Desinteligencias sobre el acto de entrega del poder

Desinteligencias sobre el acto de entrega del poder

Durante la campaña proselitista, se puso de moda y desde que concluyeron las elecciones provinciales y nacionales, a lo largo de un día se la pronuncia cientos de veces, especialmente en los ámbitos políticos. Se trata de la palabra diálogo, -la discusión o trato en busca de avenencia- que se ha convertido en protagonista. También el término consenso, o sea el acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios de ellos, ha adquirido inusitada popularidad. Sin embargo, la realidad está mostrando cuán difícil nos resulta a los argentinos llevar a la realidad el contenido de estas palabras.

La ceremonia de entrega del mando presidencial viene generando en estos días marchas y contramarchas. El lunes, se anunció que el presidente electo, Mauricio Macri, prestaría juramento el 10 de diciembre en el Congreso, en el marco de la Asamblea Legislativa, pero el traspaso de mando de Cristina Fernández de Kirchner se efectuaría, ese mismo día, en la Casa de Gobierno. “El traspaso se hace en la Casa Rosada, la jura en la Asamblea Legislativa en esta casa, eso tiene que ver con usos y costumbres. Si bien los últimos dos traspasos se hicieron en esta casa, los anteriores se hicieron en la Casa Rosada. El nuevo presidente, Mauricio Macri, cree que la asunción se tiene que hacer en la Casa Rosada”, señaló Emilio Monzó, el diputado electo por el frente Cambiemos, que fue propuesto para la presidencia de la Cámara baja. 

Sin embargo, ayer, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, dijo que la ceremonia tendría lugar en el Congreso y no en la Casa Rosada y citó el artículo 93 de la Constitución Nacional que señala: “al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento, en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus creencias religiosas, de desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de Presidente (o vicepresidente) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina”. Dijo que tras la jura, se le entregará al nuevo mandatario los atributos. Respecto del temor del macrismo por un posible cruce de militantes que podrían desvirtuar el acto, indicó que no tiene por qué haber conflictos. “Nadie los busca; hay que hacer las cosas de la mejor manera posible”, sostuvo.

Estas desinteligencias en cosas en las que no debería haberlas, como viene sucediendo desde que hace mucho tiempo, ponen en evidencia una vez más la inmadurez y la división que nos caracterizan como pueblo. El diálogo y la búsqueda del consenso no nacen de un día para otro, sino de la práctica diaria y de la voluntad positiva entre las partes en lograrlo.

Si una ceremonia trascendental como es la entrega del mando presidencial está sujeta a los posibles disturbios que pudiesen causar los militantes, si se lanzan amenazas de entorpecer la gestión de un mandatario que ha ganado las elecciones y que aún no ha asumido, por tener pensamientos contrarios a quienes no lo votaron, significa que estamos aún lejos de tener un espíritu democrático y que no hemos aprendido aquella máxima que reza: “el que gana gobierna y el que pierde acompaña”. El día que aprendamos que se debe anteponer el bien común a los intereses partidarios e individuales, seguramente daremos un gran paso en la consolidación de las instituciones y de la democracia; y la unión entre los argentinos dejará de ser una utopía.

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