Se agrava la crisis por el cierre de locales nocturnos en El Alto

Se agrava la crisis por el cierre de locales nocturnos en El Alto

La huelga de hambre es la medida de fuerza de los bandos en pugna.

FIRMEZA. Una de las meretrices se incorpora a la huelga de hambre.  REUTERS FIRMEZA. Una de las meretrices se incorpora a la huelga de hambre. REUTERS
25 Octubre 2007
LA PAZ.- Prostitutas de la ciudad de El Alto se cosieron ayer los labios, en el tercer día de una huelga de hambre en demanda de la reapertura de sus locales de trabajo. Asimismo, reclamaron una investigación sobre los recientes saqueos e incendios de bares y casas de cita de la ciudad por parte de una turba de vecinos que reclamaba la clausura  y todos los locales nocturnos.
No hay solución a la vista para el conflicto. Las meretrices están dispuestas a enterrarse vivas hoy y el gobierno municipal, decidido a mantener la clausura de bares, discotecas y burdeles ubicados en cercanías de escuelas y hospitales. Para complicar más la situación, los dueños de los locales de diversión clausurados declararon su propia huelga de hambre desde el martes, y dirigentes estudiantiles cumplían ayer su quinta jornada de ayuno exigiendo el cierre definitivo de los bares y prostíbulos.
Lily Cortez, de la Asociación de Trabajadoras Nocturnas de El Alto, entidad que nuclea a unas 500 trabajadores sexuales, advirtió que 1.500 meretrices que trabajan por fuera del regstro sanitario están dispuestas a extender la protesta en todo el país. “Estamos luchando por el derecho al trabajo y por la supervivencia de nuestras familias”, dijo una mujer con los labios cosidos con hilo común, que participa de la huelga de hambre.

La cadena laboral
Un vocero de la Asociación de Peñas, Bares, Restaurantes y Karaokes de El Alto dijo que si sus locales permanecían cerrados indefinidamente habría graves conflictos sociales. “Hay millares de camareros, cocineros, barman, taxistas y vendedores ambulantes que dejaron de trabajar a raíz del cierre de nuestros negocios”, reclamó. En El Alto funcionaban la semana pasada más de 2.000 burdeles, bares y discotecas, más del 70% de los cuales opera en forma ilegal. El Alto es una ciudad de casi un millón de habitantes, la mayoría inmigrantes campesinos, famosa por el poder de sus organizaciones sociales y sindicales. (Reuter)

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