Por Carlos Páez de la Torre H
14 Abril 2017
BENJAMÍN POSSE. El “Girardin del periodismo argentino”, que polemizó con fray Ángel M. Boisdron
La “Guía ilustrada de Tucumán para el viajero”, de Colombres y Piñero (1901), incluía un
interesante artículo sobre el periodismo local de los años finales del siglo
XIX, firmado con el seudónimo “Un viejo”. Destacaba el primer lugar al “decano
de la prensa argentina” y “amigo ilustre de Sarmiento”, José Posse. “La pluma
en sus manos es una arma poderosísima; su modo de decir las cosas especial,
único; tenía gracia y hacía reír, menos al paciente, a quien no le pasaba el
dolor ni aun aplicándose paños de salmuera o árnica”.
Elogiaba a Zenón Santillán, dotado de “condiciones especiales” para el oficio. “Si hubiera seguido en la prensa, quizás desempeñara, en Tucumán, el mismo papel de Ricardo Palma en Lima”. Recordaba especialmente a Benjamín Posse, “apellidado alguna vez el Girardin del periodismo argentino”. Había mantenido una resonante polémica sobre asuntos religiosos, con el famoso dominico fray Ángel María Boisdron. Otro periodista memorable le parecía Silvano Bores, fundador de “El Deber”, periódico al que imprimió “su carácter y su genio, haciéndose leer por la brillantez de sus artículos”: consideraba a Bores “una pluma notable, principalmente en la oposición”.
Mencionaba asimismo, “en lugar distinguido”, a Fidel Díaz, “una inteligencia fecunda y bien nutrida, que llegó a hacerse notable como polemista, combatiendo los gobiernos”. Pero, cuando escribía a favor del poder, sus artículos eran “inferiores en calidad a los otros”. Merecía una larga mención Emilio Carmona, quien escribía en la prensa desde muy joven y que fundó y dirigió varios periódicos. Asimismo, elogiaba a Ricardo Gramajo, cuyo gran mérito era “haberse formado por sí solo”. Apuntaba que Gramajo no debía escribir cosas serias, porque “su especialidad es el chiste y también la sátira: sus ‘cuadritos al carbón’ tienen mucho mérito”. Todos los citados por “Un viejo”, estaban vivos y actuantes.
Elogiaba a Zenón Santillán, dotado de “condiciones especiales” para el oficio. “Si hubiera seguido en la prensa, quizás desempeñara, en Tucumán, el mismo papel de Ricardo Palma en Lima”. Recordaba especialmente a Benjamín Posse, “apellidado alguna vez el Girardin del periodismo argentino”. Había mantenido una resonante polémica sobre asuntos religiosos, con el famoso dominico fray Ángel María Boisdron. Otro periodista memorable le parecía Silvano Bores, fundador de “El Deber”, periódico al que imprimió “su carácter y su genio, haciéndose leer por la brillantez de sus artículos”: consideraba a Bores “una pluma notable, principalmente en la oposición”.
Mencionaba asimismo, “en lugar distinguido”, a Fidel Díaz, “una inteligencia fecunda y bien nutrida, que llegó a hacerse notable como polemista, combatiendo los gobiernos”. Pero, cuando escribía a favor del poder, sus artículos eran “inferiores en calidad a los otros”. Merecía una larga mención Emilio Carmona, quien escribía en la prensa desde muy joven y que fundó y dirigió varios periódicos. Asimismo, elogiaba a Ricardo Gramajo, cuyo gran mérito era “haberse formado por sí solo”. Apuntaba que Gramajo no debía escribir cosas serias, porque “su especialidad es el chiste y también la sátira: sus ‘cuadritos al carbón’ tienen mucho mérito”. Todos los citados por “Un viejo”, estaban vivos y actuantes.
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