El túnel del silencio en el camino a Tafí

El túnel del silencio en el camino a Tafí

La falta de señal y comunicación en los 38 kilómetros de Las Mesadas a El Mollar hace difícil ayudar en caso de emergencia.

En estos tiempos modernos la comunicación es algo esencial. También es imprescindible. Y, además, se podría agregar el adjetivo indiscutible. La facilidad con que los distintos aparatos tecnológicos logran comunicarse entre están cambiando la cultura, la forma de relacionarse de las sociedades y, obviamente, la vida en familia.

Sin embargo, hay 38 kilómetros en la provincia de Tucumán en los que se ingresa a un túnel de silencio con todos los riesgos que ello implica. Los tucumanos, turistas, veraneantes y tafinistos que transitan a diario por la ruta 307 en el momento en que pasan la zona conocida como Las Mesadas antes de comenzar el camino sinuoso de montaña, constatan cómo enmudecen sus celulares. La señal regresa aproximadamente cuando empiezan a ver el espejo de agua de La Angostura. Para algunos, unos metros antes, según la compañía que les provea el servicio de telefonía celular. Son aproximadamente unos 45 minutos en los que miles de transeúntes se quedan incomunicados.

El riesgo que se corre a lo largo de ese trayecto y en ese corto lapso que no llega ni siquiera a una hora es mayúsculo. Cualquier accidente que pudiere ocurrir en el recorrido mencionado da lugar a que la víctima quede a la deriva y dependiendo de la buena voluntad de otro transeúnte o automovilista. Será esa persona la que cargue a partir de ese momento con la responsabilidad de afrontar el salvataje de una vida o la sanación de alguien que ha sufrido heridas. Decidido a solidarizarse con los damnificados por el percance (no todos se animan a hacerlo en estos tiempos de inseguridad) tienen varios kilómetros de recorrido para llegar hasta un médico o nosocomio.

Las urgencias propias de los accidentes y de situaciones inesperadas como pueden ser las de aplicar primeros auxilios para reanimar a una persona son casi nulas. Puede ocurrir que los ciudadanos solicarios, cuando se abra ese “cono de silencio”, consigan avisar a familiares o llamar al 107 para que provea una ambulancia que empezará a desandar un camino sinuoso y por lo general transitado.

En la ruta a los valles desde la capital tucumana hay aproximadamente unos siete puestos de Vialidad. Cinco de ellos están en la ruta 307. Serían los campamentos que se hallan en los kilómetros 11, 13, 25, 30 y 38. Hay más, pero todos los mencionados estarían bajo el túnel silencioso y mortal que se ha conformado en la trepada a Tafí del Valle. Algunos de esos puestos pueden tener radio para dar un alerta más rápido de un siniestro o de la necesidad de asistencia. Sin embargo, no todos están con personal las 24 horas como para solucionar una urgencia.

Pero al intríngulis que significa esta situación se suma algo más en este proceso de mala comunicación: no hay una señalización correcta que pueda ayudar a los viajeros. Los puestos de Vialidad poseen un cartel que indica su instalación, pero no hay instructivos que digan qué requerimientos se podrían hacer allí. Tampoco antes de comenzar a subir o a bajar por la 307 se indica dónde están distribuidas estas reparticiones.

Cabe destacar que no le compete a Vialidad ser la voz de alerta de estas cuestiones; ocurre que la ciudadanía se ha acostumbrado a recurrir a esta dependencia porque es al teléfono de Vialidad al que se suele llamar para saber el estado del camino, su transitabilidad y cortes que ocurren. Ese llamado termina muchas veces aportando también datos meteorológicos.

El crecimiento del tránsito en la ruta 307, la proliferación de animales que nunca dejaron de pasear a lo largo de la ruta en las últimas décadas (fracaso de todos los gobiernos) ponen en riesgo cada vez a más vidas y la falta de comunicación en esos 38 kilómetros hacen aún más difíciles las tareas de salvataje. Como esas ironías propias de la vida, a lo largo de todo el camino al borde de la banquina corre una fibra óptica, modernísimo conductor de información de estos tiempos. Urge que se tomen recaudos para que el viaje a un lugar tan promocionado y valorado como los valles sea con los menores riesgos posibles.

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