Migraciones

Migraciones

El éxodo argentino busca destinos cercanos, pero a menudo las ilusiones de los emigrantes chocan contra una realidad que no esperaban encontrar en los países limítrofes, donde no es tan fácil insertarse en el mercado laboral, salvo excepciones.

29 Septiembre 2002
Según relatan compatriotas residentes en Brasil o en Chile, no es fácil establecerse y conseguir trabajo, a diferencia de lo que ocurre en Bolivia, donde los profesionales suelen encontrar cabida. El "milagro económico" de Santa Cruz de la Sierra es la cara más visible del progreso del pueblo boliviano, que no alimenta delirios de grandeza, sino que prefiere mantener los pies en la tierra, según opina un arquitecto tucumano. Coincide con él un ingeniero que residió durante varios años en Concepción y ahora forma parte de la actividad industrial santacruceña, estimulada por el fenómeno del gas natural. Un estudiante rosarino que se mudó a Brasil está asombrado con la carencia cultural y el restringido acceso a la educación que advierte en la sociedad brasileña, donde cunde la desocupación y es difícil conseguir trabajo.

Los que buscan una oportunidad sin alejarse demasiado del país

Entre los destinos más atractivos que ofrecen los países limítrofes a los emigrantes argentinos, se destaca Santa Cruz de la Sierra, ciudad boliviana que está experimentando una moderada pero sostenida expansión económica. Se estima que hasta enero pasado había unos 5.000 tucumanos en Santa Cruz, pero ahora llegan a casi 9.000, la mayoría profesionales, sobre todo médicos, ingenieros y arquitectos.
El arquitecto Jaime Spamer, quien reside allí desde hace 11 años, define a los bolivianos como gente que vive con los pies en la tierra. "Es un pueblo que suda la camiseta y que no vive de ilusiones, como los argentinos, sino en la realidad absoluta -definió-. Los que llegamos a Bolivia en los 90 veíamos cómo en Argentina disfrutaban la fiesta. Era como hacer el cumpleaños de 15 al fiado. Ahora lo están pagando".
En opinión de Spamer, dueño de un restaurante, la estabilidad política y económica de Bolivia alimenta perspectivas ciertas de futuro. La exportación de gas natural ha generado crecimiento y atrajo empresas extranjeras que pagan en dólares.

Un país receptor
"Así como la Argentina ha recibido con los brazos abiertos a los bolivianos, nosotros tenemos una política de inmigración bastante accesible", explicó el cónsul de Bolivia en Tucumán, Hans Mauricio Dellien Bilbao. Para obtener una residencia de uno o dos años basta con presentar un certificado de antecedentes. El trámite demora 15 días.
"De Córdoba llegaron muchos arquitectos y empresas constructoras. Se han hecho muchos barrios cerrados, que ahora están de moda en Santa Cruz", señaló el diplomático.
Un ingeniero porteño que vivió en Tucumán desde 1994, emigró hace poco a Santa Cruz, donde trabaja como consultor empresarial. En una entrevista por correo electrónico, Hernán Carelli comentó a LA GACETA que "en Santa Cruz, hay un conglomerado de etnias que no se mezclan entre sí, y una desigualdad social muy importante. Creo que es el camino acelerado que recorre la Argentina -opinó-. Están los coyas, aymaras y quechuas del Altiplano, los guaraníes y los chiquitanos del oriente, y la nación Cambá, que son los nativos de aquí, de tez blanca".

Ricos y pobres
Carelli reveló que en la ciudad boliviana se ven actividades y mansiones costosas, al mejor estilo San Isidro (Buenos Aires), al lado de gente viviendo en condiciones paupérrimas. "Aquí se concentra aproximadamente el 25% de la actividad económica de Bolivia, sobre todo la industria petrolera y del gas, y tiene un índice de crecimiento muy alto", reseñó Carelli, quien justificó su búsqueda de nuevos horizontes en la falta de oportunidades que existe en la Argentina.

La confiscación
"A la falta de seguridad jurídica y a los cambios en las reglas de juego, se suma la confiscación del patrimonio, que es una muestra alarmante del desprecio del Estado por la propiedad privada", definió. Asombrado por la amabilidad y deferencia en el trato formal de la gente en Bolivia, Carelli destacó que hasta la fecha no ha escuchado ninguna palabra soez. Se ve muchos argentinos, que viven allí desde tiempo atrás y en posiciones muy exitosas.
"Con respecto a mi familia, no es un lugar donde me gustaría que vivan, por las desigualdades sociales -agregó Carelli-. Pero creo que en la Argentina tampoco, dado el proceso de nivelación para abajo que veo".

PASAJES DE IDA

DOLARES EN BOLIVIA.- El sueldo de un profesional en posiciones medias, en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) es de 1.300 a 1.800 dólares. En la industria petrolera llegan a los u$s 4.500 para cargos gerenciales. El costo de vida es algo más elevado que en la Argentina, pero los paulatinos aumentos que se registran en nuestro país los van equiparando.

EL SUELDO MINIMO ES DE U$S 170.- Los sueldos chilenos, para un profesional, rondan los 1.200 a 1.500 dólares. El sueldo mínimo es de 170 dólares aproximadamente. Pero el costo de vida está en relación a esos valores, por lo que -de conseguir trabajo- es difícil que a un inmigrante le alcance para vivir allí y enviar dinero hacia la Argentina.

SI VAS PARA CHILE.- Si bien en Chile hay actividad y la economía crece, a diferencia de otros países de la región, el problema de la desocupación es importante, ya que en ciudades como Valparaíso o San Antonio ronda el 20%. Para encontrar trabajo hay que apuntar a Santiago, donde se encuentran todas las empresas. También en el sur del país trasandino hay un apreciable nivel de actividad.

ESTILO DE VIDA.- "Una vez que uno supera el escollo de conseguir trabajo, mi experiencia me dice que Chile es un país muy lindo para vivir. No hay problemas de seguridad, hay mucho respeto en los tratos comerciales, los cheques se pagan, y se respetan los carteles de ?pare? en las calles", relató Gustavo Esteban, un ingeniero mendocino residente en Viña del Mar.

HIJOS DEL RIGOR.- Manuel Morini (17) es hijo de un argentino y una chilena. La familia, con cinco hijos argentinos, se trasladó a Chile. "A mi mamá, por ser chilena, le dieron trabajo enseguida; pero mi viejo está hace tiempo con nosotros y todavía no le dan nada -contó Manuel-. A los argentinos no les tienen xenofobia extrema, pero siempre ha estado presente cierto rechazo en el trato. Son personas muy amigables y sociables, pero demasiado cerrados de mente, porque les ha quedado grabado el sistema militar que impuso Pinochet". Por esa razón, el joven estudiante opina que en Chile "es todo muy ordenado".

EL ESPEJISMO BRASILEÑO.- Muchos argentinos emigran a Brasil pensando en encontrar una oportunidad de mejorar su nivel de vida, pero se encuentran con grandes dificultades. Tampoco saben que el país vecino atraviesa crisis sociales y culturales muy graves, según considera Pablo Ghiglione, un estudiante rosarino que vive con su familia en Guaratinguetá (cerca de San Pablo). "Históricamente Brasil fue un país mucho más pobre que Argentina, con una industria mucho mayor, pero con casi 4 veces más habitantes -resumió-. La carencia cultural que se vive acá es impresionante. Ni hablar del nivel de analfabetismo que existe. Solamente el 4% de la población brasileña (134 millones de habitantes) tiene nivel académico, porque las universidades son casi todas pagas y muy caras", consignó Ghiglione. Los problemas que se suelen presentar para el inmigrante, en primer lugar, son de índole legal. "En Brasil son muy, pero muy burocráticos -señaló Pablo-. Después está el tema afectivo. No es para nada fácil dejar todo lo que uno quiere, todo a lo uno está acostumbrado. Ahora estoy cursando el primer año de Administración de Empresas y aunque estoy acá solo, estoy contento porque siento que esto es lo mío. Pero no deja de ser difícil, más que nada porque tengo a mi novia allá en Rosario".

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