Por Carlos Páez de la Torre H
26 Mayo 2015
JINETE TAFINISTO. Imagen que tomó en Tafí del Valle el fotógrafo César Martínez Lanio, durante la década de 1930, y que fue premiada en un certamen nacional. la gaceta / archivo
El periodista Juan S. Vargas Nievas visitó varias veces Tafí del Valle en la década de 1930. Viajó en avión, ya que no existía aún el camino de autos. Una nota suya de 1938 narra una estadía del otoño. Junto con un acompañante visitaron el edificio de la Escuela Nacional 28, que tiene una población de 180 niños, desde el primero inferior hasta el cuarto grado.
Vargas Nievas habló con la directora, Rosa P. de Jottar, y las docentes María y Emilia Laguzzi, Nélida B. Martín, Carmen y María Hortensia Alderete. Las clases habían empezado el 1 de septiembre y terminarían el 25 de mayo, por obvias razones climáticas.
“Obra grande la de ese puñado de abnegadas obreras de la educación común”, escribe Vargas Nievas. “Labor noble que cumple en el silencio y a veces en el desconocimiento de las autoridades superiores, la maestra de tierra adentro. Algún día ha de erigirse, con mucha justicia, el Monumento a la Maestra, así como hasta el resero tiene ya su perpetuación simbólica en uno de los rincones de la gran urbe”.
Ya es hora de regresar. “El sol calienta en el fondo del valle. Es como si un poncho tejido de oro y verde cubriera las espaldas del viajero. Un marco de altas serranías encierra el inmenso pozo cuyos grandes recuestos aparecen cubiertos por el ganado que pace en tropillas. Es el inconfundible, el maravilloso, el estupendo valle de Tafí”, escribe Vargas Nievas.
Suben al avión Waco, del Aero Club Tucumán. El empleado de la pista de césped, usa el talero y el poncho para hacer las señales que guían el carreteo de la máquina.
Vargas Nievas habló con la directora, Rosa P. de Jottar, y las docentes María y Emilia Laguzzi, Nélida B. Martín, Carmen y María Hortensia Alderete. Las clases habían empezado el 1 de septiembre y terminarían el 25 de mayo, por obvias razones climáticas.
“Obra grande la de ese puñado de abnegadas obreras de la educación común”, escribe Vargas Nievas. “Labor noble que cumple en el silencio y a veces en el desconocimiento de las autoridades superiores, la maestra de tierra adentro. Algún día ha de erigirse, con mucha justicia, el Monumento a la Maestra, así como hasta el resero tiene ya su perpetuación simbólica en uno de los rincones de la gran urbe”.
Ya es hora de regresar. “El sol calienta en el fondo del valle. Es como si un poncho tejido de oro y verde cubriera las espaldas del viajero. Un marco de altas serranías encierra el inmenso pozo cuyos grandes recuestos aparecen cubiertos por el ganado que pace en tropillas. Es el inconfundible, el maravilloso, el estupendo valle de Tafí”, escribe Vargas Nievas.
Suben al avión Waco, del Aero Club Tucumán. El empleado de la pista de césped, usa el talero y el poncho para hacer las señales que guían el carreteo de la máquina.
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