La primera joya del cine tucumano

La primera joya del cine tucumano

PROTAGONISTAS. Los enamorados, Alcira (Beatriz Bonnet) y Raimundo (Mario Vanadía), en una tensa escena de “Mansedumbre”, la película tucumana producida por Kine Rector y Pronorte; fue estrenada en nuestra provincia en 1952. LA GACETA / ARCHIVO. PROTAGONISTAS. Los enamorados, Alcira (Beatriz Bonnet) y Raimundo (Mario Vanadía), en una tensa escena de “Mansedumbre”, la película tucumana producida por Kine Rector y Pronorte; fue estrenada en nuestra provincia en 1952. LA GACETA / ARCHIVO.
10 Octubre 2015
CARLOS R. PAZ / LA GACETA

El martes 26 de junio de 1951, LA GACETA publicó una nota con motivo de la visita de los principales intérpretes de la película tucumana “Mansedumbre”, cuya filmación había finalizado unos días atrás. Acompañados por el director de la obra, Pedro R. Bravo y por el productor Santos Velasco Souza, se presentaron la actriz Beatriz Bonnet y los actores Mario Vanadía, Alberto Macarini, Claudio Barrios y Guillermo Farnum. Anunciaban que el estreno se realizaría en julio o a principios de agosto de aquel año. En realidad, la presentación se diluyó casi un año: el pre estreno se concretó el miércoles 28 de mayo de 1952, a las 21.30, en el cine Plaza; y el estreno, al día siguiente, en el cine 25 de Mayo.

Origen del cine local

“Mansedumbre” es la primera película íntegramente tucumana y en ello reside su importancia. Es posible, entonces, que su vigencia sea perenne -aunque hayan pasado más de 60 años desde su estreno- y que en algún momento se convierta en un hito.

En la actualidad, la Escuela de Cine, Video y Televisión de la UNT, alberga al Centro de Investigación y Producción Audiovisual (CIPA), donde se hallan no pocos ensayos que se escribieron sobre esta obra. Y vale aclarar que este último organismo reemplazó lo que antes fue el Instituto Cinefotográfico, entidad que siempre será orgullo de quienes siguieron y siguen -con mayor o menor fruición- las diferentes especialidades del séptimo arte en nuestra provincia.

La obra y sus hacedores

La película tuvo aristas llamativas y muy interesantes. Se basó en la novela homónima de Guillermo C. Rojas (1915-1994), escritor nacido en El Tala que en 1953 fue nombrado director general de Cultura, cargo que volvió a ocupar en 1968. En 2004 -póstumamente- la UNT lo designó “Personalidad de la Cultura”.

La producción fue encarada por la empresa Kine Rector, que tenía domicilio en La Madrid al 600, y por el sello Pronorte. Los estudios y laboratorios también estaban en nuestra provincia, y el rodaje mostraba con generosidad paisajes y rincones de San Javier, La Reducción, El Manantial, La Rinconada y San Pedro de Colalao. La partitura del largometraje fue encarada por Mario Cognato, quien incluyó una “Vidala”, compuesta especialmente por Oscar Sotelo, D. Leguizamón y Pedro G. Madrid.

El director Pedro Bravo se armó de paciencia y encaró el trabajo con gran entusiasmo: la filmación duró unos 30 días, lo cual constituyó un récord técnico, porque se hicieron -en promedio- unas 15 tomas diarias; incluso, en una de las jornadas, se realizaron 38 en apenas seis horas.

En la interpretación intervinieron auténticos campesinos tucumanos -obreros del azúcar, en su mayor parte-, y el trabajo de laboratorio (compaginación y montaje) se realizó por completo en nuestra provincia.

Día de exhibición

“Mansedumbre” fue vista primero en nuestra capital. El día anterior a la premiere del cine Plaza, llegaron críticos de los principales diarios y revistas del país, como José R. Luna (Clarín), Miguel P. Tato (La Prensa), J.A. De Diego (Noticias Gráficas), Alfonso Gargano (El Mundo), Emilio Roca (Crítica y La Razón) y Rodolfo del Villar (Radio Mitre).

Los visitantes se llegaron hasta LA GACETA y saludaron al entonces Secretario de Dirección, Daniel Alberto Dessein, con quien recorrieron las dependencias, y también conversaron unos instantes con miembros de nuestra Redacción.

Protagonistas reales

Luego del pre estreno y del estreno en el cine 25 de Mayo, los comentarios del público y de la crítica fueron auspiciosos.

La intención de la obra fue captar, con realismo, el drama de la incomprensión, el destrato y el amor. Para ello, el director dispuso que los intérpretes fuesen todos comprovincianos, excepto la porteña Beatriz Bonnet. El argumento giraba en torno a un joven de origen humilde (Raimundo) que, gracias al esfuerzo de su padre, se recibe de médico y comienza a ayudar a la gente de la zona. Pero un rico y cruel hacendado se opone. La hija de éste (Alcira) y el muchacho se enamoran y se comprometen en secreto. Esta barrera de clases se desmorona cuando el joven salva de la muerte al padre de su novia, y así logra la aprobación de la relación y, al mismo tiempo, un trato más humano para los obreros.

La crónica de LA GACETA del jueves 29 destacaba que, sin caer en el exceso del documental, “la labor de los intérpretes acusa en general un nivel de homogeneidad” (…) aunque “si hay algún defecto que señalar está en cierto exceso de énfasis declamatorio en algunos de sus actores, y en especial en la factura literaria del argumento”.

El actor tucumano Mario Vanadía (1925-1980) tuvo uno de los papeles principales (Raimundo) junto a Beatriz Bonnet (Alcira). Ambos se llevaron los mejores halagos, aunque también se destacaron Manuel Guisone (don Ramírez), el niño Raúl A. Beltrán (Andresito) y Elena Bardón (su madre).

Un claro horizonte

Luego del impulso inicial que representó “Mansedumbre”, el cine tucumano no dejó de crecer. A merced de los vaivenes económicos del país y de otras limitaciones que no tuvieron nada que ver con la capacidad de nuestros hombres, las producciones se sucedieron a lo largo de los años.

Sin dudas, talento, esfuerzo y ganas de estudiar e innovar sobran; los éxitos seguirán.

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