Cocina & Colectividades: historias de japoneses que huyeron de la posguerra y hoy sus platos se comparten en Tucumán

Cocina & Colectividades: historias de japoneses que huyeron de la posguerra y hoy sus platos se comparten en Tucumán

FOTO DE FAMILIA. Natsue, en el medio, entre su padre y su madre, y acompañada por sus hermanos.

Corrían los primeros años del siglo XX. La gran inmigración en la Argentina, iniciada a partir de 1890 y concentrada especialmente en los centros urbanos, convertía la cotidianeidad de las calles de Tucumán en un territorio agitado y dinámico donde interactuaban idiomas de todo el mundo: españoles, italianos, árabes. En la pujante capital provincial se vivía, quizás, como en una ciudad cosmopolita.

A esa ciudad llegaron, en 1910, los primeros japoneses provenientes de Buenos Aires con la intención de instalar en Tucumán una sucursal del café Paulista, un local que había ganado cierto prestigio en la capital del país, según una investigación de Sergio Naessens, licenciado en Geografía e integrante del Centro de Estudios sobre Asia y África de la Faculta de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán

“Muchos ‘paisanos’ de Córdoba, Rosario y Buenos Aires habían tenido éxito dedicándose a esta actividad”, detalla. “Debido a esto, los que se habían hecho de algún capital, llegan a Tucumán e instalan cafeterías, mientras que otros trabajan como mozos”, revela.

Según el especialista, entre 1910 a 1920, la ciudad llegó a contar con cinco bares-café alrededor de la plaza principal en los cuales había entre 40 y 50 japoneses trabajando como mozos.

Café Japonés, el local permaneció abierto hasta mediados del siglo XX, estaba ubicado en San Martín al 600, entonces calle Las Heras Café Japonés, el local permaneció abierto hasta mediados del siglo XX, estaba ubicado en San Martín al 600, entonces calle Las Heras

“La fama de la participación de los japoneses en estas cafeterías de Tucumán era conocida en todo el país”, explica Keiko Saito, presidenta de la Asociación Nikkei, una de las dos agrupaciones de la comunidad en la provincia. “Cuando los inmigrantes de Japón llegaban al país buscando trabajo en las ciudades de Buenos Aires o Córdoba, era común que les recomienden viajar a Tucumán para integrarse a esta actividad”, detalla.

Según cuenta Naessens en su libro “La inmigración Argentina en el siglo XX”, en esta etapa la mayoría de los inmigrantes asiáticos provenía de la isla de Okinawa, situada al sur del Japón. Eran islas que originalmente pertenecían a China y fueron ocupadas por Japón en 1882.

El texto explica que, antes de la Segunda Guerra, los japoneses que llegan a Argentina eran por lo general jóvenes y varones que venían a hacerse ‘la América’, tener algún tipo de crecimiento económico y regresar a Japón.

Otros se aventuraban en búsqueda de culturas más flexibles,  en una actitud de rebeldía frente a una sociedad de costumbres rígidas. Por lo tanto, también conservaban sus hábitos e idioma con el deseo de retornar a Japón”.

“Las cafeterías redituaron importantes beneficios hasta que comenzó la competencia con los tucumanos en el rubro. Hacia 1930 abandonaron la actividad dedicándose a otro tipo de emprendimiento: las tintorerías. En 1933 instalan la primera de ellas en Tucumán”.

El largo viaje de Natsué hacia América escapando de la posguerra 

Durante los horrores de la Segunda Guerra Mundial, la familia de Natsue Yoshimura, que en aquella época era una joven adolescente, fue trasladada a la isla Hainan, en el mar de China Meridional. Su padre, Minoru, debía trabajar como agricultor para alimentar a las tropas japonesas allí asentadas.

La guerra terminó, pero las guerras terminan y sus horrores persisten. Tras la rendición de Japón, Natsue y su familia debieron abandonar precipitadamente la isla en una barcaza navegando durante 10 días, sin provisiones ni alimentos, hasta llegar a su país.

Cuando llegó a lo que había sido su casa, ubicada en el poblado de Iwakuni cercano a Hiroshima, por los ojos de Natsue entraron de golpe las tierras devastadas: el hogar de su familia en ruinas. Después de eso, y tras dos años de intentar recuperar las plantaciones de arroz sin resultados, los Yoshimura decidieron migrar hacia América.

“La mayor afluencia de japoneses en la provincia fue tras la Segunda Guerra Mundial”, detalla Sergio Naessens. “Esta corriente migratoria es reducida si la comparamos con españoles, italianos y árabes; pero se torna importante en relación a colectividades europeas, americanas o asiáticas de menor cuantía como belgas, brasileños o coreanos, por ejemplo”, advierte.

Puerto de Kobe en 1955. Cientos de japoneses se despiden de su país rumbo a América Puerto de Kobe en 1955. Cientos de japoneses se despiden de su país rumbo a América

La familia Yoshimura vendió todas sus tierras y en 1955, en el puerto de Kobe, se despiden de su patria saludando conmovidos desde la cubierta del Buraziru Maru 2, el barco que los traería a este continente.

“Viajaron durante 45 días hasta llegar al puerto de Buenos Aires”, dice Keiko. “Fue un viaje duro, la comida apenas alcanzaba para todos. Sin embargo los más jóvenes se entretenían realizando festividades, baile, canto, entre otras actividades”, relata.

Natsue tenía en ese momento 17 años. Hoy, con 80 y ya radicada en Tucumán, observa sonriendo mientras su hija Keiko cuenta esta historia a LA GACETA.

La familia Saito: Kioshi, nieto de Natsue, a la izquierda, ella en el centro y a la derecha de la imagen su hija Keiko La familia Saito: Kioshi, nieto de Natsue, a la izquierda, ella en el centro y a la derecha de la imagen su hija Keiko

Allí, en ese barco, Natsue conoció a Koichi Saito, en ese entonces de 19 años. Antes de pisar suelo americano ya habían decidido pasar el resto de su vida juntos. Vivieron primero en Paraguay, luego en Buenos Aires y finalmente, a mediados de los 60, llegaron a Tucumán para instalarse definitivamente junto a sus hijos.

Según datos del Censo Nacional de 2010, el número de extranjeros de nacionalidad japonesa era de 4.036 personas, de las cuales el 46,2% eran mayores de 65 años. Por otra parte, un relevamiento realizado en 2013  por la Federación de Asociaciones Nikkei en Argentina (FANA) calcula la población nikkei (japoneses y sus descendientes) en un total de 54.174 personas.

EN BUENOS AIRES. Minoru Yoshimura recién llegado en 1955, frente al edificio Kavanagh. EN BUENOS AIRES. Minoru Yoshimura recién llegado en 1955, frente al edificio Kavanagh.

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