El fantasma de la recesión económica acecha a Venezuela

El fantasma de la recesión económica acecha a Venezuela

05 Octubre 2014

Eyanir Chinea - Agencia Reuters

Los pasillos de los centros comerciales de Venezuela lucen más vacíos, con lujosas tiendas de moda cerradas y menos personal que hace un año. Los compradores atiborrados de bolsas son sólo un vago recuerdo. A pesar de que el gobierno no ha publicado cifras sobre la actividad económica desde que empezó el año, muchos analistas y empresarios aseguran que Venezuela está en recesión. En un país habituado a un fuerte consumo, en parte por su riqueza petrolera pero también por una inflación históricamente alta que hace del ahorro en moneda local un mal negocio, la caída de las ventas es un buen termómetro de la economía. “Aunque nuestros precios son accesibles, las ventas han descendido”, aseguró Mariela Cruz, gerente de una tienda de ropa en el centro comercial más grande del país, en Caracas.

Según datos de la cámara de empresas Consecomercio, las ventas minoristas se desplomaron cerca del 50% en el primer semestre. Pero también otros sectores clave, como la construcción y la manufactura se habrían deprimido hasta un 10% en la primera mitad del año, según sus respectivos gremios. Y no son las únicas pistas que apuntan a una recesión, como se conoce al declive económico de al menos dos trimestres consecutivos. “Un indicio del posible comienzo de una recesión a partir del primer trimestre de 2014 puede ser la caída de la recaudación del Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) de un 7,2% interanual”, explicó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), respetada por presidente venezolano, Nicolás Maduro.

A pesar de que el sector financiero, el petrolero y el de telecomunicaciones no marchan tan mal como los otros, la CEPAL aseguró que la economía venezolana será la única de la región que cerrará el año en rojo, con una contracción del 0,5%. El Banco Mundial también espera que tenga el peor desempeño de Latinoamérica. Las estanterías vacías en los comercios y las construcciones paradas son señales de que el país transita por ese camino. Varias plantas han detenido sus máquinas o están trabajando al mínimo, y la producción de autos cayó un 83% entre enero y agosto frente al mismo periodo del año anterior.

Maduro, heredero político del fallecido Hugo Chávez, hasta ahora no se ha referido puntualmente a los indicios de recesión, pero afirmó que es víctima de una guerra económica, fraguada por la oposición con apoyo de Washington, que busca desbancarlo. Pero los empresarios dicen que las razones del estancamiento son el control de cambios que demora la entrega de divisas para importar insumos, los controles de precios que muchas veces los obligan a vender a pérdida o a dejar de producir, y la falta de diálogo con el gobierno central. “Venezuela tiene los bolívares que necesita para financiar su desarrollo a todo nivel”, argumentó Maduro a principios de septiembre. “Y las divisas, también las tenemos”, agregó.

Aunque el Banco Central sigue procesando las estadísticas del Producto Interno Bruto (PIB), aseguraron fuentes de la entidad bajo condición de anonimato, que ni la autoridad monetaria ni Maduro han explicado la causa del retraso en difundirlas. Estimaciones del mayor gremio privado del país, Fedecámaras, remarcaron que la economía habría retrocedido un 4% en el primer semestre, golpeada por la contracción de casi dos dígitos en la manufactura, agudizando la escasez de papel higiénico, servilletas, envases de plástico y hasta medicinas necesarias para combatir los brotes de dengue y fiebre chikungunya. “La economía venezolana está enferma”, se quejó Jorge Roig, presidente de Fedecámaras, el gremio más crítico del Gobierno. (Reuters)

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