“La composición es sinónimo de trabajo y de disciplina”

“La composición es sinónimo de trabajo y de disciplina”

El folclorista sostuvo que la palabra fusión es peligrosa. Una puesta camarística.

DEFINICIONES. “Siempre parto del chamamé y regreso a él, pero tratando de buscar mi propia voz”. LA NUEVA.- DEFINICIONES. “Siempre parto del chamamé y regreso a él, pero tratando de buscar mi propia voz”. LA NUEVA.-
29 Septiembre 2016


Uno de los personajes que engalana el Septiembre Musical es, sin dudas, Chango Spasiuk, creador de sonoridades extrañas y sorprendentes, con schotis, polcas rurales, rancheras y rasguidos dobles al lado del siempre presente chamamé, pero donde también pueden convivir el tango o la música clásica.

En la actuación de esta noche, en el teatro San Martín, el compositor, junto a su reconocible acordeón, presentará su penúltimo trabajo discográfico, “Tierra Colorada en el Teatro Colón”, un registro en vivo de su concierto en la sala mayor de la Argentina. En esa ocasión contó con la participación especial del violinista Rafael Gíntoli y de la orquesta de cámara Estación Buenos Aires. Se trata de una puesta netamente camarística, en la que va repasando algunos de sus trabajos anteriores y otros inéditos de su discografía.

Spasiuk también ha escrito obras para películas de ficción y documentales en su profusa y diversa producción, elogiada en el país y en el exterior. En una entrevista con LA GACETA asegura que “fusión” es una palabra peligrosa, y desmitificó el proceso creativo. “De qué duendes me hablan, si la composición es trabajo y más trabajo”, pregunta en forma retórica. Con convicción, sostuvo que la música es una construcción sonora que escapa al lenguaje conceptual; a la forma, a la imagen. “Hago música cuando no aparece ninguna imagen”, dice.

- ¿Cuáles son tus momentos preferidos a la hora de la composición?

- El punto es que hoy en día han llenado este proceso de glamour y bohemia… pero no hay que inflarlo. La composición es sinónimo de trabajo y de disciplina. Como decía Atahualpa (Yupanqui), es buscando la sombra que el corazón ansía. Es un trabajo de todos los días, y eso que concluye, eso que resulta, es el producto de la constancia, de la disciplina a lo largo de muchos días o de años incluso. A veces lleva toda una vida encontrar la sonoridad. Pero volviendo a la pregunta, el momento ideal es cuando hago largas giras y tengo menos distracción. Lo cotidiano me estorba, es la verdad, Seguramente cuando llegue mañana (por esta noche) al teatro buscaré si hay un piano y me sentaré allí. Lo hago siempre, entre las pruebas de sonido, busco el instante para enfocarme mucho. Digamos, entonces, la inspiración es la condensación de mucho trabajo. Los grandes creadores como Bach o Mozart se levantaban todos los días a trabajar. Eran como obreros de la música… Entonces, ¿de qué duendes me están hablando?

- En tu profusa producción, ¿partís de algún género para enlazar con otros?

- Mi centro de gravedad es la tradición del chamamé, pero en esas búsquedas uno trata de encontrar su voz; no es que mezcle con otros géneros o haga fusión, una palabra que es peligrosa, ciertamente. Pero lo único que busco es hacer un desarrollo estético o del lenguaje desde el que he sido parido. Parto del chamamé y vuelvo siempre a él, aunque vaya por texturas abstractas. Pero no tengo conflicto con ello, y estoy enamorado de esa tradición, aunque siempre uno quiere buscar su propia voz. En definitiva, uno hace movimientos para encontrar su propia voz, pero no hay ninguna garantía para que ello pase.

- ¿Por qué es peligrosa la fusión?

- Porque parece que uno quiere mezclar para llegar así a un híbrido, y no es así como lo entiendo. Hablo desde mi propia experiencia. Me agrada mucho más la palabra desarrollo, y no que uno vaya a mezclar. Porque en todo caso habría que resignificar el folclore y la tradición. Es un mundo sonoro donde convergen muchas cosas. Pero eso no es fusión sino un sincretismo, que se dio a lo largo de siglos y donde convergen muchos elementos. Fijate en el chamamé, en el encuentro entre jesuitas y guaraníes...

- ¿Dirías que polcas y chamamés son música alegre, porque uno las asocia con bailes y rostros con sonrisas…?

- Son los clisés que quedaron del chamamé, en los años 70 sobre todo, estereotipos que quedaron prendidos en la gente. Pero no es así; en todo caso, en uno de sus aspectos puede dar eso, pero no es alegre. Es música desgarrada y profunda, con mucho trabajo, que arranca de siglos atrás, con sus dramas igualmente. Pero hemos quedado estigmatizados para las fiestas a las seis de la mañana.


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