El sucesor de Chandler

El sucesor de Chandler

John Banville pertenece a esa tradición literaria que valora más el estilo que los vericuetos insignificantes de una historia. Expurga los rincones de la condición humana con un estilo único, inimitable

10 Mayo 2015

Por Fabián Soberón - Para LA GACETA - Tucumán

No sólo ha escrito novelas que trabajan con la historia y con la ciencia (Copérnico, Los infinitos), sino también una novela como Antigua luz, la narración detallada y obsesiva de un breve amor que fracasa. Lo crucial en sus novelas es el escorzo narrativo, la mirada indirecta y reflexiva, el análisis que disfruta de las palabras, las evocaciones y sus usos.

Bajo el seudónimo de Benjamin Black, Banville ha publicado una serie de novelas policiales protagonizadas por Quirke, un médico patólogo que hunde sus manos en los cuerpos muertos y que desde ahí, desde la cruda materialidad del cadáver, empieza su razonamiento, su pesquisa.

En La rubia de ojos negros, uno de sus últimos libros, Banville/Black ha escrito una novela con el personaje Philip Marlowe, el mítico detective creado por el también mítico Raymond Chandler. Banville lleva adelante la curiosa empresa de imitar la música de la prosa de Chandler. Con esa operación a lo Pierre Menard, Banville es Chandler y va más allá de éste: crea un estilo que toma el pasado esplendor de una prosa e inventa una aventura inexistente, futura, como si fuera el mago que puede despertar a un muerto. De ese modo, el lector tiene un placer doble: la evocación de Chandler en la mano de un estilista perfecto.

© LA GACETA

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