La Constitución frenó a Menem

La Constitución frenó a Menem

Durante siete meses de 1998, el país fue escenario de una intensa puja entre partidarios de la re-reelección del riojano y sus opositores. FR incomodaba al PJ local

La Constitución frenó a Menem
Julio de 1998 marcó el inicio del ocaso irreversible de Carlos Menem en la política argentina. Cumplió su promesa de presentarse otra vez como postulante a primer magistrado de la Nación en 2003, con uno de los neolemas del PJ, pero desistió de competir en el balotaje con Néstor Kirchner.

En el primer semestre del 98 se desató una potente ofensiva enderezada a obtener un tercer mandato para el riojano. Había, sin embargo, un escollo insalvable. El artículo 90 de la Constitución de 1994 admitía la reelección presidencial por un solo período. Y la disposición transitoria novena precisaba que el mandato del presidente en ejercicio en 1994 (Menem) debía ser considerado primer período. No había dudas: el ciclo iniciado en el 95 concluía en 1999.

Intensa ofensiva
La embestida del presidente apuntaba a que la Corte Suprema de Justicia habilitara su re-reelección, sin descartar una reforma constitucional que derogara el impedimento existente. En el ámbito del PJ chocaba con la pretensión de Eduardo Duhalde ser candidato en el 99, y afuera con la Alianza. El jefe de Estado se consideraba proscripto y garante del modelo exitoso.

La acción menemista causó un desbarajuste político en el PJ tucumano, que oscilaba entre la devoción al riojano y el enfrentamiento con Fuerza Republicana que apoyaba a la Casa Rosada. Esa dualidad se agudizó en julio, con la visita de Menem para los actos del 9.

No obstante, los senadores nacionales Julio Miranda y Olijela Rivas -adversarios entre sí- acudieron a la Justicia aduciendo la inconstitucionalidad del artículo 90. Miranda atacó la proscripción del presidente. Somos oposición a un gobierno provincial que tiene falencias evidentes, advertía.

Un brote antimenemista surgió dentro del consejo provincial del PJ, cuando Stella Maris Córdoba -intendenta de Las Talitas- denunció un vergonzoso manoseo del Poder Judicial, a propósito de los planteos contra el artículo 90.

A todo esto, el gobernador Antonio Bussi reveló el 2 de julio: en lo personal apoyo la reelección del presidente Menem.

Oscar Paz -intendente de la capital- apostaba a una reforma constitucional que satisficiera el deseo continuista. Y el diputado nacional Ricardo Bussi distinguía dos polos electorales : la Alianza, cargada de resentidos y odios; y Menem que consiguió equilibrar la economía y puso al país entre los 15 primeros del mundo. La gestión bussista necesitaba del oxígeno financiero de la Casa Rosada.

El clima político se recalentó progresivamente en Tucumán. Amado Juri explicó que Menem venía el 9 porque esta ciudad era capital de la Nación. Ese día sólo fue al Tedeum. Menem instaló entonces una definición que luego desmentiría: la reelección no es un tema prioritario. Bussi acentuó su giro properonista en las jornadas siguientes.

Días vertiginosos
La política ganó en vértigo. Duhalde amenazó con un plebiscito bonaerense para bloquear al menemismo, que, a su vez, replicó que haría otro a nivel nacional. Tucumán es menemista, terciaba Bussi.

La Cámara Electoral Nacional sentenció que la disposición transitoria novena no es inconstitucional ni viola derechos fundamentales. Fue un duro revés para Menem, quien, sin embargo, logró que el Congreso Nacional del PJ avalara su proyecto. De la mano de Ramón Ortega, 15 congresistas tucumanos le dieron el sí. La Alianza le advirtió a la Corte que haría juicio político si fallaba por Menem. Este, finalmente, el 21 de julio anunció que renunciaba a competir en las elecciones de 1999.

Ante esto, el jurista cordobés Pedro J. Frías dijo que la República necesita un poder, limitado, controlado y alternado. Desestimó así la re-relección.

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