Notable Darín, en una oda a la amistad

Notable Darín, en una oda a la amistad

Afectado por una enfermedad terminal, Julián recibe la visita de su amigo Tomás, llegado desde la lejana Canadá. Es un reencuentro emotivo y cargado de significados. Juntos afrontan la tarea de encontrarle un hogar a Truman, el perro de Julián.

Notable Darín, en una oda a la amistad

TRUMAN / Drama - SAM13 - 108´

Origen: España/Argentina, 2015. Dirección: Cesc Gay. CON: Ricardo Darín, Javier Cámara, Dolores Fonzi. Violencia: sin escenas. Sexo: con una escena. Para el aplauso: el crecimiento artístico de Dolores Fonzi queda marcado película tras película. Pequeños papeles para grandes actores: José Luis Gómez, Àlex Brendemühl, Elvira Mínguez, Eduard Fernández. 

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MUY BUENA

Además de ser, básicamente, una película sobre la amistad, “Truman” habla de despedidas. Julián va soltando amarras con los cercanos y con los lejanos. Necesita un hogar para Truman, que ya no es un cachorro y está acostumbrado al “piso” madrileño. Con Tomás y con Paula, su prima, Julián se permite todos los desbordes. La gente lo sorprende: de quienes aguarda un saludo recibe silencio; el amigo al que traicionó le extiende la mano. Con su hijo sobran las miradas y faltan las palabras.

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Julián atraviesa esa sucesión de momentos conmocionantes escudado por Tomás, una sombra bonachona, otro Truman dócil y fiel. La química que conecta a Ricardo Darín y Javier Cámara fluye, profunda y creíble. Julián se está muriendo y Darín sostiene con el cuerpo ese paso. Es otro trabajo extraordinario del máximo actor del cine nacional. Hay una escena en extremo sensible en la que Darín expone el sufrimiento interno de Julián. Está en una funeraria, pidiendo presupuestos para su propio sepelio. Hablan con el vendedor del tamaño de las urnas. ¿Es suficiente para guardar tanta ceniza? De repente queda mudo, concentrado en la luz de una ventana. Allí está la vida que se le escapa.

La economía gestual de Cámara encaja a la perfección con la carga dramática y las pinceladas de humor que despliega Julián, el actor al que bajan de cartel en plena temporada. Ya le encontraron un reemplazante y se lo dicen sin anestesia.

Cámara y Eduard Fernández son un clásico en la filmografía del catalán Cesc Gay. En su anterior proyecto (“Una pistola en cada mano”) también había participado Darín. Aceitado, el equipo funciona como un reloj. Gay rodó “Truman” con sobriedad y justeza en cada plano. Le salió una película sensible, que reniega de los golpes bajos, bien escrita (en el guión vuelve a trabajar con Tomás Aragay) y mejor actuada.


ELIMINAR AMIGO / Terror - SAM 13 - 83´

Un moderno fantasma en la máquina

En el chat que seis amigos comparten por Skype se cuela una enigmática presencia. Pese a todos los intentos no consiguen eliminar ese sugestivo avatar. Pronto descubrirán que el suicidio de una amiga común tiene mucho que ver con el horror que se desata.

Origen: EEUU, 2014. Dirección: Leo Gabriadze. Con: Shelley Hennig, Moses Storm, Will Peltz.Violencia: con escenas. Sexo: sin escenas. La ironía: ¡quién pudiera navegar con esa velocidad!. Negativo: más allá de que no ayudan la forma ni la calidad de la imagen, las actuaciones son muy flojas.

REGULAR

A decir verdad, “Eliminar amigo” se hizo esperar más de lo debido. ¿Cuánto podía demorarse la producción de una película conformada íntegramente por el lenguaje y la lógica de las redes sociales? Es, a fin de cuentas, una técnica más en el universo del found footage, pero revestida de modernidad y de guiños a quienes se pasan buena parte de su vida atornillados a las pantallas. En teoría se trata de jóvenes, pero es una generalización engañosa. Detrás de cualquier perfil revolotea por Internet lo más variopinto de la fauna terrestre. ¿Por qué no un fantasma?

El sorprendente éxito de “Eliminar amigo” (el título original es “Cybernatural”) se debe a la novedad formal. Ya ocurrió con “El proyecto Blair Witch”, “Actividad paranormal” y la carreteda de falsos y terroríficos documentales que no paran de rodarse. “Eliminar amigo” transcurre en tiempo real y sus protagonistas se hacen ver, escuchar y leer por medio de Skype, Facebook, YouTube, Gmail y hasta Spotify. La pantalla de cine se convierte, durante casi una hora y media, en una pantalla de tablet, notebook o celular. O si se quiere, de alguna obsoleta PC. Es un anzuelo para stalkers y voyeuristas virtuales: la posibilidad de husmear en la vida de los demás desde la butaca. Espectadores que pueden sentirse hackers por un rato.

Todo ese artificio costó un millón de dólares y lleva recaudados más de 35 millones. Un negoción que promete secuelas de toda laya.

El problema -para “Eliminar amigo”, claro- es que el cine sigue tratándose de narrar historias. Hay mucho aspirante a cineasta obsesionado por la originalidad formal. ¿Y la calidad del cuento? Aquí hay una presencia inquietante que se infiltra en la web para atormentar a seis jovencitos e inducirlos a hacer cosas horribles. Los está castigando, claro. Todo eso es superficial, previsible, de mal gusto y un poco estúpido. Pero en el cine no se puede cliquear para pasar de pantalla.

 

 

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