25 Marzo 2017
-CASAMIENTO. Un pasillo del hospital padilla fue el templo de amor en el que Mauricio y Ailin dieron el sí. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO.-
En la Maternidad se vivió un día especial. Un nacimiento se destacó por encima del resto y alegró a todos los que se encontraban allí. En medio de tanto caos, una luz brilló para Mauricio Singh y Ailin Rugiero, la joven pareja que había contraído matrimonio en una particular ceremonia, llevada a cabo en un ala del hospital Padilla hace dos meses. El hijo que esperaban llegó al mundo el jueves, sano y sin complicaciones. Lo bautizaron Oseías Josué. “Oseías es salvador. Josué es Dios Salvador”, había explicado anteriormente Mauricio.
Ailin padece mielitis, un problema neurológico que produce una inflamación en la médula espinal y la mantiene postrada desde noviembre, en una cama de la terapia intensiva del hospital Padilla. Desde que se enteraron que estaba embarazada, los médicos planificaron un trabajo coordinado con sus pares de la Maternidad.
El subdirector médico de la Maternidad, Daniel Amado, explicó cómo trabajaron: “se le realizó una cesárea. Su patología en la médula no le permite hacer fuerzas para un trabajo de parto. Después de la operación, por el tema de la anestesia y el control, se la derivó al área de terapia”.
La directora del hospital Padilla, Olga Fernández, explicó que cuando se recupere, volverá allí para seguir la evolución de su enfermedad.
Oseías nació sin complicaciones pero fue trasladado al sector de neonatología, donde estará en observación.
LA GACETA se acercó a la Maternidad para hablar con los flamantes padres. Pero, por pedido de Ailin, ninguno de ellos tomó contacto con la prensa.
El casamiento
El 27 de enero de 2017 será una fecha que Ailin, Mauricio, familiares, médicos, enfermeros y la prensa difícilmente olviden.
Fue el día en que un ala del hospital Padilla dejó de lado su habitual seriedad para convertirse en un ambiente de celebración.
Con zapatos plateados y un flamante vestido, que deslumbró a todos los presentes, la novia entró (en cama) en el pasillo del hospital. Allí, de pie, firme pero con una sonrisa de oreja a oreja, Mauricio la esperaba para dar el sí frente a un sacerdote y a la jueza de paz.
La pareja se había comprometido en enero del año pasado. Pero ambos querían ahorrar un poco de dinero para tener una celebración diferente. Y vaya que la tuvieron.
“Llegaron momentos difíciles, momentos complicados pero la supimos remar. Los dos tuvimos una vida golpeada, con muchas dificultades. Peleamos mucho para llegar hasta acá. Esperemos que Dios nos siga acompañando y nos siga dando fuerzas para este camino. Voy a necesitar paciencia, también la va a necesitar ella. Hay que cargarse todo al hombro y salir adelante. Seguir luchando”, le había comentado Mauricio a LA GACETA en aquel momento.
Ailin padece mielitis, un problema neurológico que produce una inflamación en la médula espinal y la mantiene postrada desde noviembre, en una cama de la terapia intensiva del hospital Padilla. Desde que se enteraron que estaba embarazada, los médicos planificaron un trabajo coordinado con sus pares de la Maternidad.
El subdirector médico de la Maternidad, Daniel Amado, explicó cómo trabajaron: “se le realizó una cesárea. Su patología en la médula no le permite hacer fuerzas para un trabajo de parto. Después de la operación, por el tema de la anestesia y el control, se la derivó al área de terapia”.
La directora del hospital Padilla, Olga Fernández, explicó que cuando se recupere, volverá allí para seguir la evolución de su enfermedad.
Oseías nació sin complicaciones pero fue trasladado al sector de neonatología, donde estará en observación.
LA GACETA se acercó a la Maternidad para hablar con los flamantes padres. Pero, por pedido de Ailin, ninguno de ellos tomó contacto con la prensa.
El casamiento
El 27 de enero de 2017 será una fecha que Ailin, Mauricio, familiares, médicos, enfermeros y la prensa difícilmente olviden.
Fue el día en que un ala del hospital Padilla dejó de lado su habitual seriedad para convertirse en un ambiente de celebración.
Con zapatos plateados y un flamante vestido, que deslumbró a todos los presentes, la novia entró (en cama) en el pasillo del hospital. Allí, de pie, firme pero con una sonrisa de oreja a oreja, Mauricio la esperaba para dar el sí frente a un sacerdote y a la jueza de paz.
La pareja se había comprometido en enero del año pasado. Pero ambos querían ahorrar un poco de dinero para tener una celebración diferente. Y vaya que la tuvieron.
“Llegaron momentos difíciles, momentos complicados pero la supimos remar. Los dos tuvimos una vida golpeada, con muchas dificultades. Peleamos mucho para llegar hasta acá. Esperemos que Dios nos siga acompañando y nos siga dando fuerzas para este camino. Voy a necesitar paciencia, también la va a necesitar ella. Hay que cargarse todo al hombro y salir adelante. Seguir luchando”, le había comentado Mauricio a LA GACETA en aquel momento.
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