Estadounidenses advierten sobre el HLB

Estadounidenses advierten sobre el HLB

“Debemos tomar el ejemplo de Florida y no caer en los mismos errores, y tanto las autoridades fitosanitarias como el sector productivo no deben minimizar los efectos destructivos de la enfermedad”. Estas fueron las enseñanzas que transmitieron dos especialistas de la Universidad de Florida, que días pasados disertaron en la Sociedad Rural de Tucumán.

El sector citrícola tucumano tuvo la oportunidad de asistir a disertaciones de especialistas estadounidenses, el martes pasado, en la sede de la Sociedad Rural de Tucumán para informarse sobre “Las experiencias adquiridas sobre HLB en Florida entre 2005 y 2017” y “El impacto económico del HLB en la industria cítrica de Florida”. El que tuvo la suerte de participar de este evento, organizado por la Eeaoc y patrocinado por Afinoa y ATC, seguramente le dio tranquilidad, por un lado, de que todavía no tenemos a la bacteria presente en nuestra región NOA, pero seguramente le generó muchísima preocupación que la misma esté presente en el NEA, y haciendo estragos en plantaciones comerciales de la provincia de Misiones.

Entre los asistentes se percibía que todo lo que se viene haciendo de manera mancomunada entre los organismos nacionales, provinciales y el sector privado es todavía poco y que se debería ajustar el actual Programa Nacional de Prevención del HLB, que lo lleva a cabo el Senasa con la colaboración de las provincias citrícolas y el apoyo técnico de la Eeaoc y el INTA.

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La preocupación de la gente es valedera, ya que lo expresado por los expertos de Florida es más que suficiente para aumentar la preocupación sobre lo que puede suceder con la actividad citrícola regional si el HLB ingresa y que, a la vez, se crea que lo que se hace para prevenir esta enfermedad es insuficiente.

Stephen Futch, PhD de la Agencia de Extensión de la Universidad de Florida, dijo que en esa región productora de cítricos el psilido del HLB apareció en 1998 y la enfermedad se manifestó en 2005, y en ese lapso de tiempo al productor no le importó la aparición del insecto por no considerarlo peligroso, hasta que la enfermedad comenzó a hacer estragos. Hoy hay un 45% menos de producción en cítricos, en general; en naranja alcanza el 74%, tiene caídas de fruta de un 30% y su producción en cajas cayó en 47 millones. Los arboles muestran debilitamiento muy marcado y un tamaño muy pequeño.

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Es destacable comentar que los productores negaron la seriedad del problema y, por lo tanto, tardaron en desarrollar programas efectivos de control del vector desde 2006 hasta 2010. Recién a finales de 2008 empezaron a pensar en el desarrollo de programas de inspección y erradicación que duraron hasta 2012, pero ya fue tarde porque la bacteria ya estaba diseminada en toda la región.

El técnico fue categórico al afirmar que el monitoreo nos permitirá adelantarnos a la enfermedad con no menos de cuatro monitoreos al año, y si llega a haber plantas infectadas con la bacteria es recomendable aumentar la presión de monitoreo.

Comentó que cuando ya tenemos la enfermedad los monitoreos de plantas enfermas deben ser muy riguroso, ya que un monitoreo sólo detecta entre el 50% y el 70 % de árboles enfermos y que debe ser realizado con mayor intensidad en el invierno-otoño, ya que es el momento donde más se manifiestan los síntomas. Cuando la planta está en brotación es muy difícil observar la sintomatología.

Si la infección en una finca es muy alta se la baja erradicando los árboles enfermos, algo que no se hizo en EEUU durante 2013-2015, por lo que la diseminación de la enfermedad fue muy grande en ese período. Realmente la situación que se vive en Florida es grave, ya que existen quintas cítricas con el 100% de infección. Hasta llegaron a aplicar insecticidas para controlar el vector una vez por semana para evitar la diseminación de la enfermedad.

Por otro lado, Ariel Singerman, también de la Universidad de Florida detalló el impacto económico del HLB en la producción cítrica de Florida. Los números fueron similares a los comentados líneas arribas, pero se agrega que disminuyó de 250.000 ha a 150.000 ha y que los rendimientos por acre cayeron de 400 cajas a 200 cajas. Además, dijo que los costos de producción aumentaron desde los U$S 3.300/ha a los U$S 5.700/ha, y que el costo de cosecha se fue más arriba, ya que hay menos fruta y más chica por árbol. Afirmó que las áreas colectivas de manejo de la enfermedad y su vector sirvieron para mejorar una situación caótica de los productores.

Fue contundente en afirmar que Argentina, pero sobre todo el NOA, donde no tenemos todavía a la bacteria presente, tiene la oportunidad, pero sobre todo la responsabilidad de usar todo lo que le sucedió a Florida, para no caer en los mismos errores y que prevenir el ingreso de la enfermedad. Hoy en el país y en la región ya se trabaja en prevenir la enfermedad; las autoridades fitosanitarias saben que hay diferencias en el trabajo a realizar en las dos principales regiones citrícolas del país por tener una situación fitosanitaria diferente. Queda claro que sin la participación responsable de productores, empacadores y comercializadores nada es posible para evitar que la enfermedad siga apareciendo y se propague. Es por ello que evitaríamos el ingreso del HLB solo cumpliendo las principales normas de con no realizar el movimiento de materiales verdes citrícolas entre regiones, no comercializar fruta o plantas que no estén en regla y que la fruta tenga restos vegetales y producir plantines sanos y controlados con las normas vigentes para plantaciones nuevas. El Estado, articulando con el sector privado, ayudará en lograr esos objetivos.

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