Alperovich tiene miedo
El alperovichismo está desesperado. Parece hincha de Boca Juniors, nervioso porque perdió el primer derby y dispuesto a todo para volcar a su favor la llave de dos partidos. El encuentro que perdió Alperovich vendría a ser la unión Cano-Amaya, que no pudo evitar ni presionando con toda su artillería: sólo faltó que la Presidenta llamara al “Colorado” para decirle que no selle el acuerdo. El “dispuesto a todo” vendría a ser el proyecto de ley que el propio gobernador anunció ayer que remitirá a la Legislatura, para impedir dobles candidaturas.

Ambos hechos, de todos modos, son el corolario de dos semanas durante las que el alperovichismo dio muestra de debilidad como nunca antes en su historia. El primer síntoma fue el cambio de estrategia electoral que esbozó el mandatario. Avisó que no sería candidato a senador nacional, que se había adelantado y que buscaría un cargo provincial. “Voy a ser candidato a legislador por el Oeste”, les avisó a sus fieles. ¿Fue una jugada para tantear terreno? No. Efectivamente, Alperovich iba a postularse como legislador, con un doble objetivo: evitar que los “coroneles” del interior jugaran para sí y no para la fórmula Manzur-Cano y mantener el control político de la provincia una vez que dejara la Casa de Gobierno. Se lo dijo a sus incondicionales y a empresarios, como a los productores de la Sociedad Rural, que fueron a pedirle ayuda para la Expo de este año. Alperovich les prometió apoyo y los ruralistas le dijeron que el problema era que él ya no iba a estar. “Me quedo en la Provincia. Cuenten conmigo”, les dijo, palabras más, palabras menos.

La segunda muestra de debilidad del alperovichismo fue el segundo volantazo que dio en materia de estrategia electoral en menos de un mes. Hace apenas un par de días, Alperovich decidió que sí será candidato a senador nacional. ¿Está jugando? No, al contrario. Está apostando fuerte a no perder los comicios. Según cuentan desde el sciolismo, fue el gobernador quien le pidió a su par de Buenos Aires que visite estos pagos. El tucumano quería mostrar fortaleza en medio de las negociaciones entre Cano y Amaya. “Me dijeron que no vas a ser candidato a senador. Yo necesito tu nombre en mi lista y, si no estás, no creo que pueda ir a Tucumán”, le habría dicho, palabras más, palabras menos, Scioli a Alperovich. Por ello el mandatario habría puesto reversa: él necesita ahora más de Scioli que el bonaerense del tucumano.

El gobernador blanqueó este nuevo plan en un asado que realizó el martes a la noche en su casa. Allí llevó a los popes de Acción Regional, el partido que lidera el secretario legislativo Juan Ruiz Olivares. Ese había sido el sector del oficialismo más golpeado con aquella idea de José Jorge de postularse a legislador provincial. Entre costillas y chorizos, el mandatario habló ante el “Gallego”, 15 candidatos a intendente de su agrupación política, la dupla Jaldo-Manzur y el candidato a intendente de Alderetes, Aldo Salomón, entre otros comensales. Les dijo que era momento de poner todo, que las elecciones serían duras y que él iba a luchar por una banca en el Senado. Allí también le aclaró algo a Osvaldo Morelli: será candidato a legislador y no a concejal. Con ello, el mensaje que lanzó al concepcionense y a todos fue: “no trabajarán para ustedes (Morelli pretendía ser edil para apuntalar la candidatura a intendente de su hijo Franco), sino para mí”. También avisó que el intendente de Las Talitas, Luis Morghenstein, sería cabeza de lista por el Oeste. Fue otro de varios anuncios que casi atraganta a los comensales.

El ceño se le frunció tanto a Alperovich ante el inminente acuerdo Cano-Amaya que ayer volvió a decir: “las puertas están abiertas”, cuando se le consultó si aceptaría al intendente entre sus filas. O sea, el gobernador perdonaría la traición de quien supo ser su hijo putativo pese a que despotricó en durísimos términos contra su esposa. Pero la muestra más cabal de debilidad fue el anuncio que formuló ayer: cambio de ley electoral y bloqueo para las dobles candidaturas provinciales y/o nacionales. En términos futboleros es como que Boca pida que la regla del off-side rija esta vez sólo para River y no para ellos, porque el “Millonario” tiene chances reales de ganar. Es decir, las reglas con las que siempre jugó -y aprovechó- el alperovichismo, ahora prefiere cambiarlas antes de pelear de igual a igual con su contrincante.

El proyecto reformista de lo electoral no vio la luz en pos de una mayor calidad institucional, sino para complicar el posible acuerdo opositor. Se dio en simultáneo con los rumores sobre que ese pacto antialperovichista incluye la distribución de los puestos en las listas nacionales y en las locales: las dos primeras senadurías para Silvia Elías de Pérez-Cano, la primera diputación para la amayista Beatriz Avila o para el propio Amaya, la segunda para el PRO, la intendencia de San Miguel de Tucumán para Germán Alfaro y la de Yerba Buena para Alberto Colombres Garmendia, entre otras cuestiones. En el rejunte opositor restan varias definiciones, entre ellas qué pasará con el massismo. Por lo pronto, Gerónimo Vargas Aignasse organiza el acto para pasado mañana, en el que Sergio Massa vendría a apoyar su candidatura. El peronista afirma que Cano estará en el escenario, pero desde el entorno del radical juran que no estará presente. Sí se mostrará, en cambio, cuando Mauricio Macri venga, eventualmente, a sellar la versión local de la alianza PRO-UCR. Ello incluye el pulgar para abajo para su candidato a gobernador, José Manuel Avellaneda.

Con ese escenario, Alperovich hace sumas y restas y tiene miedo: por primera vez en 12 años, siente que la victoria podría no acompañarlo esta vez en las urnas.

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