“Lo que se cobra de la asignación universal por hijo es una ayuda, pero no una solución”

“Lo que se cobra de la asignación universal por hijo es una ayuda, pero no una solución”

Los beneficiarios admiten que el dinero que cobran por el plan “cada vez alcanza menos”

29 Marzo 2017
Mientras esperaba en la fila del cajero automático de la sucursal céntrica del Banco Nación, para cobrar los $ 4.000 del plan social Argentina Trabaja, María del Carmen Leal, de 36 años, madre de una nena de 9 años, relató que desde 2014 está desempleada. Además, de los ingresos que aporta su marido, quien trabaja en la construcción, María del Carmen percibe $ 1.240 de la Asignación Universal por Hijo (AUH).

“Mi esposo cobra unos $ 10.000 de bolsillo. Con el plan (Argentina Trabaja), más la Asignación, yo aporto un poquito más de $ 5.000. En total, vivimos con unos $ 15.000, más o menos. Pero, la verdad, es que apenas nos alcanza, porque todo está muy caro”, describió Leal, quien vive junto a su familia en un barrio del municipio de Las Talitas.Si bien la suma de los ingresos familiares supera levemente el valor de la Canasta Básica Total (CBT), que en febrero -según el Indec- costó $ 13.600, Rosales aseguró que su familia está en el límite de la pobreza. “El Gobierno dice que con $ 13.600 una familia no es pobre. Nosotros juntamos un poquito más, pero vivimos ajustados. Todos los precios, en especial de la comida, siguen subiendo”, se lamentó la mujer.

Capacidad de consumo

Los planes sociales, y en particular la AUH, perdieron poder adquisitivo a causa del efecto corrosivo de la inflación. Según datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que dirige Hernán Letcher, la asignación por hijo, que beneficia a casi 4 millones de niños en el país, perdió 15% de capacidad de consumo en 2016, consignó el portal Bigbangnews.com.

En la fila del cajero automático del Banco Nación, también esperaba su turno, Ivana Álvarez, de 29 años, quien también acudió a la sucursal del Nación para extraer el dinero de la AUH, que percibe por sus dos hijos. En su caso, cobra casi $ 2.500. “No tengo un trabajo fijo. Cuando puedo limpio casas. Me rebusco con eso. La plata del plan la uso para comprar la comida y mi marido, que trabaja de mozo en un bar, paga el resto de los gastos de la casa. Por suerte no alquilamos. Tenemos nuestra casita”, describió Álvarez. “Pero es cierto que la asignación alcanza cada vez menos”, agregó. La mujer, que vive en el barrio 11 de Marzo, al sur de la capital tucumana, también cuestionó el valor de la CBT, que estableció el Indec para medir la incidencia de la pobreza. “Entre lo que gana mi marido y lo que aporto yo sumamos unos $ 14.000 por mes, más o menos. Y vivimos con lo justo. Compramos la comida en el almacén porque no podemos ir al súper. Estamos al borde de la pobreza”, advirtió Álvarez.

El desempleo, y la falta de oportunidades para incorporarse el mercado labora, es uno de los factores más preocupantes, según coincidieron las entrevistadas. “Si tuviera un trabajo, no tendría que cobrar el plan. Llevo casi tres años desocupada. Aunque no alcanza, el plan es una ayuda, por lo menos, para comprar la comida”, reflexionó Leal. Por su parte, Álvarez remarcó que, pese a que sus dos hijos y las obligaciones del hogar, le quitan tiempo para trabajar, le gustaría tener un empleo, aunque sea, de mediodía. “Limpiar casas es una changa, no un trabajo en blanco. Siempre estoy preguntando para conseguir algo, pero no hay. La asignación es una ayuda, pero no una solución”, concluyó.

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