Alerta por el achaparramiento del maíz

Alerta por el achaparramiento del maíz

Esta enfermedad requiere especial atención, debido a que impacta fuertemente sobre la productividad de este cultivo, fundamental para la sostenibilidad del sistema de granos de la región. Técnicos e institutos de investigación están trabajando fuertemente en encontrar las herramientas para un mejor control. Pero el combate precisa del trabajo mancomunado de todos los involucrados.

Alerta por el achaparramiento del maíz

La semana pasada, en LA GACETA Rural se informó sobre la situación de la producción de granos en Tucumán y en sus zonas de influencia. Se destacaron la situación de los lotes y cómo se venían desarrollando bajo ciertas condiciones agroclimáticas. Pero principalmente se subrayó la preocupación de los productores y de los técnicos respecto de los daños que está provocando la enfermedad del achaparramiento del maíz o Spiroplasma, transmitida por el vector Dalbulus maidis.

Se trata de una enfermedad de amplia distribución en el norte argentino, que requiere especial atención porque impacta fuertemente sobre la productividad de un cultivo clave para la sostenibilidad del sistema productivo regional.

Debido a ello vale destacar qué se viene haciendo al respecto sobre esta situación y qué se debe hacer para atenuar o disminuir el efecto de esta enfermedad que está complicando los lotes de maíz que se cultivan en el NOA.

Esto no es nuevo. Técnicos, asociaciones y organismos de investigación ya vienen trabajando al respecto para encontrar estrategias y herramientas que permitan controlar y manejar esta enfermedad y, por supuesto, el vector.

En diferentes sitios y publicaciones se pueden leer sobre esta problemática que afecta a los maíces de la región, que de a poco va golpeando los lotes en producción. Esta situación preocupa mucho, porque los daños son cada vez mayores y su dispersión también aumenta.

Los grupos CREA, Aapresid, el INTA, la Eeaoc y muchas empresas privadas relacionadas a insumos están trabajando sobre la temática.

En noviembre del año pasado, la Mesa Agrícola de la región CREA NOA realizó una jornada de capacitación en Las Lajitas (Salta), con el fin de que especialistas explicaran la situación y señalen las herramientas disponibles para mitigar los daños causados por la enfermedad.

Los técnicos que participaron de los organismos como INTA y Eeaoc indicaron que la enfermedad ya se extiende desde el sur de Estados Unidos hasta la Patagonia, y que es endémica en el norte de la Argentina.

Están identificados cuatro patógenos que causan la enfermedad, que son transmitidos por el insecto vector Dalbulus maidis: Spiroplasma kunkelii, Maize bushy stunt phytoplasma, Maize rayado fino virus (MRFV) y Maize striate mosaic virus (MSMV). Pueden encontrarse en infecciones simples o mixtas en el maíz.

En nuestro país la enfermedad es causada principalmente por Spiroplasma kunkelii, comúnmente denominado “Corn stunt spiroplasma” (CSS). Se trata de un patógeno sistémico que se propaga a todas las partes de la planta a través del floema.

Las plantas infectadas presentan diversos síntomas. El más típico consiste en una clorosis foliar que comienza a desarrollarse desde la base de la hoja, aunque en la Argentina es muy poco frecuente observarla en el campo.

En algunos casos, las hojas presentan enrojecimiento y bordes recortados, acortamiento de entrenudos y plantas multiespigas. Los síntomas pueden aparecer en etapas vegetativas hasta reproductivas. En las condiciones que se presentan en Argentina, generalmente se manifiestan durante el período de posfloración (especialmente R4 en adelante).

El reconocimiento de los síntomas en el campo resulta dificultoso debido a que la expresión de aquellos depende de múltiples factores, como las condiciones ambientales (principalmente temperaturas), el híbrido, la presencia conjunta con otros patógenos, la presión del inóculo y el estado fenológico del cultivo al momento de la infección. Las plantas enfermas terminan su ciclo anticipadamente y se interrumpe el llenado de sus granos. Una vez cosechada, se observan espigas blandas con granos de menor tamaño y peso. Por tales motivos, la confirmación de la presencia de CSS debe realizarse mediante diagnóstico de laboratorio.

Es importante recalcar lo que afirmó Augusto Casmuz, investigador de la sección Zoología Agrícola de la Eeaoc, acerca de que esa entidad junto a los grupos CREA de la región del NOA están abordando un proyecto referido Dalbulus maidis, para generar información sobre la bioecología, el comportamiento y el desarrollo de estrategias para el manejo de esta nueva amenaza en el cultivo de maíz de nuestra región.

Hallar soluciones es fundamental e involucra a todo el sector productivo de granos, que debe trabajar mancomunadamente para tener las herramientas que sirvan para manejar a esta enfermedad que podría hacer inviable la producción de maíz en el NOA, hoy vital para un sistema de producción sustentable en esta región.

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