Corazón de dinamita

Corazón de dinamita

El ex boxeador falleció a los 78 años y su recuerdo no sólo estará relacionado al ring.

EN PLENO ENTRENAMIENTO. Soga y concentración. Ale Alí, en su mejor época. la gaceta / fotos de archivo EN PLENO ENTRENAMIENTO. Soga y concentración. Ale Alí, en su mejor época. la gaceta / fotos de archivo
24 Junio 2016
Hace cinco años que combatía al rival que lo noqueó mortalmente en la madrugada. “Fue a las cinco menos veinte de la mañana”, contó Emilio Ale Alí con precisión suiza el momento en que su padre murió dos noches atrás. El ring mutó en cama, una del Sanatorio del Norte donde ya no le pudo dar pelea a la vida. La arterioesclerosis fue el contrincante que lo venció. “Durante todo el proceso la gente fue por el sanatorio y por el domicilio. Fue una persona muy querida”, concluye Emilio. Y tiene razón, los hechos le dan la razón. “Lo íbamos a sepultar antes, pero llamó mucha gente diciendo que por el trabajo no iban a poder llegar”, detalló. Por eso, “El Dinamitero del Abasto” partirá, a pedido del público, partirá hacia el Cementerio Parque de la Paz, a las 9.

Su foja no tiene títulos. Sí el nombre del boxeador más importante de la historia argentina. No hay destinos exóticos. Montevideo es el lugar más alejado de su Tucumán natal donde Ale Alí peleó. “El Dinamitero del Abasto” es el reflejo de que el boxeo contemporáneo es diametralmente distinto al que protagonizó entre los 50 y los 70. El concepto de una foja exitosa no es el mismo que hace varias décadas atrás. Sin títulos, sin peleas rutilantes, pero con una inusual, para estos tiempos, foja final de 103 combates. Si se tiene en cuenta los registros del portal Box Rec, pero si se toma la palabra de su hijo Emilio, papá combatió mucho más. “Fueron 176 veces, según él”, explicó. No dejó de destacar que “El Dinamitero del Abasto” computaba más de 120 victorias, la mayoría por nocaut.

Al tiempo que comentó, y no por casualidad, la foja de su papá, le agregó una anécdota que pinta la personalidad del hombre que vestía con trajes y zapatos charolados, negros y blancos. “Vino gente y me contó muchas cosas que mi papá también me contó. Como lo del caballo al que le pegó una piña o que prendían cigarros con billetes de 100 pesos”, se ríe Emilio en la vereda de la sala velatoria de avenida Colón.

Ale Alí no escapó al estereotipo de boxeador, ese que los encasilla en que sus relatos siempre tienen un extra, adornan su propia historia para ser leyenda. Quizás exigidos precisamente por un deporte que no conoce de límites y que siempre pide algo más. Ale Alí estaba en ese rango y respondía a esa exigencia con lo que más “vende” en el box. “Era un noqueador nato”, lo describió Enzo Romero, promotor y entrenador. “Era un boxeador fuerte, que pegaba y trabajaba bien con la izquierda, con ganchos de abajo hacia arriba”, describió Luis Berta, ex boxeador que compartió entrenamientos con él. “En esa época yo era amateur y guanteaba con él. Era buena persona y amigo”, recordó. En esa línea de descripción considera Emilio que su papá será recordado. “Lo recordarán como lo vi y lo vieron todos: un gran boxeador y persona. Pero yo, que más puedo decir: fue un gran padre”, se emocionó.

Otra faceta del ex púgil fue, según sus allegados tan intensa como el boxeo, la de la militancia política. Su defensa de los valores peronistas le costó durante la dictadura un episodio que Emilio Junior recuerda claramente. “Estaba entrenando a mi hermano Roberto en Villa Luján y entró el ejército. Yo tenía unos 13 años. Los soldados se apostaron en las tribunas con los fusiles. Uno se acercó al ring y preguntó quien era Emilio Ale Alí. Mi papá les dijo que era él y nadie más”, relató. Hubo algún tumulto donde intervino hasta mamá Yolanda que también estuvo demorada algunas horas. Para el jefe de la familia fue más tiempo: casi ocho meses en el penal de Villa Urquiza como un preso político.

El hijo de Ale Alí recuerda de todo sobre su padre. No deja de nombrar los combates contra Carlos Monzón. Emilio padre enfrentó tres veces al mejor púgil argentino de todos los tiempos. No le ganó ninguna, pero sí pudo empatar con “Escopeta”. Su hijo tiene una teoría sobre el fallo del cruce en Mendoza que su padre perdió por puntos. Injusto a su criterio aunque, cuando lo cuenta, la sonrisa risueña indique lo contrario. “Él ganó. Lo que pasó es que unas semanas antes había derrotado a Jorge Ahumada. ‘Aconcagua’ era el crédito mendocino que mi papá había noqueado. Así que...”, contó entre risas. A buen entendedor pocas palabras.

Por ejemplo para Romero, “El Dinamitero del Abasto” fue protagonista de la pelea más convocante que vio en Villa Luján. “Cuando peleó contra Luis Federico Thompson fue cuando más gente hubo. Dicen los entendidos que esa noche perdió tres veces. Primero porque Emilio le da un cabezazo, Thompson le venía pegando feo. Después paran la pelea para secar el ring porque llovía y en esa época Villa no tenía techo y le tira una patada. Y tercero porque lo pone nocaut en el ring”, rememoró Romero.

Duelos

Los combates ante Carlos Monzón fueron inolvidables, como así también las peleas ante el concepcionense Juan Carlos Velardez. Ante Monzón nunca pudo triunfar y frente a “El Torito” cayó seis de las siete veces en que se enfrentaron.

Orgulloso

Emilio Ale Ali guardó para siempre una foto con Carlos Monzón. Fue cuando el santafesino realizó una exhibición en el Palacio de los Deportes del parque 9 de Julio. Ese día también se subió al ring Roberto Ale Alí, el único de sus cuatro hijos que fue boxeador y que falleció en septiembre de 2015.

Llamado desde Buenos Aires

La familia de Emilio Ale Alí recibió la solidaridad del periodista especializado en boxeo Osvaldo Príncipi. El reconocido analista le dijo a los familiares que recuerda el estilo del tucumano en las transmisiones que realiza por su reputación de noqueador.

Como un héroe

Emilio Ale Alí fue noticia en LA GACETA, pero en policiales. Fue en septiembre de 1.973. “El ex ‘Dinamitero del Abasto’ se arrojó sobre el que empuñaba una pistola calibre 45, pero éste le descerrajó un balazo desde corta distancia que fue a herirlo en el costado izquierdo del abdomen”, describe la crónica. El ex boxeador había concurrido al Centro de Salud acompañando a un amigo que había sufrido una lesión cuando dos delincuentes ingresaron, escapando de una persecución policial. Un año antes, en una gresca durante una velada en Villa Luján, Ale Alí recibió una puñalada en el costado derecho del tórax. En los dos episodios y pese a las zonas riesgosas en las que fue herido, el “Dinamitero del Abasto” se recuperó sin inconvenientes.

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