Del entusiasmo al nerviosismo
La transición se está haciendo menos tormentosa para el oficialismo. Los números que le acercan a José Alperovich lo entusiasman. Su fórmula mejora la puntería, según los sondeos, aunque algunos muestran resultados más reñidos que otros. Por ejemplo, una de las últimas encuestas indican que la fórmula Juan Manzur-Osvaldo Jaldo se impondría a la de José Cano-Domingo Amaya si hoy fueran las elecciones. Y por un margen de cuatro puntos porcentuales. Claro que la desconfianza de los menos entusiastas crece porque se trata de una compulsa telefónica. “Hay un gran margen de error, porque la gente puede decir una cosa, pero actuar de otra manera. De hecho, hay que mirar lo que sucedió en Salta”, indica uno de los estrechos colaboradores del mandatario.

Otro sondeo refleja un empate técnico, con leve diferencia para la fórmula oficialista. Los rostros reflejan, en cierta medida, lo que le acontece a los candidatos. Manzur cree que puede llegar a suceder a Alperovich si se impone con un 38% de los sufragios. Ese es el número mágico para la Casa de Gobierno. Otros, en cambio, sostienen que hasta ahora se avizora una campaña tan reñida que la diferencia entre una y otra fórmula puede ser de dos puntos en favor del alperovichismo o manzurismo, según se interprete.

Los intérpretes de las campañas electorales consideran que la fortaleza de la actual gestión está en el interior de la provincia. Algunos, irónicamente, se preguntan cómo es que el radicalismo puede llegar a ceder la intendencia capitalina si todas las encuestas encargadas por el oficialismo daban por ganador a ese partido. Chicanas, como quien dice. Entonces, los acoples capitalinos tienen un claro objetivo: minar las huestes de Germán Alfaro, el actual secretario de Gobierno del intendente Amaya. Una de las estrategias que se está desarrollando es la “repatriación” de algunos dirigentes peronistas hacia las huestes oficiales.

La próxima encuesta, que se conocerá dentro de siete o 10 días, puede dar un indicio acerca de dónde orientará el alperovichismo todos sus dardos para seducir a los díscolos justicialistas. Hay contactos con el sindicalismo nacional para que contribuya a la causa de Manzur. Favores de cuando era ministro de Salud Pública del cristinismo. Especulaciones de pasillo en la sede del Poder Ejecutivo.

El entusiasmo de algunos operadores alperovichistas contrasta con los problemas de cartel que existen dentro del oficialista Frente para la Victoria. Hay demasiado descontento en la dirigencia de varios circuitos capitalinos por el avance de algunos acoples sobre territorio ajeno. Este es un fenómeno que puede llegar a crecer y que el propio Alperovich quiere desalentar, particularmente, pensando en una fecha decisiva para un apoyo político presidencial: el 9 de julio que viene. Por eso no hay que descartar que el actual mandatario prepare el Hipódromo para lo que sería el último acto político de Cristina Fernández de Kirchner en Tucumán antes de las PASO y de las elecciones provinciales. Alperovich, en los días previos, estaría dispuesto a acompañar a un acto local a Florencio Randazzo que, según los números oficiales, sólo logra el 7% de intención de votos para las PASO frente al otro contendiente presidencial, Daniel Scioli, que se posiciona con más del 40%. Manzur, de todas maneras, ya se subió al colectivo naranja del ex motonauta. Es decir que la asistencia a un mitin con el ministro del Interior y de Transporte sería un mero acompañamiento de cortesía.

Frente a ese panorama, Alperovich tratará de que la campaña no sea virulenta, por lo menos hasta antes de la venida de la jefa de Estado nacional. De hecho, no hay intenciones de ahogar financieramente a la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, algo que se menciona dentro del entorno gubernamental como una de las maneras de restarle poder de fuego político al intendente. “Tiene los fondos suficientes para pagarles el aguinaldo a los municipales”, indica una fuente del Palacio de Gobierno. Tampoco habrá retaceo por el lado de la refinanciación de la deuda. El Gobierno provincial no está en condiciones de hacerlo porque goza del perdón fiscal nacional y, de avanzar, le estaría dando un gran argumento de campaña a la oposición. En esta campaña todo se analiza. Hasta la sonrisa o la cara adusta del candidato opositor. Detrás de todo entusiasmo hay demasiados nervios. No todo está cerrado, como apuntan las encuestas.

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