Ministerio de Educación 0 km
Se tomó tres meses para ver dónde estaba parado. Visitó cada día una escuela diferente, conversó con todos, directivos, padres, alumnos, docentes y conserjes. Escuchó y tomó nota sin juzgar ni condenar. Sólo para conocer el terreno. Abrió foros de diálogo en la Casa de Gobierno, escuchó a chicos, docentes, padres y gremios. Realizó su proceso de “desburramiento” sobre el sistema educativo; si cabe la torpeza del término en un ministro que es licenciado en Historia y que se ha doctorado en Gobierno, en la University of Essex, Inglaterra, bajo la dirección de Ernesto Laclau, su maestro y padre espiritual.

Ahora Juan Pablo Lichtmajer sabe lo que quiere. Decidió qué queda y qué no de la gestión anterior. Aunque todavía no presentó su plan estratégico, que se sigue perfilando, ya hay algunos candidatos casi firmes.

En el nivel inicial, Mónica Requena, psicopedagoga y profesora de pre-escolar. Se venía desempeñando como directora de la Sala Cuna. En primario, Silvia Patricia Fernández, docente del Instituto de Perfeccionamiento Docente y magister en enseñanza de la profesión en la Université de Reims Champagne Ardennes, de Francia. Secundario, profesor Luis Santillán, actual director de la Escuela Belgrano, licenciado en Gestión Educativa. Las direcciones privadas y superior, posiblemente queden sin recambio.

Es interesante que los nombramientos no son “a dedo” ni por afinidad política, al menos no es lo determinante. El ministro conoció a muchos de los candidatos por su currículum antes que personalmente. Hubo un equipo técnico que evaluó las carpetas de cada candidato y las propuestas de innovación que les pidieron para el área en la que se fueran a desempeñar y llevó a cabo las entrevistas, que a veces fueron más de una. Hubo entre cuatro y cinco candidatos para cada cargo.

La novedad

Pero la novedad de este ministerio será la forma en que organizará este gigante de 39.000 agentes de Educación, estatales y privados, incluidos los no docentes, de los cuales el 26.000 son docentes activos encargados de la educación de 450.000 alumnos de todos los niveles, públicos y privados.

Es un organismo grande, pesado, que se mueve lentamente, pero que cada movimiento impacta en generaciones de tucumanos. Por eso Lichtmajer decidió crear una secretaría de coordinación para que cada movimiento sea más armónico, sensato y justificado, para que haya más comunicación interna entre las áreas y más transversalidad. “Porque estaban los planetas pero faltaban las órbitas”, se le escuchó decir al ministro afecto a las metáforas.

Pero también se evitará repetir la experiencia ya conocida del ministerio “personalista”, donde el eje era la persona. La secretaría de Coordinación evitará, por ejemplo, que cuando haya un problema edilicio en alguna escuela, la directora no tenga que ir y venir de Construcciones Escolares que depende del Ministerio de Obras Públicas, a Infraestructura Escolar, para gestionar el arreglo.

Cómo avanzamos

Echemos un vistazo hacia atrás: Susana Montaldo (gestión 2003 - 2007) tuvo que hacer cumplir las leyes federal (contra una fuerte resistencia) y nacional y bajar la política de inclusión cuando todavía no había escuelas suficientes para recibir a todos los alumnos. A Silvia Rojkés de Temkin (2007- 2015) en cambio, le tocó beber de las mieles con un 6% del PBI para la educación, inaugurar escuelas y capacitar a todos los docentes. En su primer día de gestión prometió “democratizar las escuelas” y se fue sin aclarar qué significaba eso.

Es la oportunidad de Lichtmajer. Un hombre que viene del sector privado, del ámbito de la universidad, que tiene 42 años y los ojos acostumbrados a la innovación. Ya no tendrá que lidiar como muchos de sus antecesores con necesidades básicas. No verá a alumnos estudiando en el patio, por falta de aulas, ni a chicos sentados en el piso porque no hay sillas, ni a madres durmiendo en reposeras en la puerta de la escuela para conseguir un asiento en jardín de infantes, como vieron Montaldo hacia atrás.

Al ministro del Bicentenario le toca dar un paso adelante en calidad educativa. Por eso esta problemática será una dirección, como la que se acaba de crear en la Nación. Una de sus misiones será medir con pruebas internacionales, nacionales y locales. Para saber exactamente dónde estamos parados y qué hay que ajustar.

En estos meses Lichtmajer encontró que la problemática rural, a la que pertenece el 60% de las escuelas, es muy amplia. Demasiado como para no tener su propia modalidad. Por se creará una e incluirá a las de alta montaña.

Este aire fresco que entra al ministerio puede seguir renovándose, si se mantienen las puertas abiertas. Si se deja que sigan entrando al ministerio las voces de los chicos y de los docentes, sin intermediarios, como ocurrió en estos meses. Lichtmajer quiere crear consejos consultivos que se vayan renovando, que sean su cable a tierra y su modo de agilizar al monstruo del sistema para que corra delante de los chicos, y no siempre atrás.

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