“Memorias” de La Madrid

“Memorias” de La Madrid

Ramos Mejía las elogió con gran entusiasmo.

LOS RESTOS. Cráneo de La Madrid con marcas de sablazos, fotografiado al exhumarse sus restos, en 1895. LOS RESTOS. Cráneo de La Madrid con marcas de sablazos, fotografiado al exhumarse sus restos, en 1895.

Las “Memorias” del célebre guerrero tucumano Gregorio Aráoz de la Madrid fueron editadas por el Gobierno de la Provincia en 1895. El célebre José María Ramos Mejía formuló sobre ellas un elogio categórico, que es interesante rescatar. Las llamaba “un libro que he leído con mayor placer, a pesar del extraordinario desaliño y criollismo de campamento que trasuntan sus páginas”.

Consideraba que “difícilmente se hallará en la literatura argentina (si literatura puede llamarse a ese descosido haz de impresiones recogidas por el espíritu sensible de un soldado bonachón), un libro de estructura más infantil y que revele mejor la corteza de bondadoso gigante del original paladín, que conquistaba voluntades con ‘la lanza partida del mío Cid’ y la melancólica ‘viella’ del trovador provenzal”.

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Llamaba a La Madrid “curioso ejemplo atávico del batallador antiguo”, que “recoge y alinea sus recuerdos y sus párrafos como alineaba sus soldados; desarrolla su plan histórico, al escribir su desgalichado libro, como desarrollaba la estrategia peculiar de sus batallas”.

Le parecía que esas páginas son las que mejor revelan “la índole absolutamente desprovista de malicia de este ingenuo e incansable peleador. Lo que él dice es, hasta cierto punto, lo cierto, lo que ha visto y oído; sus sentidos devuelven lealmente cuanto han recibido, sin interpolaciones inútiles, para lo cual no estaba preparado su cráneo, si no célebre por su talento noble y venerado, por el número de heridas gloriosas que recibiera en 25 años de lucha por la libertad”. Y “la inocente franqueza con que vacía las impresiones y recoge las críticas, a veces amargas, de sus propios actos; la ruda franqueza con que se acusa de sus mismos actos políticos constituye, sin duda, una garantía de la sinceridad de sus afirmaciones”.

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