Ricky Martin enfervorizó e hizo bailar a sus fanáticas

Ricky Martin enfervorizó e hizo bailar a sus fanáticas

El artista fue largamente ovacionado por la multitud que se reunió en Central Córdoba. El boricua no se cansó de danzar ni de ponerle calor a la noche, y contagió al público con su energía.

FLASHEADO EN EL ESCENARIO. Los fans dispararon con las cámaras de sus celulares para tener un recuerdo imborrable del momento que vivieron. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO FLASHEADO EN EL ESCENARIO. Los fans dispararon con las cámaras de sus celulares para tener un recuerdo imborrable del momento que vivieron. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
06 Marzo 2007
Desde que apareció en el escenario, a las 22.30, y hasta que terminó, a la medianoche, Ricky Martin hizo las delicias de las chicas -y no tan chicas- que llenaron casi totalmente el club Central Córdoba. La multitud aplaudió una y otra vez a su ídolo, y las mujeres, enfervorizadas, le gritaban “te amo”, “te quiero”, “vení abajo”.
Unas imágenes que lo mostraban bajo el agua se proyectaron en las pantallas; y cuando en el video emergía a la superficie, luces de distintos colores del escenario se encendieron, al tiempo que aparecieron los bailarines y los músicos. Al fin, el boricua, largamente ovacionado, se situó en el escenario, y de inmediato empezó con “Pégale”. Lo siguieron “Raza de mil colores”, “Por arriba y por abajo” y “Jaleo”, entre otros temas con los que le puso ritmo y calor a la noche tucumana.

Escenografía
El fondo del escenario estaba formado por pantallas de video, y la decoración incluyó dos enormes gongs. Apoyado por una numerosa y talentosa banda y acompañado por excelentes  bailarines, Martin brindó un recital basado en los éxitos de sus producciones más recientes. El sonido, excelente, se escuchaba desde lejos.

Destreza
Tanto cuando se desplazó por una cinta transportadora como cuando se trepó a unos andamios ubicados al fondo del escenario y bailó “La bomba”, Ricky exhibió una envidiable destreza, y su fogoso baile contagió al público. Pero tampoco faltó el set romántico, acústico: promediando el show, el artista, a media luz, interpretó “Volver”, “Fuego de noche, nieve de día” y “Todo queda en nada”, entre otras, momentos que las parejas aprovecharon para acurrucarse.
Ofreció también varios de los temas cantados en inglés que le permitieron ingresar al mercado discográfico estadounidense, como “This is good”, “I don’t care”, “Vuélvete” (“It’s all right”)”, “Living la vida loca” y “Lola Lola”, varias de ellas, en versiones remixadas. “María”, uno de sus hits, fue seguido en las tribunas a puro baile.
Martin y sus bailarines cambiaron de vestuario al menos seis veces: pasaron del marrón al blanco, y del negro a vivos colores. Durante gran parte del espectáculo, se proyectaron imágenes de niños desnutridos o mutilados por efectos de la guerra. De pronto apareció la del presidente de Estados Unidos, George Bush, lo que originó una atronadora silbatina, sobre todo de la popular.

Sin La Mari
Tal como sucedió en los otros recitales, el show concluyó con uno de sus últimas temas, “Tu recuerdo”. Pero lo cantó solo: no estuvo en Central Córdoba la cantante española La Mari, que sí lo acompañó en Córdoba y en River Plate.


Luego del recital subió a su avión privado y voló a Neuquén

Durante el día de ayer la delegación de la producción del show consumió más de 100 fardos de agua mineral; en ningún momento las bebidas alcohólicas estuvieron presentes ni en el escenario ni en los camerinos. Tampoco se permitió su venta en el interior del estadio.
Inmediatamente después de terminado el show, Ricky Martin y sus familiares se trasladaron al aeropuerto, y partieron con rumbo a Neuquén, donde mañana el artista debe cumplir otro compromiso. Los músicos y los bailarines, así como parte de la producción, pernoctaron en esta ciudad y partirían en vuelo de línea por la mañana, mientras que los camiones que transportan los pesados equipos de iluminación y de sonido, salieron en la madrugada de hoy.

“La fe no debe morir”


EN CUATRO SECCIONES se dividió el show de anoche, tal como ocurrió en Córdoba y en Buenos Aires: africanismo, romanticismo, rock and roll y latin dance. El boricua respetó religiosamente ese orden. Y, sin contar la ovación inicial, cuando ingresó al escenario, lo que cosechó más aplausos fue el romántico tema “Volver”. Otro de los momentos más emotivos llegó cuando interpretó, con una tenue iluminación, “Fuego de noche y nieve de día”. También se ganó al público cuando, dirigiéndose a los espectadores, dijo: ¿“Qué hice todo este tiempo sin venir a esta tierra?. Siento un calor muy especial aquí”. En otro de sus diálogos con el público se refirió al agradecimiento: “lo siento mucho, con la euforia y el calor que siento aquí. Yo tengo agradecimiento por las cosas simples, porque tengo salud, familia y amigos, y paso por un buen momento de equilibrio. Y porque tengo mucha fe. La fe no debe morir nunca”, agregó.


NO TODOS LA PASARON BIEN. En la platea hubo mucho “jaleo” cuando en las primeras filas todos se paraban en las sillas y no dejaban ver a los que estaban atrás. Esa actitud del público es común en nuestra ciudad, y los que más pagan, a veces, son los que menos disfrutan. Cecilia Cortés, ubicada en este sector, se resignaba a ver lo que ocurría en las enormes pantallas gigantes. Carolina Ance, de Tafí Viejo, fue clara: “nunca vi un espectáculo así, además es tan lindo...”. En la popular, Ana Paula Ledesma, mientras lloraba, no se cansaba de repetir “lo amo más que nada”. Tanto desde el sector de platea como en las tribunas, los flashes de las máquinas de fotos de los celulares se disparaban por miles.


LLEGO TEMPRANO Y COMIO TAMALES

ANTES DE LO PREVISTO llegó ayer a esta ciudad el cantante boricua. Su arribo estaba previsto para las 20, pero su avión aterrizó alrededor de las 17.30. Del aeropuerto se trasladó inmediatamente al club Central Córdoba, adonde llegó a las 18.10; ingresó por calle Rondeau, lo que fue advertido por muy poca gente. De inmediato ocupó su camerino y comenzó a trabajar su masajista. Posteriormente, descansó hasta antes del show, acompañado por su madre y por otros familiares en el coqueto camerino. A las 20.30, sorprendentemente, Martin fue a la cantina del club y se sentó a cenar. Comió tamales, y de postre, quesillo con arrope. Los que estaban cerca de él dicen que el menú le gustó.

ALGUNOS DE LOS MUSICOS de la delegación sufrieron las ya fastidiosas demoras de los vuelos. El avión de Aerolíneas Argentinas tenía que llegar a las 20.10 del domingo, pero estuvo aterrizando en esta ciudad a la 1.50 de la madrugada de ayer.

LO SIGUE por todo el país. Estuvo en el recital Soledad García, de 43 años, que pertenece al club de fans. Exhibiendo orgullosa un inmenso tatuaje del boricua en el brazo derecho, le contó a LA GACETA que desde hace 22 años es fanática. “Vine de Buenos Aires; estuve antes en Córdoba. Desde aquí me voy a Neuquén. Lo sigo a todas partes”.

La LARGA fila comenzó a moverse unos minutos después de las 19.30, cuando se abrieron las puertas del estadio. Tanto mujeres como varones fueron revisados uno por uno; se los obligó a dejar los encendedores y los cigarrillos, como ocurre habitualmente en todos los recitales.

UN GRUPO DE MUJERES que viajó en el ómnibus llegó desde Santiago del Estero. Silvia Trodoskiño dijo que sigue al cantante desde la época de Menudo. “Vinimos un grupo grande; llegamos a las puertas de la cancha a las 19.30. Todas tenemos entre 30 y 35 años”, precisó.

LOS CHORIPANES eran los más requeridos en las distintas esquinas, alrededor del club Central Córdoba. Pero los vendedores sabían quiénes eran sus clientes, por eso ofrecían gritando: “¡A lo chori dietético y a la coca diet!”. Los precios variaban en centavos; pero el combo, por lo general, se ofrecía a $ 2. En los bares cercanos al club, algunos adultos consumieron cerveza, preparándose para “la sequía”, ya que dentro del club estaba prohibida la venta de bebidas alcohólicas.

UN BASURAL parecía la esquina de Bolívar y San Luis. Vasos, botellas, paquetes de cigarrillos, papeles, pochoclo y restos de comida quedaron como testigos de la larga espera.

LA SEGURIDAD estaba a cargo de 120 policías en las afueras del estadio y 120 efectivos de seguridad en el interior. Ninguno portaba armas, siguiendo las instrucciones que había dado la producción de Ricky Martin.