ofensa contra la seguridad nacional de los Estados Unidos. El fracaso de Carter en este incidente no disminuye en absoluto mi admiración por su política de derechos humanos. Es por ello que cuando Adolfo Pérez Esquivel, durante una visita a New York, me invitara a una reunión íntima a la que asistirían el Presidente Jimmy Carter, su esposa Rosalynn Carter, un religioso Argentino, y yo, quien actuaría como traductor de Pérez Esquivel, acepté encantado. La reunión tuvo lugar en la Iglesia denominada Grace Church, ubicada en la esquina de la calle 10 y la calle Broadway. Esta Iglesia episcopal pertenece a la diócesis de Nueva York. Durante la reunión se habló, obviamente de los conflictos en América Central, y del papel de los Estados Unidos en esos conflictos. Todavía recuerdo como si fuera ayer cuando, a pesar que pasaron más de 40 años de este evento, con increíble humildad, el presidente Carter le preguntó a Pérez Esquivel: “Y usted, Adolfo, qué cree que los Estados Unidos deberían hacer en América Central?” Pérez Esquivel pensó unos segundos y dijo: “Señor Presidente, creo que los Estados Unidos deberían dejar de intervenir en esos países.” Tanto la pregunta como la respuesta me parecieron una increíble lección de democracia, en estos día tan vapuleada en nuestro continente.

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