Convirtiendo sobras de comida en energía

Convirtiendo sobras de comida en energía

Los desechos de alimentos representan unos 34 millones de toneladas al año en los Estados Unidos. Diane Cardwell / The New York Times

24 Mayo 2015
CLEVELAND.- Mucho antes del inicio de un partido de los Indians de Cleveland en el Progressive Field, mientras los jugadores calentaban en el campo, la actividad era la habitual en la cochera detrás del jardín izquierdo par C.L. Gholston, un lavador de platos. Había trasladado los contenedores grises llenos de sobras de la cocina, que eran parte de la mezcla que depositó en un aparato al que él llama la máquina de energía. Construida por InSinkErator, el fabricante de eliminadores de basura, la máquina muele todo tipo de desechos de comida, incluida piel, grasa, carne y hueso, para producir una mezcla líquida que posteriormente es transformada en energía y fertilizante en una planta operada por la compañía de energía renovable Quasar.

A medida que los gobiernos y la industria buscan reducir las emisiones de metano -un gas que atrapa el calor que es más poderoso que el bióxido de carbono- limitando la cantidad de desechos orgánicos en los vertederos de basura, los grandes procesadores de alimentos están buscando nuevas formas de deshacerse de sus sobras. Los desechos de alimentos, estimados en unos 34 millones de toneladas al año, según las cifras más recientes de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por su sigla en inglés), son el mayor componente de los rellenos sanitarios, que son responsables de aproximadamente 18% de las emisiones de metano de la nación.

Aquí en Cleveland, los Indians empezaron a usar el proceso el año pasado, siguiendo el ejemplo de los Browns, que comenzaron en 2013, y un casino se les unió en el esfuerzo. El sistema de InSinkErator, llamado Grind2Energu, está consiguiendo clientes en otras partes también, incluidas algunas tiendas de Whole Foods en Boston.

“Somos una nación de desperdicios”, dijo Steven M. Smith, director financiero de Quasar. La compañía convierte “material que está siendo llevado a vertederos o incinerado -lo que no es bueno para la economía- y extraemos la energía y concentramos los nutrientes, y tenemos agua al final”, acotó.

Tanto InSinkErator como Quasar ven potencial en su sistema, que usa bacterias que se dan naturalmente para acelerar el proceso de descomposición. Menos de 5% de los desechos alimentarios estadounidenses se recuperan y reciclan, pero puede ser una potente fuente de energía para electricidad, calefacción y combustible de transporte. Conforme cambian las políticas gubernamentales para alentar la extracción de la energía de la basura orgánica, Estados Unidos está empezando a ponerse al corriente. El Distrito Municipal de Servicios Públicos del Este de la Bahía en California, por ejemplo, canalizó los desechos de alimentos de los restaurantes y otros grandes productores a un digestor durante años como parte de un programa piloto federal. Harvest Power, una empresa respaldada por Waste Management y Kleiner Perkins y basada en Massachusetts, ha estado operando una instalación en Orlando, Florida, desde 2013 que convierte los desechos de Disney World en combustible y fertilizante.

En teoría, agregar alimentos a los digestores que procesan estiércol o aguas negras tiene ventajas, dijo Chad Kruger, director del Centro para Agricultura Sustentable y Recursos Naturales de la Universidad Estatal de Washington, destacando entre ellas que incrementa la producción de metano.

La asociación entre Quasar e InSinkErator sigue a años de investigación y desarrollo en ambas compañías. Los administradores en InSinkErator habían estado analizando el potencial de la digestión anaeróbica y la producción de energía en plantas de tratamiento de aguas. Se toparon con Quasar, una compañía que estaba incubando su negocio en el campus de investigación agrícola de la Universidad Estatal de Ohio y que pretendía crear una red nacional de digestores.

En el Progressive Field, Gholston y los demás lavaplatos introducen cargas de desechos de comida en el molino, que es entre 13 y 20 veces más poderoso que los modelos domésticos. La mezcla líquida con la consistencia de un batido de leche resultante de las peladuras de frutas y verduras descartadas, la pasta no comida, la grasa de cocina usada o las sobras de hot dogs que no pueden ir a un banco de alimentos es luego introducida en un tanque de 11.350 litros.

Una vez que el tanque indica a Grind2Energy que está lleno, Quasar es alertado para que envíe un camión para llevar la masa a su planta, donde es puesta en gigantescos digestores anaeróbicos llenos de bacterias que descomponen la mezcla líquida. El sistema captura el gas liberado, que luego es convertido en electricidad para el molino o en combustible de transporte. Las sobras sólidas se vuelven fertilizante.

Por ahora, los trabajadores están introduciendo en la máquina solo desechos que no llegan al consumidor. Los fanáticos de los Indians que cenaban ahí en gran medida no tenían idea del destino de sus encurtidos fritos sobrantes y hamburguesas con queso no ingeridas, pero expresaron apoyo para el programa. Y Gholston, que hace ocho viajes a la máquina de energía durante los partidos y dedicó unos seis minutos a procesar unos nueve kilos de sobras de comida, dijo que había cambiado sus hábitos.

“Me hizo pensar en ser más ecológico en casa”, dijo, mientras cientos de empleados de Progressive Insurance usando delantales como su capataz, Flo, se preparaban cerca para las festividades previas al partido. Él y su esposa reciclan más ahora, pero también simplemente se ha enamorado del aparato.

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