Crece el ciberbullying: escraches y confesiones en redes sociales

Crece el ciberbullying: escraches y confesiones en redes sociales

Se multiplican los espacios digitales en los que los adolescentes dicen lo que piensan de otros, los acosan o humillan. Educar sobre ética e identidad digital es fundamental, sostienen los expertos.

UNA PESADILLA. Los adolescentes que son hostigados y escrachados en las redes sociales la pasan muy mal. UNA PESADILLA. Los adolescentes que son hostigados y escrachados en las redes sociales la pasan muy mal.

Se abre la app de la red social y ahí aparecen, bajo el término de “confesiones”, perfiles anónimos que invitan a denunciar algo o a escrachar a alguien. Prometen que “todo queda aquí”. No importa el daño que puedan hacer al difundir detalles de la intimidad de alguien.

Esta es una de las nuevas formas de acoso a través de las redes sociales, según explican los especialistas. Están preocupados. Las cuentas administradas a través del anonimato suelen agregar el nombre de un colegio o escuela, de un club o institución determinada. Y cada vez son más los adolescentes que sufren bullying en este tipo de espacios virtuales.

Cifras

Según la ONG Bullying sin Fronteras, en Argentina siete de cada 10 niños y adolescentes sufren acoso escolar. Más de la mitad de los casos se registran en las redes sociales. Según la entidad, este año hubo más de 40.000 casos de ciberbullyng.

La organización hizo hincapié en que cada vez se reportan más casos de hostigamiento y abusos en las redes sociales. “El acoso en las redes está fuera de control en el país”, remarcaron. Quienes padecen este tipo de hostigamiento reciben amenazas, burlas, insultos y mensajes continuados las 24 horas. La ONG advirtió que el acoso cibernético causa miles de muertes al año por suicidios.

Cómo funcionan

En las redes sociales, los grupos de confesiones suelen subir videos sin el consentimiento de las personas involucradas. También se publican mensajes y audios con denuncias que perjudican a alguien en particular. Muy poco importa la veracidad de lo que se comenta.

“Notamos que hay una necesidad de los chicos de decir lo que quieren cuando quieren. Valoran mucho la libertad de expresión que permiten las redes sociales, pero no tienen en cuenta el daño que pueden causar en otra persona; en general, no hay empatía en estas plataformas”, sostiene Carolina Aranda, que enseña historia en tres instituciones secundarias.

En algunos casos, cuando las escuelas intervienen, las cuentas se cierran, aunque luego abren con otro nombre. Estos espacios se han multiplicado en los últimos meses y, según los docentes consultados, las autoridades no saben bien cómo tratar el tema. Lo que urge trabajar, de fondo, es la ética y la identidad digital porque en este formato de confesionario, cuando alguien es nombrado o agredido en el anonimato, es difícil establecer quién es el autor del mensaje creado para hacer sentir mal a alguien.

Impunidad

Silvina Cohen Imach, psicóloga clínica especializada en niñez y adolescencia y violencia familiar, explica que las redes sociales tienen una enorme impunidad por el anonimato, por la desinhibición, por la adrenalina y por la vertiginosidad con la que se maneja la información. “Hay muchos delitos que se cometen. El ciberacoso es muy frecuente entre varones y mujeres, que están absolutamente hechizados, obnubilados y fascinados con otros que no sabemos quiénes son. Así llegamos a situaciones de extrema vulnerabilidad”, remarca.

La repetición de situaciones vinculadas al mal uso de la tecnología por parte de niños y adolescentes que generan nuevas formas de violencia es un llamado de atención para los adultos: es necesario trabajar más la ética y la identidad digital, sostiene.

“Muchas veces los adolescentes se esconden detrás de ciertos personajes y actúan desde el anonimato. Es importante trabajar para que cada adolescente y adulto pueda ser sincero con aquello que muestran hacia afuera. Además de recalcarles que hay una responsabilidad legal en todo lo que hacen en las redes”, resalta.

Según la especialista, no hay que perder de vista que los adolescentes se encuentran en una etapa de su vida en que están tratando de construir su identidad y, en ese camino, ponen en cuestión los mandatos familiares. Por ello, es fundamental la intervención de un adulto.

¿Cómo puede ayudar un padre? Antes que nada, según Cohen Imach, es bueno que sepan cuántas horas pasan en las redes y preguntarles qué hacen allí y si tienen contactos con desconocidos. Deben ayudar a sus hijos a que pongan en palabras si algo les está pasando.

“Acompañarlos en este momento crucial de la vida es fundamental. Esta tarea no es cuestionarlos ni prohibirles, sino estar a la par tanto los padres como los tutores en las instituciones”, sugiere.

La escuela también puede hacer mucho: “es bueno dar espacio para talleres sobre bullying para padres e hijos, donde se presentan las diferentes situaciones de violencia y maltrato”.

El contexto

La psicopedagoga Natalia Jiménez Terán sostiene que este aumento de los casos de ciberbullying se enmarca en un contexto determinante: “tenemos una sociedad que cada vez se presenta con más violencia, en donde el respeto al otro es cada vez menor y las normas y valores éticos están muy poco presentes. Los adolescentes encuentran pocos límites y todo eso favorece a que ellos no tengan miedo de decir o hacer lo que quieran, de tener conductas más violentas o decir lo que piensan mediante la humillación el maltrato”.

Para la especialista, prevenir este tipo de maltrato en las redes sociales es fundamental para evitar las consecuencias que trae: el daño es muy fuerte en los adolescentes que sufren el acoso. “Hay que trabajar en forma conjunta entre escuela y familia desde que los chicos empiezan a ir a clases. Hay una necesidad muy importante de reforzar las normas, los valores y la disciplina si tengo adolescentes que se manejan así en la vida diaria, si sienten que puedan decir lo que quiera sin un control de lo que puede provocar en el otro”, sostiene.

La realidad obliga a las escuelas a dejar de lado a veces lo pedagógico, los contenidos puros, cuando pasan estas cosas, cuando hay adolescentes que la están pasando mal, sugiere.

El silencio y la falta de compromiso son otros de los grandes aliados que tiene el bullying, coinciden los expertos. Las familias y las escuelas no pueden mirar para otro lado porque no conocen, porque les falta herramientas o formación.

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