Nuevos mártires, nuevos pastores

Nuevos mártires, nuevos pastores

Por presbítero Marcelo Barionuevo.

26 Abril 2015
Celebramos el Domingo del Buen Pastor. Jesús Pastor que da la vida por las ovejas. El evangelio es un llamado a ser buen pastor de nuestros hermanos, de nuestras familias, en la sociedad en la que vivimos y mucho más en el clima de violencia que se ve en el mundo. Sin fe en una vida distinta y mejor, la existencia humana se convierte en una broma cruel ante la realidad incuestionable de la muerte. Todos los sacrificios y desvelos por nuestra familia, los esfuerzos e ilusiones en el trabajo, los proyectos, aquello por lo que noblemente nos hemos esforzado, un día serían cenizas sin la esperanza de la resurrección. Los cristianos, sin embargo, sabemos que Jesucristo tiene en sus manos el destino de este mundo que pasa y es el guía seguro hacia la inmortalidad que el corazón humano anhela. “El Señor es mi pastor, nada me falta... habitaré en la casa del Señor por años sin término” (s. 22).

“Tengo además otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer”. El Señor ha querido asociarnos a esta tarea en un tiempo en que mucha gente, absorbida por el trabajo diario, se desentiende del cuidado de su alma, olvidando que él es el alma de todo cuidado. Oscurecido así el sentido eterno de su vida, el hombre anda disperso, como oveja descarriada, sin referentes claros y con el peligro de deshumanizarse.

Hoy es frecuente la queja por el olvido de esos valores humanos y cristianos. En colaboración con tantos que -cristianos o no- sienten la preocupación por el olvido de unos valores sin los cuales no sólo nos cerramos las puertas del cielo sino la de la paz ciudadana, hemos de procurar que en todos los ámbitos de la sociedad civil se respeten los criterios de valores humanos y cristianos. Los órganos de gobierno de las ciudades, partidos políticos y sindicatos, colegios profesionales, entidades financieras, culturales y deportivas..., no deberían hacer oídos sordos a la voz del Buen Pastor. Hay que saber enfrentarse con tolerancia cristiana a la resistencia inicial a un cambio de mentalidad o al sectarismo, exponiendo nuestras convicciones cristianas con apacible firmeza. Ejemplo de esto son los nuevos martires de Oriente. Ellos son constructores de Paz y sufren el exterminio de la intolerancia religiosa. Recemos por estos nuevos pastores mártires que dan la vida por nosotros.

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