Estreno teatral: “Nuestra Escuela” evoca el paso por las aulas

Estreno teatral: “Nuestra Escuela” evoca el paso por las aulas

La comedia escrita y protagonizada por Mario Ramírez es dirigida por María José Stefani.

DISTINTAS EXPERIENCIAS. El elenco de “Nuestra Educación” abordará los distintos personajes que transitan por el universo de la educación. DISTINTAS EXPERIENCIAS. El elenco de “Nuestra Educación” abordará los distintos personajes que transitan por el universo de la educación.

La importancia de la educación en cada una de las experiencias de vida es un hecho indiscutible. Su marca perdura en el tiempo, en lo positivo y en lo negativo tanto en la formación intelectual como en el aprendizaje de cómo se relacionan las personas, y de todo ello hablará esta noche “Nuestra Escuela”.

Hoy a las 21, en la sala Juan Tríbulo del teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Álvarez) se estrenará esta comedia escrita por Mario Ramírez, que promete sumergir al público “en las escenas típicas de la vida escolar y de sus integrantes bajo la lupa de la ironía, con sus contradicciones y tensiones dramáticas en un hilarante viaje al pasado pero también al futuro, que invita a reflexionar acerca de nuestro pasaje por las aulas.”.

El elenco está encabezado por Ramírez, acompañado por Luciana Torres, Patxi Salas, Beto López, Sebastián Torasso y Leandro Ortega, bajo la dirección de María José Stefani.

La obra implica el reencuentro de un elenco que ya pasó por experiencias escénicas anteriores. “Es el triunfo de la persistencia, venimos trabajando desde hace más de 10 años con incorporaciones extraordinarias. Es un grupo que se conoce, que comparte códigos teatrales, con el aporte de la vitalidad de los nuevos integrantes”, afirma Stefani, quien deberá volver a las tablas hoy -obligada por una circunstancia especial-, para reemplazar a Patxi Salas en el estreno.

Aparte de los roles actorales, el equipo se completa con la asistencia de dirección de Santiago Guaraz, la escenógrafa Sofía Seidán, el gráfico Pablo Correa Senestrari, el fotógrafo Martín Chebaia, el músico Mariano Sappia, la edición y arreglos musicales de Gustavo Lago y la producción de Martín Royano y Eva Leone.

El abordaje temático se efectúa desde el humor, pero con una profunda revisión al sistema educativo mirado en forma integral. “La escuela es el centro de los episodios significativos de nuestra infancia. De lo bueno y lo malo. Configura o desarma nuestras miradas sobre el mundo cuando más vulnerables somos. Tiene la obligación de calificar nuestros esfuerzos o desganos, nuestras faltas y virtudes. Nos condena a veces y nos salva otras; o las dos cosas a la vez. En mi vida significó esperanza. Es una herramienta que, si somos capaces de hacerla funcional a los intereses del bien común, aún puede cambiar el mundo”, dice Ramírez.

- ¿Hay un discurso crítico?

- Más que crítico, tiene un ánimo descriptivo. Utiliza el lenguaje propio del teatro y de la poesía que tiene la imagen y la actuación para describir, de una manera artística, lo que hemos vivido. Riendo y emocionándonos creemos acercarnos más a una reflexión amorosa que tienda a la construcción de nuevas formas de relacionarnos. Lo beligerante por sí mismo es una herramienta que hoy nos queda corta. Deseamos mostrar la escuela desde el vivir mismo de los personajes que, más allá de estar alienados por un sistema, la aman, y son ellos la esencia de esa institución.

- ¿Apuntás más sobre la escuela o a la educación?

- Son aspectos imposibles de disociar. La escuela fue y es el escenario primordial en el que nuestra cultura se transmite y se recrea. Al margen del debate y los diversos posicionamientos al respecto, la socialización sucede principalmente en ella. Eso marca a nuestra educación para siempre. Trato de apuntar a ambos elementos, pensando que son términos indisolubles.

Una comedia fresca

Desde la dirección, Stefani define su creación como “una comedia dramática moderna, dinámica y fresca; necesitamos condensar tantas experiencias, recuerdos y realidades de la educación en sí, que la puesta propone como lenguaje la poesía de la imagen y la estética desde el dispositivo escénico que en un momento emula un aula pero después muta todo el universo escolar”.

- ¿Todos nos veremos reflejada en la historia?

- Están presentes en la obra todos los actores de la escuela, ya sea explícitamente o referidos. Los niños, obviamente, con su mirada característica sobre el mundo; docentes de las áreas troncales de la educación primaria, que manifiestan en sus personalidades rasgos propios de su saber; el director, líder espiritual y mascarón de proa de toda la institución; y el conserje, quien es el que conoce todo lo que sucede, aunque no lo diga. Alrededor de ellos, una infinita cantidad de recuerdos y situaciones se condensan y multiplican. Allí nosotros mismos nos hemos reflejados, en lo que sucede más en quienes son o quienes fuimos. Es una realidad que sigue siendo ahora mismo.

- ¿Cómo evocamos nuestra propia educación?

- En cada ensayo alguien evocaba algún recuerdo escolar. No pasamos indiferentes ante los temas porque tuvieron centralidad durante mucho tiempo en la vida de todos, transitando por las instituciones educativas. Es decir que las evocaciones que aparecen son parte de nuestro ser más profundo.

- ¿Hubo cambios entre antes y ahora?

- Quienes seguimos vinculados a las instituciones notamos los cambios que han tenido lugar. Muchos de ellos fueron solamente formales, otros medulares. Hoy los derechos y el principio de interés superior de las infancias nos colocan en un escenario distinto al de décadas atrás. Eso y el advenimiento de los dispositivos tecnológicos con todas sus implicancias han hecho mutar a la educación para siempre. La tecnología ha hecho más fluída la vinculación, pero no es necesariamente para mejor. Hay potencia, posibilidades enormes. Pero los vínculos dependen de nuestra humanidad y, lamentablemente, muchos elementos de esta modernidad nos deshumanizan. La escuela no es ajena a ello y el teatro tampoco.

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