Por LA GACETA
05 Mayo 2015
No en vano se suele decir que todos tienen su importancia en la cadena del trabajo. Pero a veces o son reconocidos como corresponde los que tienen trabajos duros, como levantar la basura en las calles o realizar la limpieza en los establecimientos públicos donde a diario confluye mucha gente. Así ocurre en las escuelas, cuyas comunidades desde hace algunos años se ven afectadas considerablemente por la escasez o falta de personal auxiliar, que tiene la importante misión de mantener la higiene en los establecimientos educativos.
En nuestra sección Cartas de Lectores de ayer, una jubilada docente se quejó por esta situación, que a medida que transcurre el tiempo empeora. “Hace unos 15 años que no se cubren las vacantes de personal auxiliar en las escuelas. Somos trabajadores comprometidos y responsables de cuidar los establecimientos; tenemos sueldos mínimos, de baja categoría, y dicen las autoridades que no hay presupuesto para este sector de trabajadores. Trabajé 35 años y me jubilé con un haber mínimo. Soy jubilada indigente. Prácticamente no existimos para las autoridades. No saben que hay muchísimos cargos vacantes que no se cubren; cuando alguien se jubila se recarga el trabajo de los que quedan y hay casos en que los padres ayudan a hacer el trabajo. En otros gobiernos, cuando nos daban vacaciones nombraban reemplazantes; ahora es como si dieran un recreo; cuando uno vuelve tiene que limpiar todo lo que se ensució en ese período. También cuando sacábamos licencia -ya fuera por 10 días- nombraban a otra persona. Nombraban serenos, teníamos Junta de Clasificación, teníamos días compensatorios, nos daban asueto por el Día de la Mujer. Ahora todo se va eliminando. Esto no tiene que ver con los directores; es decisión de las autoridades superiores”, escribió María Luisa Costilla, de Villa Quinteros.
Los reclamos se repiten de tiempo en tiempo. En agosto de 2010, nuestro diario señalaba: “En la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN)... afirman que los cargos de auxiliares son cubiertos por familiares de los directores o ‘recomendados políticos’; y que esos designados ‘no se dedican a la limpieza’, sino a otros menesteres. Así las cosas, el cargo se cubre, pero no la función”. “Las escuelas están sucias”, se titulaba nuestra crónica de marzo de 2012. Se informaba que unas 200 personas, en su mayoría personal auxiliar de escuelas, requirieron que se nombraran más conserjes. “Consideraron que, de esta manera, se evitará la supuesta intención del Estado de emplear a miembros de cooperativas de trabajo para cumplir con las tareas de cocina, limpieza, seguridad o mantenimiento.... ‘Hace dos años la ministra de Educación se comprometió a tomar personal. Hay escuelas sin conserjes. Había 3.000 y, por jubilaciones, quedó la mitad’, dijo el secretario de Prensa de UPCN”, indicaba nuestra crónica.
En las escuelas rurales, cuando faltan conserjes, deben apelar a la buena voluntad del comisionado rural para que les envíe gente de los planes sociales o en su defecto, los docentes se deben ocupar circunstancialmente de esa tarea. Es, por cierto, incomprensible que en estos años, el Estado no haya dado una solución a este problema que afecta a la comunidad educativa. ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si en la Casa de Gobierno o en la Legislatura o en el Ministerio de Educación no hubiese personal de maestranza que se ocupara de su limpieza? ¿Sus mismos inquilinos se ocuparían de ella?
En nuestra sección Cartas de Lectores de ayer, una jubilada docente se quejó por esta situación, que a medida que transcurre el tiempo empeora. “Hace unos 15 años que no se cubren las vacantes de personal auxiliar en las escuelas. Somos trabajadores comprometidos y responsables de cuidar los establecimientos; tenemos sueldos mínimos, de baja categoría, y dicen las autoridades que no hay presupuesto para este sector de trabajadores. Trabajé 35 años y me jubilé con un haber mínimo. Soy jubilada indigente. Prácticamente no existimos para las autoridades. No saben que hay muchísimos cargos vacantes que no se cubren; cuando alguien se jubila se recarga el trabajo de los que quedan y hay casos en que los padres ayudan a hacer el trabajo. En otros gobiernos, cuando nos daban vacaciones nombraban reemplazantes; ahora es como si dieran un recreo; cuando uno vuelve tiene que limpiar todo lo que se ensució en ese período. También cuando sacábamos licencia -ya fuera por 10 días- nombraban a otra persona. Nombraban serenos, teníamos Junta de Clasificación, teníamos días compensatorios, nos daban asueto por el Día de la Mujer. Ahora todo se va eliminando. Esto no tiene que ver con los directores; es decisión de las autoridades superiores”, escribió María Luisa Costilla, de Villa Quinteros.
Los reclamos se repiten de tiempo en tiempo. En agosto de 2010, nuestro diario señalaba: “En la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN)... afirman que los cargos de auxiliares son cubiertos por familiares de los directores o ‘recomendados políticos’; y que esos designados ‘no se dedican a la limpieza’, sino a otros menesteres. Así las cosas, el cargo se cubre, pero no la función”. “Las escuelas están sucias”, se titulaba nuestra crónica de marzo de 2012. Se informaba que unas 200 personas, en su mayoría personal auxiliar de escuelas, requirieron que se nombraran más conserjes. “Consideraron que, de esta manera, se evitará la supuesta intención del Estado de emplear a miembros de cooperativas de trabajo para cumplir con las tareas de cocina, limpieza, seguridad o mantenimiento.... ‘Hace dos años la ministra de Educación se comprometió a tomar personal. Hay escuelas sin conserjes. Había 3.000 y, por jubilaciones, quedó la mitad’, dijo el secretario de Prensa de UPCN”, indicaba nuestra crónica.
En las escuelas rurales, cuando faltan conserjes, deben apelar a la buena voluntad del comisionado rural para que les envíe gente de los planes sociales o en su defecto, los docentes se deben ocupar circunstancialmente de esa tarea. Es, por cierto, incomprensible que en estos años, el Estado no haya dado una solución a este problema que afecta a la comunidad educativa. ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si en la Casa de Gobierno o en la Legislatura o en el Ministerio de Educación no hubiese personal de maestranza que se ocupara de su limpieza? ¿Sus mismos inquilinos se ocuparían de ella?
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