Por Carlos Páez de la Torre H
20 Noviembre 2015
EL EQUIPO. Utensilios quirúrgicos usados en las primeras décadas del siglo XIX la gaceta / archivo
En tiempos de la Guerra de la Independencia, un personaje de la máxima importancia en la ciudad de Tucumán fue el doctor Baltasar Tejerina. Merece un recuerdo la actuación del distinguido médico. Era oriundo de nuestra ciudad, donde nació hacia 1780, hijo de Francisco de Tejerina y María Catalina de Medina, gente de antigua tradición.
Cursaba medicina en Buenos Aires en 1801 y, al producirse las Invasiones Inglesas, debió actuar en socorro de los heridos. Con su título regresó a Tucumán en 1807, y en 1810 se enroló como cirujano en el Ejército del Norte. En ese carácter participó en las campañas de esa fuerza. Estuvo en la batalla de Tucumán y su comportamiento le valió elogios del general Manuel Belgrano. Estaba a cargo del Hospital de prisioneros. Siguió con el Ejército y prestó servicios en la victoria de Salta, y en los contrastes de Vilcapugio y Ayohuma. En 1814, resolvió dejar la fuerza y radicarse en su ciudad natal. Fue Médico Titular de la ciudad, en 1815, y también médico del Hospital Militar hasta 1817. Al año siguiente el Cabildo volvió a nombrarlo titular, “con cargo en que ha de asistir a los pobres, sin reportar honorarios”, y “principalmente a los presos”. Con algún breve intervalo, estuvo en ese puesto hasta 1821.
Dos años antes, a pedido del Gobierno, confeccionó un minucioso informe sobre la situación sanitaria en Tucumán, a la que calificó de prácticamente desastrosa. La enfermedad lo obligó a pedir licencia del cargo, y se la concedieron sin goce de sueldos. Desde entonces, su dolencia sólo le permitió ejercer de a ratos. El doctor Baltasar Tejerina falleció en 1825, en la pobreza, a pesar de sus largos servicios. En 1979, se bautizó con su nombre a un pasaje de nuestra ciudad, en el barrio Los Pinos.
Cursaba medicina en Buenos Aires en 1801 y, al producirse las Invasiones Inglesas, debió actuar en socorro de los heridos. Con su título regresó a Tucumán en 1807, y en 1810 se enroló como cirujano en el Ejército del Norte. En ese carácter participó en las campañas de esa fuerza. Estuvo en la batalla de Tucumán y su comportamiento le valió elogios del general Manuel Belgrano. Estaba a cargo del Hospital de prisioneros. Siguió con el Ejército y prestó servicios en la victoria de Salta, y en los contrastes de Vilcapugio y Ayohuma. En 1814, resolvió dejar la fuerza y radicarse en su ciudad natal. Fue Médico Titular de la ciudad, en 1815, y también médico del Hospital Militar hasta 1817. Al año siguiente el Cabildo volvió a nombrarlo titular, “con cargo en que ha de asistir a los pobres, sin reportar honorarios”, y “principalmente a los presos”. Con algún breve intervalo, estuvo en ese puesto hasta 1821.
Dos años antes, a pedido del Gobierno, confeccionó un minucioso informe sobre la situación sanitaria en Tucumán, a la que calificó de prácticamente desastrosa. La enfermedad lo obligó a pedir licencia del cargo, y se la concedieron sin goce de sueldos. Desde entonces, su dolencia sólo le permitió ejercer de a ratos. El doctor Baltasar Tejerina falleció en 1825, en la pobreza, a pesar de sus largos servicios. En 1979, se bautizó con su nombre a un pasaje de nuestra ciudad, en el barrio Los Pinos.
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